El impuesto y el vino: la resistencia contra la pelotudez

El amor entre la vitivinicultura y Macri fue puesto a prueba. Cornejo se puso a la cabeza del reclamo contra el impuesto. La calificación de “bebida perjudicial” y la trama íntima de la discusión con el gobierno nacional.

El impuesto y el vino: la resistencia contra la pelotudez

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

Están pintados para la guerra. Todos. Grandes y chicos. La industria del vino, los productores, la cadena de comercialización, el gobierno provincial, montaron en cólera por el plan del ministro de Economía Nicolás Dujovne, de meterle la mano en el bolsillo con impuestos internos, a una vitivinicultura que exporta y vende cada vez menos. Pero mucho más enojo generó la fenomenal burrada de considerar el vino como una bebida perjudicial para la salud. “Esto fue un agravio… enorme… es mucho peor que el impuesto y nos va a generar mucho daño a todos” se sinceró uno de los bodegueros más importantes de Mendoza, consultado por este diario. En el gobierno provincial tomaron registro de ello. “Es verdad… los números son técnicos, se pueden discutir… pero lo que más les ha dolido es el agravio” dijo uno de los funcionarios provinciales que está metido en este baile desde antes que el ministro Nicolás Dujovne presentase la propuesta, realmente ofensiva para la industria y para los mendocinos, el martes. Para ser consecuentes con el título. El gobierno nacional ha hecho una pelotudez de proporciones bíblicas, de la que costará volver.

Alfredo Cornejo se puso al frente de la pelea, porque siente que la industria madre de Mendoza está en riesgo, pero también porque los funcionarios nacionales mostraron una fuerte ignorancia del problema y trataron con bastante rigor y cierto grado de soberbia a los funcionarios mendocinos que fueron a discutir el gravamen sobre el consumo del vino. De hecho, hubo una “cumbre” de la que participaron el gobernador Alfredo Cornejo, el ministro Martín Kerchner, y otros funcionarios, junto al ministro de Hacienda de la Nación Nicolás Dujovne y el secretario de política Económica Sebastián Galiani, algo así como un viceministro. Había más espectadores, como el ministro del Interior Rogelio Frigerio o el presidente del bloque de Cambiemos en la Cámara de Diputados de la Nación, Mario Negri.

La reunión de anoche en la Casa de Gobierno.

De acuerdo a la reconstrucción que pudo hacer este diario, en esa reunión ocurrida dos horas antes que Dujovne presentase las líneas globales de la reforma tributaria, Galiani fue el más inflexible. Llegó a comparar el vino con la cerveza y a sostener a capa y espada que nuestra bebida nacional era perjudicial para la salud. “Un ignorante… decía una pelotudez tras otra” graficó alguien que accedió de primera mano a los contenidos de esa conversación. Cuentan incluso que Cornejo habría perdido la paciencia y amenazado con levantarse e irse del encuentro. En la reunión fueron y vinieron los borradores. Por eso, cuando presentó la reforma a la prensa, la diapositiva de Dujovne informaba una cosa, y el ministro decía otra.

La sangre, llegó al borde del río.

Anoche, en el Salón Patricias de la Casa de Gobierno, Cornejo y el ministro de Economía Martin Kerchner recibieron a los bodegueros. No estaban todos, pero sí Bodegas de Argentina a través de Walter Bressia, la UVA con José “Pepe” Zuccardi, y varios más. 

Zuccardi y Kerchner, voceros de la reunión.

La reunión duró dos horas, entre la catarsis, los enojos, y algunas ideas. Cornejo ofreció ponerse al frente, y repitió lo que venía diciendo: “Esto es un problema que excede a la vitivinicultura y afecta a todo Mendoza”. Tiene razón. 230.000 hectáreas de uva, 380.000 puestos de trabajo directo e indirecto, 900 bodegas, 16.000 productores, una actividad no concentrada, mano de obra intensiva de base agrícola. No tiene nada que ver con la producción industrial de cerveza. Es otra historia. El asunto es que fiel a su estilo, el gobernador les pidió a los bodegueros que trabajen duro para salir de esta pelea lo mejor posible. Y surgieron algunas acciones.

El agravio

Lo que quieren realmente los productores y bodegueros es que el gobierno nacional ponga marcha atrás en la calificación de “bebida perjudicial” que se hizo del vino. Para ello, aportarán numerosos estudios que hizo la industria en todos estos años, más otros independientes. Buscarán demostrar que el daño potencial del vino depende de la cantidad que se ingiera, en gramos. “Habitualmente, la franja de consumo del vino es ‘no nociva’ y eso lo reconoce también la OMS” dijo uno de los que debió ponerse a recopilar datos para desasnar a los funcionarios nacionales.

Las líneas de acción acordadas anoche entre bodegueros y gobierno tuvieron dos capítulos, que incluirán una única propuesta. En el “subjetivo”, al que consideran más importante, buscarán demostrar a los funcionarios nacionales la importancia del vino como industria madre regional, con el trabajo que brinda. Más todos los valores asociados al vino. “Es que el consumo del vino no está asociado a los excesos… el vino es otra cosa… es familiar, social, la Biblia lo menciona 300 veces… Que vengan los de Quilmes a ver cuántas veces aparece la cerveza…” desafió un importante enólogo mendocino consultado por este medio. “Es verdad… sí es cierto que existe el tipo que se puede clavar cinco cajas de Termidor… pero si no las tiene, se toma el alcohol que haya, vodka, fernet, lo que sea… o se droga” dijo otro.

Los números

El otro capítulo que presentarán es el de números, para sentarse a discutir. Y en esto, el gobierno les ha pedido a los bodegueros que sean estrictos y sinceros. “En el gobierno nacional pueden no entender de política, pero con los números son muy buenos… hacen bien su trabajo” consideró una fuente que estuvo en las negociaciones. Ahora, se sabe que hubo más de 20 reuniones entre funcionarios locales y nacionales por este asunto. Y que hubo mucha “rosca” e intervenciones. La tasa original que pensaban cobrarle al vino era del 25 %. Luego se bajó al 17 %. Dicen que, en ese momento, alguien llamó a un mendocino muy amigo del ministro Dujovne. No es un misterio. Se trata de Enrique Vaquié, otro de los que hizo “alegato de oreja” en Hacienda. “Lo que hicimos fue llamar a todos los que sabemos que lo conocen a Dujovne, y les quemamos la cabeza para que lo llamen y le expliquen…” contó un bodeguero de BDA ayer. La actividad fue intensa. De todo ese trabajo de presión, la tasa bajó un poco más al 10 %. Aun así, todos buscan volver a la “tasa cero” tal como lo indica la ley vigente de los impuestos internos.

Las estadísticas del INV que muestran cómo caen las ventas al exterior mes tras mes, serán aliadas de los bodegueros. La baja es por los altos costos internos y la caída de la competitividad, más el tipo de cambio bajo. Tampoco acompañó el consumo interno. La gente ha estado sustituyendo el vino por otras opciones más baratas.

Ministro Nicolás Dujovne.

Cornejo no les dijo anoche a los bodegueros si había intervenido con alguien en la Casa Rosada. Pero se sabe que habló con Marcos Peña. Por eso el jefe de Gabinete abrió una luz de negociación, cuando por la tarde dijo que habría conversaciones con el sector vitivinícola. Y lo corrió de escena a Dujovne, quien por la mañana había insistido en su visión apocalíptica del vino. Lo hizo en el micrófono de Jorge Lanata, nada menos.

Peña insistió en que el “saldo” para el vino sería positivo. Los funcionarios insistirán con que todas las alícuotas suben incluso a las gaseosas, y que por ello quienes consumen vino no lo van sustituir. La pregunta es si los consumidores pagarán un vino más caro. 

De hecho, el golpe a la economía de Mendoza puede ser tan fuerte, que algunos lo compararon con la famosa resolución 125 de retenciones móviles, que hace diez años provocó la revuelta del campo contra Cristina.

Por lo pronto, los planetas parecen alineados para –por lo menos- discutir, pasado el baldazo de agua fría para una industria que –al decir de los votos- optó mayoritariamente por los candidatos de Cambia Mendoza, que apoyaron a Mauricio Macri.

Pero antes, los funcionarios nacionales tienen que pedir perdón por la burrada que dijeron. En cada copa de vino hubo decenas de miles de familias trabajando y décadas de desarrollo. En cada copa que se consume hay alegría, unión, pertenencia, amistad, amor. Todo eso es mucho menos perjudicial que el aspartamo y el ácido fosfórico de las gaseosas ligth que no pagarán impuestos, o que el jarabe de maíz de alta fructuosa. Y bastante más saludable que la pelotudez, aunque por suerte, para esta última también hay remedio.