Cómo ordenar cuentas sin que se sacrifiquen siempre los mismos

Cómo ordenar cuentas sin que se sacrifiquen siempre los mismos

Por:José Calero (*)

La tensión social y política ante una economía que no remonta lo esperado, pone de nuevo a la Argentina frente a una encrucijada.

Para superarla, una de las claves es que todos los sectores acepten ceder un poco, y el Gobierno lidere con austeridad y transparencia, para tener alguna chance de salir de una mediocridad que lleva décadas.

Mauricio Macri llegó al poder de la mano de la esperanza de distintos sectores de que se podía llevar a la Argentina al lugar que, siempre se dijo, debería ocupar por sus recursos naturales y formación de capital humano.

Y que eso se podía lograr sin apelar a una fábula como la construida en la última década, la cual repetía desde la Casa Rosada que todo era un jardín de rosas, mientras se negaban problemas como la pobreza, se perdía competitividad y se encaminaba al país a ser un paria en el mundo, como ahora lo es Venezuela, con su 80 por ciento de pobres y el éxodo de su gente, justamente a naciones como la Argentina.

Desde que Néstor Kirchner llegó al poder en mayo de 2003 logró, gracias en buena medida al trabajo sucio que ya había hecho Eduardo Duhalde tras la debacle de Fernando de la Rúa, que el país empezara a crecer a "tasas chinas", aprovechando el precio estratosférico de la soja y del resto de los commodities.

Con un tipo de cambio alto, superávits comercial y fiscal, y un festival recaudatorio originado en las retenciones a los sojeros y la recuperación económica lograda por el país tras estar al borde del precipicio, Kirchner administró esa abundancia, se dio el gusto de pagarle al FMI toda la deuda de un plumazo y se recostó en la mano maestra de Roberto Lavagna para mantener varios años de crecimiento y popularidad en alza.

Pero tanta abundancia terminó por hacerle suponer a Kirchner, y a su esposa y sucesora, Cristina Fernández, que no había límites ni racionalidad que les pusieran trabas, y terminaron provocando un formidable despilfarro de recursos.

Una sucesión de políticas erradas y atajos, dejó, por ejemplo, exhausto al sistema energético de la Argentina, que pasó de ser superavitario a notoriamente deficitario, mientras la gente pagaba centavos por luz y gas que derrochaba a gran escala.

Pero tal vez la peor herencia del kirchnerismo fue obligar a los argentinos a entender de golpe que lo que veían como un sueño no era más que una pesadilla postergada artificialmente con la manipulación de las estadísticas, el pagadiós a los acreedores y un clientelismo que creó empleos en forma artificial y se comió plata que el país ni siquiera tenía con tal de mantener el control social y político, creyendo que detentarían el poder en forma eterna.

Los problemas del macrismo

En el Gobierno existen ministros que se quejan de que Macri no haya denunciado ese aquelarre durante las primeras semanas de mandato, para que los argentinos tuviesen una idea más precisa del desastre heredado.

"Donde tocamos sale pus. Casi todo lo que encontramos estaba en condición irregular y muchas cosas cuesta explicarlas. Por eso muchos de nuestros aliados que reclaman ir a fondo deberían entender que no cabe otra que el gradualismo, no podemos pelear todas las batallas a la vez", graficó un hombre de la mesa chica presidencial.

Uno de los frentes más complejos que afronta Macri está vinculado con el kirchnerismo residual que domina gremios clave.

El primero es el SUTEBA, donde Roberto Baradel está dispuesto a llevar de nuevo a las escuelas al paro, ante una propuesta gubernamental que toca un punto neurálgico.

La gobernadora María Eugenia Vidal quiere que parte de los aumentos incluyan un plus por "presentismo", justo en el sector que más ausentismo tiene en la Argentina.

En 2017, solo 33% de los docentes bonaerenses no se tomó alguna licencia por enfermedad.

De 282 mil maestros, el 67% sí pidió reposo al menos una vez, y en promedio, se otorgan 105 mil licencias médicas por mes.

En una decisión que dice mucho sobre la problemática, los gremios rechazan en forma unánime ese plus porque opinan que "se pone el salario por encima de la salud".

Cuesta creerlo, pero según cifras oficiales, ausentismo y licencias combinados llevaron a que la Provincia deba afrontar 117.343 suplencias en promedio cada mes, cuyo costo ascendió a... ¡19.000 millones de pesos!

Al presupuestario, se suma otro problema: se dificulta la continuidad de los aprendizajes de los chicos con un mismo maestro.

Así, el 40% de los chicos de primaria estatal tiene más de un maestro al año y, de ellos, el 20% más de dos.

El de los maestros no es el único caso controversial: Sergio Palazzo, el jefe de la Asociación Bancaria, viene batallando para lograr un aumento superior al 9 por ciento más cláusula gatillo ofrecido por las cámaras de entidades financieras.

Según los datos del INDEC, los bancarios junto con los camioneros y los aceiteros son parte del sector que mejores salarios tiene en la Argentina.

Dicen que el reclamo de Palazzo -ultramilitante del kirchnerismo con pasado en la UCR- está vinculado a su aspiración de conducir la CGT cuando el triunvirato formalice su ya concretada disolución.

Tal vez eso lo llevó a cometer algunos exabruptos en el marco de los paros variopintos que realizó en las últimas semanas.

En la última medida de fuerza, Palazzo ordenó ´cerrar´ el acceso al microcentro.

Así, no solo hubo paro, sino que el sindicato ´ocupó´ las manzanas que rodean la Plaza de Mayo, entre Corrientes y Alem, donde piquetes gremiales impedían el ingreso de autos particulares, taxis, colectivos y camiones de caudales al microcentro.

Pero el frente gremial no es el único desafío para una política económica que no termina de encaminarse.

Especialistas externos a los que el presidente suele pedir opinión le habrían acercado una advertencia alarmante.

Dice que la economía argentina no resistiría otro escenario de déficit comercial como el que se avecina este año y que rondaría los 10.000 millones de dólares.

Es decir, Macri debe encontrar una solución para que el dramático desequilibrio del comercio exterior no termine desestabilizando su gobierno en 2019, justo cuando estaría decidido a buscar la reelección.

(*) NA, especial para Mendoza Post