La rebelión de los radicales contra Macri

El socio centenario del presidente busca dar un gesto de autoridad política. Cómo parecerse a Elisa Carrió y ser más fuertes que la “rosca” del PRO.

La rebelión de los radicales contra Macri

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

El modo de hacer política del macrismo generó, en un año de gestión, la incomodidad mayoritaria de uno de sus socios, los principales según el libreto previamente acordado, el complicado partido de la Unión Cívica Radical. Sobre todo, porque en el horizonte inmediato aparece el armado de las listas legislativas de este año en todo el país, a las que el PRO ha puesto un “techo”: Ni una banca de más a sus socios.

La UCR es, posiblemente, la más federal de las agrupaciones políticas de la Argentina, con sus tradiciones, modos, espacios y dirigentes a cuestas, y todo lo bueno y lo malo a la vez que ello implica. Mauricio Macri y sus ingenieros políticos encabezados por Marcos Peña -empoderado y ratificado, vale decir- han decidido hacer crecer el PRO, y pactar con los oficialismos provinciales sin ningún tipo de empacho, ya sean el peronismo ligth de Juan Manuel Urtubey o Gustavo Bordet, los cordobeses de Juan Manuel de la Sota y su socio el gobernador Juan Schiaretti, el peronista rebelde Mario Das Neves, o el caudillismo acomodaticio más rancio, como el de Gildo Insfrán en Formosa. No hay que ser politólogos para entender por qué los radicales se sienten como el marido engañado de la película. Y por eso quieren dar un gesto de autoridad, que tiene mayor o menor grado de adhesión según la cercanía con el poder.

Morales, el gobernador de alto perfil de la UCR.

Los días 16 y 17 de febrero en Villa Giardino, Córdoba, los jefes de bloque que el radicalismo tiene en el Congreso -Mario Negri y Ángel Rozas en el Senado- el Comité Nacional presidido por José Luis Corral, y el “coordinador” sin cargo Ernesto Sanz, han convocado a la tropa radical a una suerte de “Retiro Espiritual” para hablar de política, y de cómo mantenerse dentro de Cambiemos con fuerza, y no regalarle nada al PRO. “Uno de los que más motorizó esta reunión es Mario Negri. A los cordobeses hay que entenderlos. Macri fue siete veces a Córdoba el año pasado y no pasó siquiera a saludarlo ni una vez a Ramón Mestre. Ahí, los arreglos son entre Rogelio Frigerio y Juan Schiaretti” dice un radical de peso en el Comité Nacional. Mestre es el intendente de Córdoba.

El primer gesto de rebeldía radical en el año que comienza, ha sido el de invitar al recientemente eyectado Alfonso Prat Gay al retiro en Villa Giardino, donde habría varios oradores. “Y claro... si el PRO y Marcos Peña lo convirtieron en prócer” dice otro radical encumbrado. Sin embargo, otro correligionario con oficina en la Casa Rosada le contradice. “Es un error. Invitar a Alfonso al retiro es un capricho de alguien desairado. Es una reacción tardía...” y lanza la hipótesis que más teme el radicalismo. “Esto es simple... Acá, el que salió fortalecido es Marcos Peña, con todas las movidas de fin de año. Y Marcos y Mauricio piensan que se deben renovar las listas y los candidatos, tal como se hizo con María Eugenia Vidal. Entonces, donde haya candidatos muy instalados, van a apoyar al que sea, radical o no. Y si no lo hay, buscarán gente nueva sub 35. Y ahí es donde el partido está muy complicado. Mirá los nombres... No hay renovación. Y si mejora la Economía, nos van a llevar puestos...” dijo el joven funcionario, radical pero con juego propio en la Casa Rosada.

Prat Gay, en su última conferencia.

La renovación de bancas es todo un tema. Los radicales tienen 39 diputados nacionales y 9 senadores, y quieren más. Pero el PRO -que tiene 42 y 6- les ha puesto un “techo” de 24 candidaturas, que son las que renuevan en la Cámara Baja, porque buscan tener más diputados propios y menos “asociados”.

Hay varias peleas más en el fondo del encuentro radical. Hay quienes ven en el jujeño Gerardo Morales a un posible nuevo presidente de la UCR. “Gerardo es el que más espacio ganó y Macri lo apoya firme. El Caso Milagro Sala es la prueba, porque estamos 'bancando la parada' a pesar de que todos los organismos internacionales nos están puteando” se sincera un funcionario del PRO. Luis Corral, de Santa Fe, termina su mandato a fin de año, luego de las elecciones legislativas, y es improbable que siga al frente de la UCR. Para sucederle suenan varios, todos del interior: Gerardo Morales (Jujuy) Mario Negri (Córdoba), Mario Cimadevilla (Chubut), y los mendocinos Julio Cobos y Ernesto Sanz. En los meses que pasaron, Cobos ha estado mucho más cercano al partido. Y Sanz pasó del “borrón” total del año pasado, a volver a participar de las reuniones de coordinación del gabinete de Macri. Sanz se ha hecho muy cercano a Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, los coordinadores del multitudinario gabinete de Macri.

El enojo radical ya tuvo una catarsis, aunque insuficiente.

El año pasado, el 16 de noviembre y cuando ya era evidente que el “segundo semestre” de la economía no iba a llegar, hubo una reunión del “Comité Federal” de la UCR en General Rodríguez. Es decir, el Comité Nacional más todos los presidentes de los comités provinciales, y las autoridades legislativas. Allí hubio quejas por las alianzas y las “bendiciones” de Macri a los gobernadores peronistas, hasta los de Formosa (Insfrán), Catamarca (Lucía Corpacci), Tucumán (Manzur). “Negocian con Insfrán... ¿Cómo hacemos nosotros para hacer oficialismo y poner la cara en 'las malas' si después nos dejan a pie”? - dijeron los radicales consultados.

En la UCR se quejan del permanente “ninguneo” del PRO y de los funcionarios nacionales, a los referentes locales y provinciales de la UCR, salvo donde hay gobierno, como en Mendoza, Jujuy, o Corrientes. En el caso mendocino, Alfredo Cornejo está muy metido en la gestión y no participa de las “roscas” del partido aunque de vez en cuando va a alguna reunión del Comité Nacional. Pero es cierto que el PRO no reparte agua fresca en los territorios. Casi no hay radicales -en las provincias- a cargo del PAMI, la Anses, Aduana, AFIP, y otros organismos nacionales. “Son todos para ellos, o para los gobernadores aliados” fue la queja oída en General Rodríguez.

Los radicales de Córdoba, Catamarca, Neuquén y Chubut, están en pie de guerra y con delicados equilibrios en las mesas locales de Cambiemos. En Mendoza, ya se sabe que habrá internas legislativas del PRO versus la UCR, en el frente. Qué decir de Capital Federal, donde Cambiemos no existe como tal y Martín Losteau. Embajador en EEUU, competirá por la UCR contra el que sea en las elecciones de Jefe de Gobierno porteño en 2019. Su compañero en la fórmula será Fernando Sánchez, el diputado nacional del ARI que acaba de “cruzar” al presidente Macri, por las denuncias de Carrió contra el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti.

El dilema de la UCR es cómo marcar la cancha, tal como lo hace Carrió dentro de Cambiemos, revoleando críticas de lo más ácidas contra el blanco que fuere, así sean Lorenzetti, o el presidente de Boca y operador del macrismo en la Justicia Federal, Daniel Angelici.

“Yo lo que creo, y se los digo a los correligionarios, es que no podemos impedir que Macri haga alianzas con el peronismo. Si quieren, las van hacer. Lo que nosotros como radicales debemos hacer, es definir un rol. El rol del partido, de la fuerza política. Eso sí, el único rol que no podemos hacer, es el de pelotudos. De eso, estamos advertidos” dijo a este periodista un viejo radical con predicamente entre sus pares de las provincias y de Capital Federal.

Mejor, no lo pudo haber expresado.