¿Puede un implante cerebral controlar los malos impulsos?

Así lo sostiene un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Se estudia la aplicación en seres humanos.

¿Puede un implante cerebral controlar los malos impulsos?

Por: Mendoza Post

Suicidas, adictos, violadores… ¿Podrían dejar de serlo si un implante en sus cerebros controlara sus irreprimibles impulsos? Tal vez. El estudio de un equipo cintífico de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, sostiene que ha logrado reducir mediante electrodos los arrebatos que llevan a los ratones a atiborrarse de comida. 

Lo interesante es que en humanos se han detectado alteraciones similares en el núcleo accumbens relacionadas con la anticipación de la recompensa, lo que sugiere que, al igual que en los animales, la neuroestimulación podría llegar a utilizarse en tratamientos para controlar el apetito desordenado, e incluso trastornos mentales mucho más graves y peligrosos para quien los sufre y para otras personas. 

Antes de un comportamiento impulsivo, el núcleo accumbens envía señales eléctricas que desatan ese acto incontrolado, afirman los científicos de Stanford. Esta región del encéfalo se relaciona con el placer, el miedo, la agresión y las adicciones, y forma parte de la recompensa cerebral.  

Un implante podría controlar los ataques de ira.

Los investigadores descubrieron que si se envía un impulso eléctrico al núclue accumbens justo cuando este activa esa señal peligrosa, el comportamiento impulsivo de los ratones se detiene. 

Si se puede aplicar este método en seres humanos, se abre una puerta al control de trastornos de conducta en los que juega un papel el circuito de recompensa: la adicción a las drogas, el juego y el sexo, la alimentación desordenada, los ataques de ira y otros comportamientos autodestructivos y agresivos. 

Casey Halpern, profesor de neurocirugía en Stanford y uno de los responsables del experimento, especula sobre las posibles aplicaciones de esta investigación publicada en Proceedings of the National Academies of Sciences:  “Imaginemos que pudiéramos predecir y prevenir suicidios,  el trastorno por atracón  o las explosiones incontroladas de ira. Si no hay dispositivos de neuroestimulación para controlar estos malos impulsos es porque hasta ahora no se había identificado el modo en que el cerebro los dispara. Pero ahora hemos encontrado por vez primera un biomarcador del comportamiento compulsivo”.

Estos estímulos acabarían con los atracones de comida.