Escándalo mundial por la carne podrida de Brasil

Con complicidad del ministerio de Agricultura, una treintena de empacadoras obtenían la habilitación para comercializar productos podridos.

Escándalo mundial por la carne podrida de Brasil

Por: Mendoza Post

Los brasileños y los países destino de sus exportaciones de carne son parte de un escándalo tan grande como repulsivo: la Policía Federal brasileña desmanteló una trama de corrupción que involucraba a procesadoras de carne e inspectores agropecuarios del Ministerio de Agricultura de ese país.

En concreto, la investigación (que tomó dos años) determinó que se autorizaba la comercialización de productos que no cumplían las normas de calidad o que, incluso, estaban podridos.

El modus operadi de los involucrados consistía en el uso de químicos para mejorar el aspecto de las carnes, la falsificación de etiquetas con la fecha de caducidad o la utilización de alimentos no adecuados para el consumo en la elaboración de embutidos, entre muchas otras irregularidades.  

Las empacadoras "maquillaban" la carne podrida.

Las autoridades emitieron 27 órdenes de prisión preventiva y al menos tres frigoríficos fueron clausurados, uno dedicado al sacrificio de pollos (del grupo multinacional BRF) y dos de la empresa local Peccin que fabrican embutidos. 

Además, otros 21 están bajo investigación y el ministerio de Agricultura ya apartó de su cargo a 33 funcionarios involucrados en este repugnante esquema de corrupción.

Las autoridades brasileñas especificaron que en frigoríficos de pequeño porte se detectó el uso de "productos cancerígenos para maquillar el aspecto físico del producto averiado, el olor". Así lo afirmó el comisario Mauricio Moscardi Grillo en una conferencia de prensa en Curitiba, desde donde se dirigió la operación.

Blaggi, el ministro de Agricultura brasileño.

Además, la policía confirmó que que las empacadoras de carne involucradas influían directamente en el ministerio de Agricultura para poder elegir a los inspectores que visitarían sus plantas. Esos inspectores entregaban certificados sanitarios a pesar de la adulteración de los productos. 

Por su parte, el ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Biaggi, confirmó que la Unión Europea y Estados Unidos, dos de los principales destinos de la carne brasileña, ya pidieron información sobre el escándalo, que lógicamente podría repercutir en los mercados externos.

El ministro admitió que el asunto "daña la imagen" de Brasil, pero subrayó que en el país hay 4.000 empresas cárnicas y que pese a que algunas de las mayores son sospechosas, sólo una treintena está bajo investigación.

Había complicidad del ministerio de Agricultura.