Por qué la estrategia de Macri sobre la problemática laboral es errada

Por qué la estrategia de Macri sobre la problemática laboral es errada

Por:Luis Tarullo (*)

Facilismo, liviandad, superficialidad, parecen ser los signos de estos tiempos que caracterizan la forma de encarar los problemas que atraviesa el mundo del trabajo.

Básicamente, los responsables de hallar las soluciones a los dramas cuasi crónicos se enredan en telarañas políticas interesadas donde creen que con iniciativas elementales y de bajo vuelo pueden llegar a convencer.

Así, vuelven a apelar a la ya utilizada y fracasada receta de la absurda idea de pretender crear trabajo por ley, como lo propuso la oposición, o de evitar la caída de los puestos laborales con un documento de buenas intenciones, como lo promueve el oficialismo.

Hay propuestas que a veces dan vergüenza ajena, porque hasta el principio más básico indica que el empleo se fomenta cuando la economía florece.

Salvo que, claro, como ocurre en la Argentina, se siembre de puestos de trabajo la administración pública, como viene sucediendo desde hace largos años, y entonces los gobernantes hasta se dan el lujo de mostrar estadísticas que muestran una baja de la desocupación.

Claro, así cualquiera. Siempre se ha dicho que el empleo estatal en épocas de crisis -que termina siendo la ocupación de un cargo y amontonamiento de personal sin función específica- es un subsidio encubierto que paga el resto de la sociedad (incluido ese propio empleado).

Entretanto, en el sector privado siguen los problemas de trabajo y la retracción de la actividad, y pervive el impresionante nivel de empleo en negro. Encima, los sectores patronales, con toda lógica, ya avisaron que aunque el Gobierno haya propuesto un pacto de "no despidos" hasta marzo, nadie puede garantizar eso.

Todo dependerá, claro, del devenir de la economía, al cual la administración Macri se ha empeñado en ir poniendo plazos por tramos de a meses, algo que no se aconseja hacer, sobre todo en situaciones todavía de incertidumbre como las que vive Argentina.

En medio de esto, Macri lanzó otra idea que suena a retroceder en pantuflas, que no justifica siquiera el hecho de que la pronunció ante sus colegas y amigos empresarios a los que les gusta escuchar esas cosas.

Habló de una reforma a los convenios colectivos de trabajo, ni más ni menos. Dicho en otras palabras, más allá de argumentos "modernizadores", se trata de una nueva flexibilidad laboral.

Sin dudas Macri tuvo la única intención de endulzar los oídos empresariales, pero sabe que ese tema es un hueso durísimo de roer, más aún en el año electoral que se avecina y con un peronismo que se está reconstituyendo y al que cualquier piedra que le alcancen, por pequeña que sea, le sirve para hacer su intifada electoral.

Aunque está claro que las épocas y los niveles de poder son distintos, vale recordar el destino de las intentonas por atacar el corazón sindical, ya sean las obras sociales o los convenios colectivos. Sin el consenso de los gremios, nada es posible.

Pero más que nada acá lo que juega es el año correspondiente a la elección de medio tiempo, donde un avance del oficialismo en esta materia podría derivar en un fracaso y ser letal. Y la posibilidad de fracaso es real, ya que en ambas cámaras legislativas los números no favorecen al macrismo.

Ya le están avisando al gobierno por detrás de las cortinas que enfrascarse en esta cuestión podría ser suicida en términos políticos, más allá de que genere simpatía en algunos sectores de la sociedad, sobre todo los antiperonistas y, por ende, antisindicales.

Una movida unilateral en ese tema sacará automáticamente a la calle no solo a la CGT y las CTA sino a todas las organizaciones gremiales más radicalizadas de izquierda y se producirá una ola de conflictividad que se sumará a los problemas ya existentes en materia de salarios y desocupación, a los que se agregará en los próximos meses la renovada pulseada por las paritarias.

Pero en la Argentina todo parece posible, sobre todo cuando se ve aún tan lejana la era de la adultez.

(*) Especial para Mendoza Post