Los vinos charrúas salen a competir con los argentinos

Uruguay busca conquistar el mercado internacional con su cepa insignia, el tannat.

Los vinos charrúas salen a competir con los argentinos

Por: Mendoza Post

Uruguay quiere sumarse a la elite vitivinícola internacional y ya promociona sus vinos en el mundo para competir  con el malbec argentino y el carmenere chileno como grandes exponentes. El país charrúa busca posicionar su cepa en el mercado global transformando "cantidad por calidad". Parte de este proceso es impulsado por empresarios argentinos, que tras desembarcar al otro lado del "charco" con el negocio inmobiliario, comenzaron a expandir sus inversiones hacia los viñedos.

Uno de los principales referentes de este movimiento es el empresario petrolero Alejandro Bulgheroni y su mujer y socia, Bettina, que en marzo pasado inauguraron Bodega Garzón en Punta del Este, cuya viña tiene una capacidad de producción de 2,2 millones de litros.

"Si bien no tiene las mismas características que la tradicional bodega familiar de cuatro generaciones que predomina en el país, Bodega Garzón es lo mejor que le pasó a la industria vitivinícola uruguaya en los últimos años; le dio el empujón a Uruguay para posicionarlo en el mapa. Por la escala de producción necesita de otros mercados. El país exporta 3,5 millones de litros de los 65 millones que produce", explica Martín López, responsable de Wines of Uruguay a La Nación.

El sector vitivinícola uruguayo es chico comparado con el de la Argentina; tiene apenas 7000 hectáreas de viñas y generó US$ 10 millones en ventas al exterior en 2016. 

Sin embargo, los dos países comparten el hábito del consumo con 24 litros de vino per cápita por año, a diferencia de Chile, que sólo consume 14 litros por habitante. "Uruguay tiene un vino de nicho que está posicionado dentro de las categorías exóticas. Pero, a diferencia de la Argentina y su malbec -que están muy consolidados en el mercado internacional-, a Uruguay muchos no lo conocen y el tannat no es una cepa de las más reconocidas a nivel mundial. El gran desafío que tenemos es hacernos conocer", agrega López.

Eduardo "Pacha" Cantón es un argentino que está viviendo en Carmelo hace 20 años. Primero comenzó a incursionar en el negocio inmobiliario y fundó el club de campo El Faro. Cinco años después compró Finca Narbona, una bodega tradicional de 1909. "El vino uruguayo fue cambiando, se incorporó mucha tecnología. No vinimos a hacer cantidad sino vinos de calidad para exportar. Somos más empresarios que bodegueros", confiesa.

En la viña producen 25.000 botellas anuales que exportan a 36 países a un precio de US$ 12 por unidad. "El consumo interno es limitado, tiene un cupo. Hay que abrir mercados, hacer relaciones y exportar. La segunda venta va a ser la buena; hay que seguir creciendo, respetando la calidad a un precio razonable", dice. Además está entrando en el negocio alimenticio con la producción de quesos y yogures.

Uruguay exporta tres millones de litros, que generan ingresos por US$ 10 millones.

A diferencia de los vinos argentinos o chilenos, donde las viñas están cerca de las montañas, en el caso uruguayo la amplitud térmica no la da la altura sino la cercanía a las brisas marítimas y al río. "Las condición climática de Uruguay fue la razón principal por la que decidí iniciar mi nuevo emprendimiento allá", dice Rodrigo Biz, quien, luego de incursionar en el vino argentino en Mendoza, cruzó el Río de la Plata y fundó la bodega boutique Sierra Oriental en Maldonado. "Después de recorrer un montón de viñedos en todo el mundo, reparé que los mejores vinos están en Bordeaux y en Toscana, dos lugares en Francia e Italia, respectivamente, que están a menos de 40 kilómetros del mar y que no superan los 100 metros de altura", detalla. Anualmente produce 60.000 botellas que vende a US$ 7 (los blancos), US$ 12, los tintos, y US$ 16 el tinto reserva.

En Carmelo, frente a la famosa capilla San Roque, hay otro emprendimiento argentino: Campo Tinto, de Diego Vigano, que luego de abrir la posada y el restaurante en 2013, inauguró el año pasado la bodega, con capacidad de producción de 15.000 litros. "Antes se hacían vinos en cantidad, en damajuana, de baja calidad. Después se disminuyó el consumo de vino y los uruguayos pasaron a tomar otras bebidas, principalmente cerveza. 

Ahora hay nuevos mercados y hay otras maneras de hacer vinos", analiza Vigano, quien añade: "Somos nuevos en la industria. Vamos a focalizarnos en el turismo vitivinícola que tiene mucho potencial en la zona. También estamos por lanzar un «medio y medio», que es un vino de corte, típico uruguayo, producido a partir de la mezcla de vino espumoso dulce y vino blanco seco".

Si bien Brasil y Estados Unidos son los principales destinos de los vinos uruguayos, en la Argentina el tannat crece, impulsado por el turismo criollo en la costa charrúa. En esa línea, y con el objetivo de incrementar las exportaciones al país, hoy cruzarán el "charco" 15 bodegas uruguayas para presentar más de 100 etiquetas en la primera exposición de Vinos de Uruguay a la Argentina, en The Brick Hotel Buenos Aires.

"El tannat históricamente fue un vino de gran estructura, pero, con el tiempo, y luego de mucho trabajo, fue evolucionando y se mejoró la manera de tratarlo: los productores están mutando a vinos más ligeros y de menos cuerpo, como hizo la Argentina con el malbec. Si bien es una cepa de origen vasca, Uruguay tiene la mayor plantación del mundo", concluye López.