La cicatriz de la esperanza que lucha contra el cáncer

Esta es la historia de una mujer española que se sobrepuso al cáncer valerosamente.

La cicatriz de la esperanza que lucha contra el cáncer

Por: Mendoza Post

En el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer, se publicó la historia de una mujer sobreviviente que busca darle esperanza a las personas que están atravesando este difícil momento.

Hace un año, a Cristina Fernández-Durán le diagnosticaron un cáncer de pecho y metástasis en los ganglios.

Inmediatamente comenzó con la terapia de quimio y radioterapia. "En ese momento la mastectomía te importa tres pimientos. Que te quiten la oreja, la mano, la teta... Lo que no quieres es morir", dijo al diario El Mundo.

"Cuando pasé una revisión rutinaria en octubre de 2012 estaba perfecta. Pero dos meses después, en diciembre, mientras veía la televisión, sentí un bultazo en el pecho. No un bultito. Sino un bultazo. Allí estaba la bicha. Yo tenía dos: una en Barcelona, para entendernos (se señala la parte alta del pecho), y otra en Jaén. Lo más aconsejable era una mastectomía. Fuera. Y dije que venga", relató.

Cristina soportó 15 sesiones de quimio y 25 de radio. "Recuerdo la quimio como si me metieran el diablo en el cuerpo. Hubo un día en que no pude más: el ardor de estómago, el sangrado por la nariz, las uñas que se me caían... Me miraba al espejo y me hundía. Entonces hice una cosa: llené la bañera de agua muy caliente, me metí dentro, lloré mogollón. Y me dije: 'Ya, Cristina, ya. Hasta aquí'".

Cristina durante el tratamiento.

Según la historia que fue destacada por el diario El Mundo, entonces esta mujer de 53 años se armó de valor decidió tomar el toro por las astas: "Cambié el chip. Decidí que no iba a dejar de hacer nada por culpa del tratamiento. Caminaba. Comía. Salía. A pesar del sabor metálico en la boca, a pesar de los efectos secundarios, nunca me he quedado postrada. Se me iba cayendo el pelo, pero yo me repetía ante el espejo: me estoy curando, me estoy curando, me estoy curando, me estoy curando".

El optimismo es fundamental. 

Y funcionó. Hoy Cristina se ríe de los graciosos episodios que pasó debido a las secuelas de su tratamiento. Recuerda cuando se quitó la peluca en público porque hacía mucho calor o cuando fue con sus amigas al teatro sin cejas. "Con las amigas nos hemos reído mucho del tumor», señala.

La próxima revisión será en marzo y su fortaleza no disminuyó ni un poco. "He intentado normalizarlo. Hablo de mi enfermedad con mis amigas como de cualquier cosa. Digo que hay que luchar. Enseño las cicatrices porque ayudan a creer", concluye esperanzada.

Al enseñar su cicatriz, Cristina busca transmitir un mensaje de esperanza.

Para ver el video con los testimonios de las personas que luchan contra este mal, hace click aquí