Balza, Milani, Cristina y el reino del revés

Antes que darle la protección y el aval a un general denunciado por su rol durante la dictadura, la Presidenta podría haber elegido al jefe del Ejército de Menem, que es su embajador en Costa Rica.

Balza, Milani, Cristina y el reino del revés

Por:Diego Genoud
Periodista

 César Santos del Corazón de Jesús Milani no puede seguir como jefe del Ejército, con ningún gobierno. El juez federal de Tucumán Daniel Bejas decidirá de un momento a otro si lo cita a declaración indagatoria para que responda por la desaparición del soldado riojano Agapito Ledo, en 1976.

Aunque la Presidenta de la Nación lo promovió y lo respalda, su caso la perjudica como ningún otro. En los últimos meses las noticias para Milani en el frente judicial son todas malas.

· El juez Bejas avaló la documentación probatoria que indica que el titular del Ejército declaró “desertor” al conscripto Ledo -lo que durante la última dictadura militar era sinónimo de secuestro y muerte- y rechazó la pretensión de la defensa de Milani, que busca apartar al fiscal de la causa, Carlos Brito.

· En un dato político que no cobró la relevancia que tiene, la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, desestimó “por inconducente” el pedido del general para que Brito sea sometido a un proceso de destitución por “mal desempeño”.

Gils Carbó tuvo una actuación polémica en el expediente

· La familia de Ledo viene denunciando que es “vigilada” por servicios de inteligencia y tiene teléfonos y mails “pinchados”.

· Hace 10 días, el peronista disidente de Tucumán Enrique Romero pidió ampliar la investigación contra el general que Cristina Kirchner llevó a las alturas del poder.

El abogado Romero se refiere a las muertes de los conscriptos Carlos Alberto Fricker, Juan Angel Toledo Pimentel y Carlos Cajal y del sargento Alberto Lai, quienes habrían sido ejecutados por efectivos de Inteligencia Militar del Ejército, entre el 9 y el 17 de mayo de 1976, un mes antes de la desaparición de Ledo, ocurrida el 17 de junio de ese año. Los soldados integraban la misma compañía que Ledo, el Batallón de Ingenieros de Construcciones 141 de La Rioja, que funcionaba en la localidad tucumana de Famaillá. Según la presentación, revistaban bajo las órdenes del entonces subteniente Milani y su superior directo, el capitán Esteban Sanguinetti, procesado y detenido por el crimen de Ledo.

Milani es un protegido directo de Cristina Kirchner

Como si fuera poco, Romero –que nunca fue oficialista- se basa en documentación relacionada con el “Operativo Independencia” que había presentado en 2010 el ex secretario de Derechos Humanos de Néstor y Cristina Kirchner, Eduardo Luis Duhalde. Después de que Milani negara las nuevas acusaciones y amenazara con hacerle juicio a Romero, el abogado tucumano adelantó que en los próximos días ampliará su denuncia.

El 22 de diciembre, el fiscal Brito le requirió a Bejas que cite a declarar a Milani, imputado por la supuesta falsificación del sumario en el que se hizo figurar a Ledo como desertor.

Milani dice que “no ocupó cargos ni desempeñó, por entonces, funciones de inteligencia, como tampoco estuvo bajo las órdenes de ningún comandante de brigada de la provincia de Tucumán, obteniendo recién la aptitud de inteligencia en 1984, ocho años después de sucedidos los hechos que son motivo de la falsa acusación efectuada”. Y anuncia que acudirá a la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, a la Cámara Nacional de Casación Penal y a la Corte Suprema en busca de desplazar al fiscal Brito.

 Milani estuvo destinado en la llamada “Zona de Operaciones” del “Operativo Independencia” en Tucumán 

Según lo admitió el ministerio de Defensa, Milani estuvo destinado en comisión en la llamada “Zona de Operaciones” del “Operativo Independencia” en Tucumán entre el 20 de mayo y el 17 de julio de 1976, entre el 16 de diciembre de 1976 y el 11 de enero de 1977 y en febrero de 1978.

En la ampliación de la denuncia que presentará, el abogado Romero sostiene: “Cuatro de los jefes del Regimiento de Ingenieros de Construcciones 141 (RIC 141) de La Rioja, donde César Milani actuó como subteniente entre 1976 y 1977, están procesados por delitos de lesa humanidad: sus procesamientos fueron confirmados en mayo por la Cámara Federal de Córdoba en la causa caratulada ‘Menéndez, Luciano Benjamín y otros. Homicidio, Privación Ilegítima de la Libertad, Tormentos’. Es más, el jefe de la compañía del RIC 141, donde reportaba el actual jefe del Ejército, el entonces Capitán Hugo Maggi está procesado por secuestro y torturas, entre otros delitos. Los procesamientos a sus jefes entre 1976 y 1977 fueron por 46 casos de secuestros y torturas. Milani, con 22 años y el grado de subteniente, en 1976 fue jefe de una sección de la compañía ‘A’ de Construcciones desde febrero de 1976. A partir del 6 de febrero de 1977 pasó a ser jefe otra sección pero de la compañía ‘B’. Maggi, uno de los procesados, con el grado de capitán, fue jefe de la A entre el 22 de diciembre de 1975 y el 23 de enero de 1977 cuando pasó a ser jefe de la ‘B’. Es decir, Milani era el subordinado directo de Maggi en esos años de represión”.

Cristina confía en Milani a pesar de las denuncias

Otro dato que suele ser olvidado. Hace ya dos años, Ricardo Bussi, el hijo del ex dictador Domingo Bussi, aportó un testimonio que –aunque quiso salvar su honor- complica más al general de Cristina. Publicó una carta en un diario tucumano en el que dice: “Respecto a Milani sólo puedo decir que para mi padre era uno de sus subordinados más comprometidos”.

"Cristina  tiene en Milani a una figura que condicionará el retrato que quiere dejar de sí misma en los libros de historia". 

La opinión del fiscal Brito resultará clave para decidir si el jefe del Ejército es investigado por las muertes de tres soldados y de un suboficial que denunció Romero.

Delinque quien…

El respaldo del gobierno nacional a Milani se debe, muy probablemente, al desmadre en el área de Inteligencia que la Presidenta busca conjurar de la mano de este general cuestionado por su rol durante la dictadura. La denuncia la encabezan los organismos de derechos humanos y familiares que –más allá de su opinión sobre el kirchnerismo- siguen considerando prioritaria su lucha contra la impunidad. La incansable Nora Cortiñas, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, es una de ellas.

Los críticos de Cristina, aseguran que ni Menem se animó a tanto

Más allá de la batalla de la coyuntura, Cristina Kirchner tiene en Milani a una figura que condicionará el retrato que quiere dejar de sí misma en los libros de historia. Si sostiene a Milani como hasta ahora, habrá elegido un jefe del Ejército bastante más nocivo para sus pretensiones que el que designó Carlos Menem. Martín Balza pasó a la posteridad por haber sido el general que, hace casi dos décadas, admitió los crímenes de la dictadura en televisión, hizo una autocrítica pública y pidió disculpas a la sociedad. “Delinque quien imparte una orden inmoral. Delinque quien imparte una orden ilegal. Delinque quien cumple esas órdenes. Delinque quien, para cumplir un fin que cree que es justo, emplea medio injustos, inmorales”, dijo una noche ante la mirada atenta y vigilante de Bernardo Neustadt.

"Milani cierra el ciclo kirchnerista de la peor manera". 

En la década que alumbró los indultos, consolidó la impunidad para los represores y se regocijó en la teoría de los dos demonios, Balza hablaba el lenguaje menemista de “cerrar las heridas”: ni siquiera consideraba la posibilidad de que los militares debieran ser condenados por los crímenes que cometieron. Sin embargo, daba un paso inédito que merecería el reconocimiento de sectores antimenemistas y que provocaría su expulsión del Círculo Militar, donde se refugiaban los nostálgicos que no lo digerían.

Antes de ser embajador en Colombia y Costa Rica –donde cumple funciones hasta hoy- por decisión de Néstor y Cristina Kirchner, Balza fue parte de un gobierno que intentó consagrar la impunidad para los crímenes aberrantes de la última dictadura militar. Fue la cara “democrática” de un proceso que buscó la reconciliación nacional en base a la amnistía para los genocidas argentinos. Balza no era inmaculado. Tuvo que rendir cuentas por la venta de armas a Ecuador y Croacia –fue procesado y sobreseído-, por la voladura de Río Tercero y recibió cuestionamientos por conservar dentro de la estructura del Ejército a militares que habían participado de la represión ilegal. Sin in más lejos, en el edificio del Ejército Mayor Conjunto, en Azopardo 250, tenía su despacho Carlos Alberto Roque Tepedino, ex jefe del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército que murió en prisión en 2011 y era señalado por el periodista de Página 12 Carlos Rodríguez como el responsable de los archivos de la represión.

Pese a eso, Balza fue una pieza disonante dentro del tablero de Menem, una figura que parecía adelantada a su época y le abría al gobierno menemista una ventana al futuro. Balza era mejor que la época que también encarnaba. Milani es, en cambio, su reverso. Aunque haya cautivado a parte del gobierno con su experiencia como miembro del aparato de Inteligencia, Milani atrasa. No sólo es un triste final para la administración que se reivindica como la que más hizo por los derechos humanos desde el regreso de la democracia: es también una figura que tiene que ver más con los antepasados del kirchnerismo.

Milani cierra el ciclo kirchnerista de la peor manera. El gobierno que se legitimó en base a la reivindicación de los desaparecidos, anuló las leyes de impunidad y le dio impulso a los juicios fue un paso adelante en la materia, más allá de los claroscuros que tuvo: una lista de hechos y nombres entre los que se destaca no sólo el uso de los servicios de inteligencia que nunca fueron reformados, sino también el Proyecto X, la infiltración de agentes de la Policía Federal y la responsabilidad en la desaparición de Julio López o el crimen de Mariano Ferreyra. Sin embargo, lo de Milani es “too much” como diría la Presidenta, si pudiera verse a sí misma desde afuera por un momento.

Cuando el 25 abril próximo se cumplan 20 años de la autocrítica del general de Menem, la contradicción se hará todavía más palpable. Quizás Cristina Kirchner tenga la suerte de que Milani sea procesado antes por el juez federal Daniel Bejas en Tucumán y le facilite la tarea de echarlo antes del aniversario.