Crónicas del Subsuelo: “20 cuadras”

Crónicas del Subsuelo: “20 cuadras”

Por:Marcelo Padilla

Los subsuelos son espacios diseñados por cansancio y desprecio en las arquitecturas urbanas. Las “afueras cercanas”, las costas del punto cero, periferias discursivas y políticas que piensan ciudades agotadas, hartas de ser ciudades, cultivo de la bronca cotidiana e impotencia, tanto en las zonas exclusivas como en las de segundas marcas. Se sigue repensando la ciudad para prohibir, cuadricular, permitir el "simulacro de la acción" del uso social en todas sus dimensiones. A tal punto que hay un rosario de multas por usar calles y pisar baldosas. Es una concepción de ciudad que deja al final de la agenda a sus costas, a esos subsuelos no solo geográficamente distantes de la fantasía de las luces, donde el cielo desaparece y las estrellas son confundibles con leeds y destellos de maquillajes. El agotamiento. La gente tiene bronca por todo. Haya votado a quien sea tiene bronca. Eso es lo que no se entiende del todo cuando quienes gobiernan prometieron alegría y felicidad como si se tratara de un cumpleaños. Pero los globos se desinflan, explotan, se apachangan. Ahí está la naturaleza de los globos: su carácter efímero, la extinción como propuesta disimulada de felicidad. No se ve por las calles a la gente contenta. El cumpleaños resultó, los globos surtidos garparon pero detrás del apachangue venían la dureza de las acciones represivas y prohibitivas, y el stop. Stop es top.

La marcha del 8M marcó un hito en la historia nacional. También continental y mundial pero se sabe que, el mundo no es el mismo en tu barrio. En argentina el movimiento de mujeres organizadas articulando decenas de colectivos puede que sea “ese imprevisto que nadie vio venir”, aunque se note la gotera y pongamos un balde, hasta que inunda. Las cosas no van a ser iguales básicamente porque apareció un nuevo sujeto social contundente, organizado, democrático y emancipador que viene a poner patas para arriba a todos los estamentos, clases, organizaciones sociales y políticas, escala salarial, y familias, la noción de igualdad de derechos. Mendoza ostenta el tercer lugar en el país con más femicidios. Stop es top. Si se condena la cosificación de la mujer pues me pregunto qué hacen ahí las chicas mostrando el culo en los medios, la chica del tiempo, las modelos, ese mundo ficcional que pone en jaque a las pibas expuestas a un modelo de belleza que pasa por el culo y las tetas hechas y/o trabajadas. Vende la frustración, vende la industria farmacológica, venden los tratamientos para la anorexia y bulimia, venden las cirugías, venden y venden. Stop es top.

La marcha del jueves no terminó el jueves, es cotidiana y se da en las casas día a día. Los hombres incómodos, agazapados, con miedo y locos. No es joda. El cuerpo es un territorio de disputas y ahí las mujeres no quieren dejar entrar a nadie más. El aborto legal no promueve abortar, impide la muerte en la clandestinidad. ¿Cuánto sale un aborto ilegal? Los médicos tienen la respuesta. Stop es top. La industria del aborto ilegal dice más sobre la promoción del riesgo que del cuidado de los cuerpos y la decisión. Los hospitales públicos y demás efectores de salud bien podrían ocuparse gratuitamente para que nadie muera. Pero resulta que a las muertes nadie las escucha por más difusión mediática. Tenían que salir en masa a las calles para dejarnos con la boca abierta y rendirnos ante la dignidad de un pueblo de mujeres que habita las costas institucionales a decir “¡Aquí Estamos!”. El futuro es femenino porque ancestralmente la tierra es femenina. La lucha es entre Dios y la Tierra. Al imperio machista le han dado en los talones. El uso político es otro tema. Primero, las palabras: uso, usar, desechar. Usar y tirar. No es así. Es genuinamente político, la política organiza y conduce. El movimiento de mujeres está hablando y luchando desde la política por otra visión del mundo, hay que sacar el velo y ver. El poder y el control son básicamente masculinos. Los hombres siempre hemos tenido miedo, formados culturalmente para reaccionar cuidándonos el culo entre nosotros.

“Se han puesto bravas la mujeres”, dice Miguel a sus 68 años, manejando un auto destartalado para sacar unos mangos porque su jubilación es una lánguida estadía de dos semanas de vida. En un remís trucho, conduciendo su agonía 12 horas por día, en la calma de la resignación. Su esposa Irma no conoce su identidad, Miguel intenta dar una mano viajando con ella cada tanto a San Juan a preguntar dónde está el hombre que la parió, y la abandonó.