Para la madre de Andy Campoy, la muerte de su hijo es como el caso Maldonado

Han pasado poco más de tres años desde la muerte de Andrés García Campoy, un joven de 20 años que murió en un supuesto suicidio con una carabina frente a dos gendarmes en un control de rutina en Luján de Cuyo, sobre la ruta 7, en junio de 2014.

Monica Campoy, la madre de Andy, habló con Te Digo Lo Que Pienso -que se emite de lunes a viernes de 6:50 a 9:00 en Radio La Red Mendoza 94.1-, acerca de los avances en la investigación de la muerte de su hijo.

Según explicó Campoy, “cuando a Andy le pasó lo que le pasó en la ruta, esa carabina no funcionaba, y después terminó teniendo trece balas. Andy jamás compró una bala, esa es una carabina de colección, él la tenía colgada en su pieza”.

La madre de Andy supone que el día de su muerte, su hijo “se la iba a vender a alguien, pero como nunca se pudo abrir el celular de Andrés, nunca supimos el señor al que le iba a vender el arma. El Juez me dijo que era imposible abrir el teléfono de mi hijo, ni acá en Mendoza ni en Buenos Aires”, agregó.

La madre de Andy recordó los nombres de los gendarmes involucrados, que están imputados por homicidio agravado por fuerzas de seguridad, son Maximiliano Alfonso (24) y Corazón de Jesús Velázquez (21), y añadió que “el juez Bento ahora tiene todo parado. El cuerpo médico forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación pidió que revisara y opinara sobre la pericia médica, pero el juez todavía no ha dado la orden de hacerla”.

“Nosotros pedimos ayuda en su momento a Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional), donde analizan las pruebas reunidas y emiten un informe donde recomienda algunas medidas para el esclarecimiento, y el juez tuvo negativa. Lo que yo veo, haciendo algo paralelo, es como el caso de Santiago Maldonado, el juez tira más para Gendarmería que para la víctima”, detalló Campoy.

Por último, la madre de Andy aseguró que “la última vez que me reuní con el juez Bento me trató muy mal, por eso nunca más fui. Yo le resaltaba muchas cosas que él no hacía, y él me dijo ´Basta, hasta aquí llegamos´. Se levantó y se fue”.

Según la declaración de los Gendarmes, Andrés Campoy, al ser requisado en el control, se dirigió al asiento de atrás de su vehículo, tomó una carabina y se disparó, al tiempo que los gendarmes habían salido corriendo al ver el arma.

Sin embargo, antes de ese fatal desenlace el joven había enviado un mensaje de texto confirmando la asistencia a un cumpleaños y la necropsia psicológica post mortem estableció que no tenía tendencias suicidas. Por otro lado, en las manos de los gendarmes no encontraron restos de pólvora y sus armas reglamentarias tampoco fueron disparadas.