El peor dato de la economía argentina

Las cuentas externas muestran que necesitamos muchos más dólares de los que podemos generar, y que hoy se financian con endeudamiento.

El peor dato de la economía argentina

Por: Mendoza Post

La balanza de pagos de la Argentina, que reúne todos los intercambios financieros, de bienes y servicios con el exterior, cerró 2017 con un déficit de 30.792 millones de dólares (4,5 % del PBI), más de un 100% superior al de 2016 que fue de 14.693 millones, en tanto que la deuda externa del país creció un 28,5%, casi 52.000 millones de la divisa estadounidense. El déficit de la balanza de pagos, en términos de PBI, es similar al de 2001, cuando estalló la crisis, y nominalmente, casi diez veces mayor.

La cuenta de la balanza de pagos suma desde los dólares que se deben utilizar en el pago de importaciones, hasta los dividendos que las multinacionales giran al exterior, o los dólares que los turistas argentinos gastamos por el mundo. Es decir, refleja nuestra cuenta corriente, nuestro “saldo” deudor con la economía del mundo. Y el déficit arrojado de 30.792 millones de pesos, es el peor de la serie histórica desde 1998, según detalló el periodista y economista Alfredo Zaiat durante el fin de semana.

Para que se entienda la gravedad y la importancia de la balanza de pagos negativa de la Argentina, hay que revisar el archivo. La mayoría de los países que tuvieron déficit de balanza de pagos externa superiores al 5 % de su PBI, lo resolvieron con una crisis, al estilo de las vividas por Argentina: La “Tablita” de Martínez de Hoz, que explotó en 1981-1982, la hiperinflación de 1989-1990 y la caída de la convertibilidad, diez años después. En esos años, tuvimos balanza de pagos negativa cercana al 5 %. El dato fue aportado días atrás en El Cronista por Eric Ritondale, economista jefe de la consultora Econviews. Escribió un análisis de los saldos de Cuenta Corriente de todos los países desde 1980. “Desde 1980 hubo 46 episodios de déficits elevados en 35 países (algunos tuvieron dos) que duraron cuatro años o más, siendo la mayoría países de ingresos medios. El 76 por ciento de esas economías achicaron la brecha externa con crecimiento del Producto, y el 24 restante la resolvieron con una crisis”.

Lui Caputo, ministro de finanzas.

Ritondale dice que no se puede predecir si saldremos de esta balanza negativa con crecimiento (los datos, de momento, confirman crecimientos escasos, y esta balanza de pagos es previa a la sequía que achicará más las exportaciones), o con crisis. Sí dice que la vulnerabilidad de la economía argentina es elevada porque, por ahora, no puede financiar todo el déficit fiscal en el mercado doméstico y en moneda local, y tampoco atiende el déficit externo con inversión extranjera directa, como lo hace, por ejemplo, Colombia hace 20 años. En este sentido, el cuadro difundido por el Indec la semana pasada, muestra con claridad cómo las exportaciones subieron menos que las importaciones, cómo la inversión en dólares disminuyó, y cómo se compuso el resto del déficit.

En este link, se puede descargar y leer el cuadro completo del Indec.

Es decir, gastamos el doble de dólares que podemos producir con nuestras ventas al mundo, con exportaciones a la baja por factores ya sea climáticos, o de baja competitividad por los altos costos externos. Ese déficit se cubre, por ahora, con endeudamiento, algo que este año recibió un “parate” porque el gobierno decidió cambiar el financiamiento externo con que atendía el déficit fiscal, por toma de deuda en pesos en bancos nacionales. Con una situación como la actual, si Cristina y Axel Kicillof manejasen la economía nacional, volverían el cepo, y las restricciones a las importaciones.

El déficit tenderá a crecer este año, con la sequía que afecta al campo, especialmente a la producción de granos. “La proyección para este año, realizada por Carlos Melconian, el economista macrista rechazado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aumenta ese desequilibrio hasta 6,5 por ciento del PIB, equivalente a unos 38.000 millones de dólares. Ese número sería el peor de la serie desde 1976, al superar el registro más negativo de 6,2 por ciento de 1980” explica Zaiat en el diario Página 12.

Grecia resolvió su crisis con un ajuste y devaluación, años atrás. Igual que Argentina.

“El aspecto principal para evaluar ese déficit en términos de la estabilidad de la economía es si puede ser financiado. En los dos años del macrismo no hubo dificultades para hacerlo, con una necesidad de financiamiento total de 44.975 millones de dólares, que formaron parte del festival de endeudamiento global de 82.828 millones de dólares, iniciando así el tercer gran ciclo del endeudamiento argentino, como identificó tempranamente el economista Jorge Gaggero. Mientras el mercado local e internacional continúe acercando recursos para cubrir ese bache no habrá una disrupción de la magia macrista” explica el economista.

Los datos

Balanza de pagos: Cerró 2017 con un déficit de 30.792 millones de dólares, más de un 100% superior al de 2016 que fue de 14.693 millones.

Deuda externa: Creció el año pasado un 28,5%, casi 52.000 millones de la divisa estadounidense. En 2016, la deuda total totalizaba 181.170 millones de dólares y tras el incremento de 51.782 millones de todo 2017 asciende ahora a 232.952 millones de dólares. La deuda creció en US$ 15.442 millones con respecto a fines de septiembre de 2017. El aumento se debió principalmente a las emisiones de deuda del Gobierno nacional y del Banco Central (BCRA).

A fin de diciembre de 2017, el 61% de la deuda corresponde al Gobierno nacional; 8% al Banco Central; 3% a las Sociedades captadoras de depósitos, el 1% a Otras sociedades financieras y el 27% a Otros sectores.

El 88% de la composición de la deuda externa a valor nominal está nominada en moneda extranjera. La mayor proporción, 68%, se encuentra nominada en dólares, 13 % en Euro, 12% en pesos, y 7% en Otras.