Quincho: De la Operación Valerio a la picardía de Peñaflor

El martes se vota por el cargo en la Corte. ¿Qué hará el PJ? ¿Qué pasa en la Justicia? Una operación peligrosa con olor a policías. La carrera 2019 ya arrancó.

Quincho: De la Operación Valerio a la picardía de Peñaflor

Por: Mendoza Post

 Los pasos sonaban, perdidos, en el salón enorme. La multitud, expectante y silenciosa, seguía las alternativas de la competencia. El piso brillaba, mientras cada competidor se acercaba al centro del salón. Las gradas estaban repletas, pero oscuras y silentes. El gordo trataba de abarcar con la vista los confines del lugar, pero la gente parecía multiplicarse cada vez que miraba hacia un rincón. Sobre un pequeño escenario, los diez de la comisión y el Sr Juez aguardaban a cada intervención. Hombres y mujeres se acercaban al centro, y de una mesa tomaban un enorme “Valerio” de madera. Una cosa igual al antiguo balero, pero con la testa del juez tallada en madera.

…Y nadie podía embocarlo. Tres intentos por persona, y nada.

Fueron pasando de a uno… Hasta Noelia Barbeito, vestida de inquietante Morticia Progre. Tres vueltas, y nada… Nadie podía acertar al “Valerio”. Hasta que llegó el turno del Juez de Todos y Todas. La gente se dividió y una grieta enorme se abrió en el salón. Sólo entonces el gordo se dio cuenta que después de mucho tiempo, sus pesadillas psiquiátricas habían regresado con fuerza. Valerio, el auténtico, sonreía en la mesa que presidía la ceremonia. El Juez de Todos y Todas se acercó, vestido con una larga toga blanca, impoluta, mientras en la tribuna los pibes gritaban algo de la Justicia por la Liberación.

Julián interrogó con la mirada a su vecino de asiento.

-La liberación para los delincuentes, míster…- dijo el misterioso asistente a la audiencia. El Juez de Todos y Todas tomó el “Valerio” de madera con suficiencia, sopesó la catenaria, midió el largo total de la soga, llamó a un par de jueces amigos para hacerles sugerencias, y lanzó el bochón por los aires. Le erró por dos metros, y las tribunas se caían abajo de puro fragor. El presidente de la comisión se acercó, le palmeó la espalda y guardó el “Valerio” en una caja de terciopelo.

-¿Y ahora?- preguntó Julián.

-Ahora se acabó la joda…- dijo una voz desde atrás. Julián se dio vuelta y lo vio a Cornejo sonriente de oreja a oreja, brindando con unas latitas de guaraná que Diego Costarelli sacaba de una heladerita portátil. El gordo levantó la mano para hablar, pero unos policías se acercaron, le dieron dos mamporros y lo metieron en un patrullero, por quilombero. Julián perdió el conocimiento y despertó horas después a los pies de su cama. Los mosquitos se lo habían morfado vivo en la primera noche veraniega en serio de esta temporada.

El gordo se arrimó a la heladera y vació media jarra de limonada con jengibre y menta, mientras escuchaba los tiros hacia el Oeste. Todos los fines de semana, había algún bardo. Y se dispuso a los preparativos para la noche.

Desde el cuadro que adorna la pared norte del quincho, la que da a Las Heras, el general, Néstor, Lorenzo Miguel y Lopecito preparaban los fuegos artificiales de diciembre.

-Fin de año se venía con todo-.

El gordo había amasado sus clásicos tallarines al huevo y los había colgado para orearlos en un palo de escoba más sobado que pasamanos de colectivo. El tuco de chivo ya se hacía en el disco de arado. Había cortado piezas de costillar, lomo y pierna de chivito, les había dorado y sellado en oliva y manteca, con sal gruesa, y enseguida agregó cebollas, verdeos, tres dientes de ajo, hasta que las verduras de bulbo estuvieron transparentes. Hora de agregar tomate triturado, laurel, orégano, pimentón dulce, un toque de ají molido, una botella de Sauvignon Blanc, y un poco de caldo de verduras que tenía en un costado. Al final, el azúcar y las rodajitas de zanahoria cortarían la acidez. Una vez que el tuco largó el hervor sobre el hierro y tras “espumarlo” bastante, el gordo echó los tallarines en la misma preparación. En menos de tres minutos llevaría el disco de arado, entero, a la mesa. A sus amigos les encantaba la exageración culinaria. Tres botellas de Doña Paula Estate Malbec acompañarían la noche. La charla se armó alrededor del último desafío que le quedaba a Cornejo para sumar al juez José Valerio a la Suprema Corte.

Impresionantes, los tallarines al disco.

-La audiencia terminó bien… el tipo se defendió con argumentos bien sólidos en cada caso… y lo principal es que no hubo despelote…- dijo el Omar, el radical-radical-radical del grupete, pero sin tomar demasiado compromiso.

-Bueno… algunas cosas pasaron… Patricia Fadel estuvo realmente intensa antes de la audiencia, y durante, iba arengando a las pibas de las “orgas” feministas que iban a hablar en contra del juez. Un compañero escuchó cómo las retaba a algunas por no haber sido lo suficientemente ácidas en la crítica… Además hubo picardías en el ingreso… Noelia Barbeito también “activó” bastante, pero le fue mal. No pudo movilizar ni hacer la vigilia… y María José Ubaldini, muy “palermista” también anduvo muy inquieta- dijo el gordo, mientras zampaba una buena porción de tallarines al disco con tuco de chivo en cada plato.

Ludovico, el único PRO del grupete de amigos, había estado muy atento.

-Miren amigos… la verdad es que Cornejo consiguió lo que quería… una audiencia más o menos amable… y por sobre todo rápida. Es más, antes de empezar, Marcelo Rubio, el presidente de la Comisión, radical, salió a la calle y habló con todos… con la Izquierda, con las feministas, con Raquel Blas, como para ir garantizando tranquilidad… Y además ya firmaron el despacho favorable al tratamiento del pliego, que era lo verdaderamente importante…-

-¿Y eso?- preguntó el Ruso, desavisado.

-Eso significa que los seis senadores radicales de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales ya firmaron el despacho de mayoría. Ahí están Jorge Teves, Claudia Najul, Palero no fue y lo reemplazó Orts, Adrián Reche, Miguel Bondino y Marcelo Rubio. Son 11 en total. Los peronistas no firmaron. Puede que hagan un despacho de minoría. Los “compañeros” de la comisión son Ana Sevilla, “Majo” Ubaldini, Gustavo Arenas, Juan Agulles y Mauricio Sat. Ahora hay que votar el martes…- interrumpió el Omar, mojando un respetable pedazo de pan casero en el mismísimo tuco del disco de arado. El gordo le asestó un certero cucharazo de madera, por imprudente.

Caras conocidas en la audiencia.

-¿Y el martes, lo votan o no a Valerio?- preguntó el Ruso, un poco aburrido con las “roscas”

-El PJ aún debe decidir qué hace. Es una pena, pero no hay ningún dirigente que pueda garantizar la unidad del voto. Cuando era oposición, el PJ votaba todo junto. Pero no creo que este sea el caso. No sé… habrá muchas conversaciones el fin de semana…- el lunes a las 14:30 hay reunión de bloque… pero lo más probable es que haya “libertad de acción” para que cada uno vote lo que más le convenga. Veamos el mapa. Son 38 senadores. Cornejo tiene 20, de los que 8 son mujeres. El PJ tiene sólo 14, uno más con Amstutz, la izquierda tiene dos, y uno Libres del Sur, con Ernesto Mancinelli, ex aliado de Cambiemos. Tendría que haber una catástrofe para que no lo voten a Valerio. Creo que va a conseguir más de 20 votos…- dijo el gordo. Y agregó una pregunta nueva.

-¿Cómo toman todo esto en el Poder Judicial?

Los muchachos se miraron en silencio, y el Ruso contó lo que sabía, merced a sus múltiples contactos.

-No hay que ser un analista para saber que fue una derrota para Palermo. Pero mucho más profunda de lo que en realidad parece. El Omar prácticamente se ha “morfado” al Poder Judicial y deglutido a sus pares. En una Corte que venía desprestigiada, cansina, antigua, de vacaciones larguísimas, Palermo fue como un ventarrón que se quedó con todo, usando su enorme capacidad legal, su poder de presión mientras Cristina fue presidente, y la seducción que aplica cuando no puede doblegar. Con todos tiene algún acuerdo. Tiene una influencia que va más allá del partidismo y Justicia Legítima. El tipo se mete en todo, milita, llama… Pasa de conversar con el ministro de Justicia de la Nación a charlar con un colega de un tribunal inferior, rosquea permanente con muchos abogados, y últimamente trata de arrimarse a Gullé y Cornejo, que primero le quieren dar “menecco”, diría El Padrino. Entonces, lo que pasa ahora es que muchos jueces que no comulgan con Valerio o que le han perdido el respeto a la Corte, de repente dicen… “Pucha… que bueno que venga este tipo y le ponga freno a esto…” Veremos qué pasa.

El gordo sirvió una rueda del Doña Paula Malbec, y la mesa cambió de tema.

Ludovico saboreó el vino y preguntó…

-¿Alguien sabe por qué está tan alto el precio del vino? Cuando no hay sobre stock… falta… es un quilombo…- dijo. El Ruso descerrajó una carcajada.

- Ocurre que a Peñaflor le salió mal una picardía muy importante…- afirmó sonriendo con cancha el experto en negocios del grupete. Los amigos le pidieron que amplíe.

- Veníamos de cosechas grandes con mal cálculo de porcentaje de mosto, y el consecuente sobre stock de vino. Lo que pasó después es que el mercado se fue equilibrando y el vino y la uva empezaron a subir de precio. Eso es lo que sucede cuando la industria esta en unos cuatro meses de stock tal como ocurre ahora. Y los muchachos de Peñaflor, que son gigantes, pero atienden en Buenos Aires, pararon los operativos de compra especulando con que así harían bajar los precios. Y retuvieron la guita y las órdenes. Pero pasaron dos cosas, Fecovita compró tonificando un poco el precio y gracias a una helada de proporciones bíblicas que había caído antes, el vino se acabó antes de lo que ellos calculaban. Y los trasladistas empezaron a especular fuerte ofertando de una bodega a otra y subiendo el precio casi a diario. Por eso Peñaflor debió buscar vino en Chile, que tampoco tiene un mercado tan grande. Se estaban quedando sin vino para fraccionar y vender y eso en una  empresa que comercializa 20 millones de litros al mes hubiera sido una catástrofe.

¡Vamos... que el vino no alcanza!

-¿No les pusieron una sobretasa a los que importen?- intervino Ludovico.

-Sí… pero es casi inaplicable… no podés poner un inspector en cada bodega a ver cuánto usan del vino importado en sus fraccionamientos y cuánto influye en el precio, para subirles la alícuota. Lo que va a pasar es que, de huevo, les van a terminar poniendo una alícuota del 4 % a todos…- dijo el gordo, y los muchachos brindaron por las buenas oportunidades y los negocios.

De Valerio y el vino, los amigos pasaron a algo de lo que se habla poco.

- Me parece que Rody Suárez les sacó una ventaja importante a sus competidores para 2019…- dijo el Gordo. Los amigos asintieron. El Ruso preguntó cómo hizo para conseguir 600 palos.

-Con Daniel Chaín y la Secretaría de Obras Públicas de la Nación. Había guita que venía muy “sub ejecutada” y salieron a buscar intendentes con proyectos. Y la verdad es que Rody Suárez tenía algunos, y cuando se enteró de la guita de Nación, metió a treinta arquitectos y cinco ingenieros mañana y tarde a laburar. Y así fue que logró meter todas las obras: Arístides, Teatro Mendoza, Plaza San Martín, una plaza de la Nave Cultural, algunos barrios, La Alameda en otra etapa… ¡600 palos!

-¿Se la consiguió Cornejo?- preguntó el gordo.

-No. La tramitó él y le fue avisando al gobernador. La verdad, tuvo la picardía de mover rápido el lápiz con los proyectos, que hay de todo el país. El viernes ya abren sobres, porque las empresas van a recibir el 25 % de anticipo de obra y el gobierno nacional tiene que moverla plata antes de fin de año. Es muchísimo…- aclaró el Ruso.

Un intendente que anda "dulce".

-Yo lo que veo que es que por ahora se perfilan tres o cuatro candidatos a gobernador y que son todos intendentes… Rody, Tadeo, De Marchi por Cambiemos… y el Ale Bermejo por el PJ… No veo mucho más… Tal vez Emir Félix con el apoyo del medio afín… ¿Pero cómo pasa una PASO en Gran Mendoza? Imposible. En todo caso, lo que se ve y esto es a partir de Cornejo, es que la gente está dispuesta a valorar gestiones… ¿no?

-Y si laburan y vale la pena… ¿Por qué no?- dijo el Omar, y revoleó el Doña Paula para el último brindis de la noche.

La cena fue llegando a su fin. Después del café y los postres, los amigos partieron calle abajo, rumbo a los autos. Medianoche de casi 25 grados. Al fin, la primavera había dicho presente.

- Gordo… ¿Está bien que la cana se lleve a un periodista como testigo, por la fuerza y como si fuese un delincuente?

- Primero. Nadie tiene coronita. Segundo. No podés llevarte embutido en un patrullero a un periodista del POST, secretario de redacción, además, con los canas preguntándole si había robado. Me huele muy mal. Y todo para que testifique en una causa de 2007. Para mí, es operación de la cana contra el diario y contra Christian Sanz, el periodista.

-¿Por?

-Y… cómo puede ser que una ayudante fiscal ignota le ordena a un comisario que lleven a un periodista por la fuerza. Hasta amagaron esposarlo frente a sus vecinos. No se entiende, porque lo encontraron en su casa y hace años que tiene los mismos teléfonos, y saben dónde labura. Pero te digo algo. Hay dos grupos de “canas online” que presionan para sindicalizarse y operaron mucho alrededor de esta noticia. La verdad, es incomprensible. Una cosa es que detengan a un periodista por violencia de género o a otro al que buscan por estafador y que estaba prófugo, el marplatense émulo de Max Gregorcic… ¿Pero llevarse al periodista que investigó a los comisarios y a las mafias de las licencias truchas de conducir? Acá, hubo una operación de la cana, muy peligrosa. Peligrosísima, cuando nadie estaba mirando.

-¿Estás seguro?

-Sí querido. Acá, las casualidades no existen.

-…-

Y así, mascullando preocupación y escudriñando la oscuridad en todas direcciones y sentidos, por las dudas, los amigos desaparecieron en el sentido estricto de la palabra.