UCR y PRO: Qué pasa ahora con Sanz y Cobos

Uno se quedó con la estrategia, el aliado y la candidatura. El otro, con las manos vacías. Por qué Cobos perdió una pelea que tenía ganada. Sanz, el constructor. Cobos… ¿Al Senado, o al Parlasur?

UCR y PRO: Qué pasa ahora con Sanz y Cobos

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

Ernesto Sanz, senador nacional, sanrafaelino y presidente de la UCR se despertó ayer a la una de la tarde en Gualeguaychú, luego de haber dormido seis horas desde las siete de la mañana. Apenas una hora y media antes y después de un día y medio durísimo de negociaciones, máxima tensión y “rosca” radical, la Convención Nacional de la UCR había optado por el acuerdo con el PRO y la Coalición Cívica-ARI. Era lo que Sanz quería, más su candidatura, desechando a la vez el “acuerdo amplio” que proponían Julio Cobos y varios senadores y dirigentes radicales. Ni bien se despertó, el flamante precandidato del espacio UCR-PRO le envió un mensaje de texto a Julio Cobos, agradeciendo su caballerosidad, pidiendo disculpas por algún exabrupto al calor de la “campaña” previa a la Convención, y transmitiéndole que el radicalismo y el país necesitaban de ambos. Julio César Cleto Cobos, el derrotado de esta particular campaña, contestó “Ok, gracias”.  Y  después apagó el teléfono durante casi todo el día.

Es posible que los 337 convencionales de la UCR hayan elegido mucho más que aliarse a Macri en la madrugada –casi mañana- del domingo, durante una convención que no terminó a los sillazos porque lograron impedir la entrada al Teatro Gualeguaychú, a las cuatro y media de la mañana, de militantes de la Juventud Radical y de Franja Morada de algunos distritos, que volaban de furia por el acuerdo con Macri.

La tensión en el final.

 La tensión duró más de una hora hasta que se votó la propuesta del sector de Ernesto Sanz, expresada por un impasible Federico Storani que soportaba estoicamente los gritos y los insultos mientras la presidenta de la Convención, Lila Stubrin, pulseaba por mantener el orden. Afuera, ya había manotazos.

Radicles contrarios al acuerdo con Macri, empujaban para entrar al Teatro Gualeguaychú.

Muy probablemente los radicales hayan dictaminado ayer a la mañana que sea Mauricio Macri y no Sergio Massa quien ingrese al ballottage contra Daniel Scioli .

Y vaya uno a saber cuál será el destino de la UCR ahora. Según unos, venturoso, y según otros, la desaparición. En todo caso, es más que rescatable -casi único- que un partido popular haya decidido una alianza que puede influir en el destino de la República, en una convención de más de 13 horas -tensa, agotadora- adentro de un teatro abarrotado de 337 congresales, diputados nacionales, senadores, y dirigentes varios que apoyaban una moción u otra. El 11 de diciembre, si gana Macri, Ernesto Sanz podrá sentarse a contar la cantidad de legisladores nacionales, provinciales, intendentes de todo el país y algunos gobernadores que podrá haber obtenido la UCR. Y si no, habrá que ver. Goles son amores.

La satisfacción de Sanz ni bien terminó la Convención.

Detrás del resultado de ayer quedan preguntas. El principal interrogante es qué va a pasar ahora con Julio Cobos. Y, más profundo, por qué perdió una pelea donde tenía todo a su favor: medía más que Sanz en las encuestas –en todas- y tenía de su lado a la “rosca” de Gerardo Morales, Luis Naidenoff, José Cano, Ángel Rozas, Ricardito Alfonsín, todos los de Santa Fe, y varios más

Cobos no pudo siquiera llegar a una primaria, las PASO, contra Sanz y todos los que pintasen, incluso Macri. 

Nadie entiende bien por qué Cobos aceptó someterse a una “rosca” con códigos y relaciones que no maneja, en lugar de defender su postura hasta el voto popular en las primarias de agosto. “Julio debió haber aceptado discutir en la Convención sólo la estrategia, y no la candidatura. No sé qué habría hecho Ernesto en tal caso” contó a este columnista uno de los legisladores nacionales que se dedicó a “porotear” la convención para Sanz.

Storani defendió la posición de Sanz.

Para explicar el traspié de Cobos hay razones de fondo, y algunas tácticas propias de la Convención. Las de profundidad –aunque parezca una contradicción- son simples. 

Así como le pasó en 2008 después de la Resolución 125, o cuando volvió al partido, o en Mendoza con el armado propio, el ingeniero y ex vicepresidente no logró construir “política” a su alrededor. Gente que entienda de acuerdos, de afectos, de palabras firmes, de rosca, del “frota-frota”, atributos que en la política no pueden ser despreciados. Cobos ya sabía que en una carrera a la presidencia no alcanzan con la buena imagen, la honestidad, el cariño de la gente… o tener un buen asunto con la educación. Todo eso lo tiene también un deportista que hace goles, un actor que gana el Oscar, o un cantante de rock que “clava” un éxito en un ranking. Además hacen falta la determinación, el instinto y la habilidad de los animales políticos. Cobos no lo tiene ni se ha rodeado de gente que lo tenga. No cuenta con operadores, ni un Alfredo Cornejo ni un Nosiglia en el Congreso de la Nación. Sus referencias –Laura Montero, Patricia Giménez, o Marcelino Iglesias en Mendoza- son de otro palo. Sólo Juan Carlos Jaliff podría haberle sido útil en un armado clásico como el que era necesario.

Fotito, antes de perder la primera votación.

Por estas falencias, Cobos terminó aceptando un preacuerdo inconveniente sobre las candidaturas –era claro que en la Convención lo “acostaban” – y finalizó con la votación en contra.

Además, hubo errores tácticos. El contendiente real de Sanz a la hora de construir la votación no fue Cobos, sino el jujeño Gerardo Morales. Con él fue la pulseada, prolongación de la pelea por el control del partido que tienen desde hace unos años. Y Cobos terminó aceptando todo lo que Morales hacía y deshacía previo y durante la Convención. “Le dejó hacer y se puso en sus manos, y Morales lo usó” dijo una de las fuentes consultadas.

Cobos y Morales, juntos en la Convención.

Fue un error incluso meterse a una votación por un tema pueril para ver cómo estaba el tanteador ni bien empezó la Convención el sábado, porque malquistaron a un gobernador –Ricardo Colombi, el único de la UCR- impugnando a una de sus convencionales. En esa primera votación “Los de Ernesto” le ganaron a “Los de Julio” por 188 a 114, e hicieron enojar a Colombi. El correntino salió a militar en persona varios votos sueltos que andaban por allí para volcarlos en favor de Sanz.

Claro que "el Ernesto" tuvo buenos aliados. Federico “Fredy” Storani y su sobrino le “robaron” a la rosca de Alfonsín la mitad de los convencionales de Buenos Aires. Mario Negri alineó a los de Córdoba, Mario Cimadevilla a la Patagonia y el Comahue, y los operadores del “poroteo” voto a voto fueron el mendocino Luis Borsani y el puntano Walter Ceballos, unas fieras adentro de la cancha. Así fueron consiguiendo el apoyo de varias provincias (De paso, Mendoza estaba alineada con Sanz 11 a 2, entre los 13 convencionales), entre ellas Catamarca, La Rioja, Chubut, Ciudad de Buenos Aires, parte de la Provincia de Buenos Aires, Corrientes, y varios más hasta edificar la victoria que terminó sellando el acuerdo con Macri pero sin Massa, y afuera de UNEN. Aquel proyecto voluntarioso y principista pero imposible empezó a morirse cuando Elisa Carrió se fue y Ernesto Sanz empezó a dar señales en dirección del PRO.

¿Qué va a pasar ahora con Ernesto Sanz y Julio Cobos?

Es una incógnita. Sanz irá a una PASO contra Macri (los operadores del PRO seguían todo lo que pasaba en Gualeguaychú) en la que podría obtener 15 o 20 puntos contra el Jefe de Gobierno porteño, y luego se dedicará a reconstruir a la UCR para pelear por el poder más adelante. Suena utópico. Si Macri obtiene la presidencia, habrá PRO para rato. Y en ello tienen razón quienes sostienen que la UCR no será la columna vertebral del PRO, sino una colectora poderosa. Pero Sanz será constructor de la realidad inmediata de la República si Macri resulta presidente de la Nación.

Y el futuro de Cobos, depende de Cobos. Será senador nacional si pide serlo. Nadie se lo va a impedir. Tanto Alfredo Cornejo como Ernesto Sanz están dispuestos a aceptarlo. En ese caso, en las PASO nacionales de agosto, Cobos iría como candidato a senador nacional en las boletas de Sanz y de Macri, porque la idea es que haya listas conjuntas de legisladores nacionales. El macrismo ya se habría comprometido a respetar todos los lugares legislativos que la UCR ya tiene, y sumar más radicales a partir de ese número. Pero todo ello será ahora materia de negociación.

La otra posibilidad, hay que ver si es atractiva para Cobos, es la de encabezar la lista de diputados al Parlasur. Si se cumple el plan del gobierno nacional, enfrentará allí a Cristina y será el primero en la larga boleta que se someterá a los votantes en las elecciones de octubre, donde van de izquierda a derecha el candidato de distrito único al Parlasur (Cristina vs Cobos, por ejemplo), el delegado local al mismo cuerpo colegiado a la derecha, el candidato a presidente, y luego los senadores y diputados nacionales. En los distritos donde además se elige gobernador, a partir de allí va el resto de la kilométrica boleta.

Hay que esperar que baje la espuma para ver el futuro de Cobos.

Ahora Sanz debe administrar las relaciones y evitar una fractura de la UCR. Los medios del gobierno ya salieron a hablar de la “alianza de la derecha” de radicales y el PRO. Y no sería raro que aparezcan auspiciantes para una fractura con valija y medios a disposición.  Fredy Storani mostraba en la Convención un ejemplar de la revista XXII, del grupo oficialista de Sergio Szpolski, tratando a Sanz de "entregador".

 El bloque de senadores radicales que preside Gerardo Morales ha quedado dividido. No es una buena cosa para la oposición. Si Sanz necesita del bloque para la estrategia de alianza con el PRO, tendrá problemas. Aunque ayer José Manuel Cano envió algún posteo conciliador en Twitter, lo mismo que Mario Negri (del lado de Sanz) hacia el otro lado.

Pasó la Convención radical, el campeonato mundial de “rosca” pero profundamente democrática. A pesar de los enojos y las piñas del final –hubo revoleo de sopapos de lo lindo- hay que decir que los radicales dieron una lección de institucionalidad, donde se escucharon discursos de todo tipo: conservadores, progresistas, incendiarios o conciliadores. La violencia del final -inconcebible- no opacó la profundidad del debate.

Ernesto Sanz suele decir que en la UCR siempre se imponen las tendencias que vienen desde afuera, montados en la ola de cambio, hacia adentro del partido. Afirma que así  fue con Alfonsín en el ´83. Desde afuera hacia adentro. Ahora... ¿Los radicales se van a romper? Hay que admitir que el fin de semana se doblaron y que se cansaron de perder elecciones con la derechización de la sociedad, como decía Alfonsín. Ahora, están embarcados en un proyecto de poder.

Pero el futuro está repleto de incógnitas y acechanzas.