A nivel laboral, el macrismo es como el kirchnerismo

A nivel laboral, el macrismo es como el kirchnerismo

Por:Luis Tarullo (*)

En su primer año de gestión, el gobierno del presidente Mauricio Macri ha demostrado en materia laboral que su política es un compendio de enunciados y buenas intenciones y que las políticas adoptadas no parecen diferir demasiado de las del kirchnerismo.

La cartera que conduce el heredero de uno de los sindicalistas-emblema del menemismo, Jorge Triaca, sigue siendo un elefante que, como otros organismos, bien podría ser reducido a secretaría para achicar el gasto público, pues sabido es que el empleo lo crea una economía próspera y no un ministerio, el papelerío, ni las resoluciones o las leyes.

En cuanto a la relación con los gremialistas, sigue manejándose la política de toma y daca, donde los favores mutuos continúan rigiendo las pulseadas. El caso más paradigmático fue, más allá de que era un hecho de justicia, la devolución de miles de millones de pesos a las obras sociales sindicales de un solo saque, lo que evidentemente implica un compromiso de buen comportamiento de parte de los gremios hasta donde se pueda.

En cuanto al trabajo en sí, el gobierno destinó y sigue destinando una fortuna en subsidios para mantener a raya a las llamadas organizaciones sociales -que en síntesis son los tradicionales piqueteros- para que dejen de seguir tomando las calles, aunque con suerte diversa.

Y de paso combaten la desocupación metiendo más gente en el Estado, mientras sigue arrumbado desde hace años en un rincón el SINAPA (aquel sistema creado supuestamente para que la gente entrara a las oficinas públicas por mérito).

Así entonces las nuevas estadísticas muestran baja del desempleo, pero gracias a los flamantes trabajadores estatales, mientras en el ámbito privado se suceden las suspensiones, los despidos y las vacaciones anticipadas gracias a la retracción de diversas actividades.

Como el gobierno -igual que todos los gobiernos- se pone sensible ante las críticas independientes, desinteresadas y constructivas, hay que aclarar de manera permanente que fue muy negativa e impactante la herencia recibida.

Pero también hay que destacar que la gente votó justamente a "Cambiemos" y las señales en algunas materias no son precisamente demasiado opuestas a lo que se venía viendo. O no se lo demuestra de manera fehaciente o no hay demasiada creatividad en el elenco gubernamental.

De paso hay que recordar que en esa falta de ingenio también hay otras medidas tomadas de la anterior gestión kirchnerista, como exceptuar al medio aguinaldo de la deducción del Impuesto a las Ganancias, ante la negativa a reformular ese tributo al salario, a la que ahora el macrismo accede a regañadientes y en forma bastante parcial por imperio de razones políticas.

Entonces, hablando de política, hay que avisarle a la administración Macri que en este aquelarre de situaciones complejas en materia de trabajo hay un importante sector de su base de sustentación -o sea de la clase media- que está bancando este momento y que como en muchas otras ocasiones en la historia puede sacarle el apoyo en un abrir y cerrar de ojos en las urnas.

Quizás el reciente "retiro espiritual" les haya servido al Presidente y sus subordinados para reformular varios capítulos de su acción de gobierno de aquí a 2019, si es que tenían escrito el boceto.

O por lo menos para los de 2017, año clave de las elecciones de medio tiempo, donde se sabrá si mantendrá su número en el Congreso nacional, si lo aumentará o si perderá acciones.

Igualmente, aunque en el horizonte los comicios empiezan a mostrar los primeros rayos de su amanecer, aún permanece el crepúsculo en el mundo del trabajo, y entre las sombras de uno y otro momento tampoco se distinguen las ideas de una y otra etapa.

(*) Especial para Mendoza Post