La temporada veraniega siempre tiene roces, pero esta temporada a los jugadores se les fue la mano. Faltas violentas, lesiones, insultos y amenazas de pase de factura marcaron los partidos en Mar del Plata

Fútbol de verano: las patadas que generan violencia

Por:Emanuel Tristán

 En teoría son partidos amistosos, preparatorios, un mero espectáculo para entretener a la gente durante sus vacaciones. Pero este año el fútbol de verano tuvo todo menos lealtad: patadas violentas, insultos, amenazas y lesiones que cuestionan no sólo la realización de éstos eventos, sino además la moral en el deporte.

En éste 2015 los roces superaron la simple vehemencia para recuperar la pelota y en varios casos fueron consecuencia de calenturas y venganzas. Las faltas violentas se repitieron una tras otra, pero sobresalieron las patadas descalificadoras de Leandro Marín a Ricardo Centurión y la de Leonel Vangioni contra Cristian Pavón. Los resultados fueron contundentes: el jugador de Racing sufrió una inactividad de por lo menos dos semanas, mientras que la joven promesa de Boca sufrió la fractura de su quinto metatarsiano en la pierna izquierda y se perderá dos meses de juego.

Que fue de mala leche, que calificarlo de mala la leche es excesivo; que pidió disculpas después, que las disculpas no alcanzan… ¿Tanta bronca puede generar un amistoso de verano (incluso siendo un River – Boca) para atentar contra la carrera de un colega? Esas situaciones, además, generan violencia y promesas de venganza que no sirven para nada. Menos de figuras públicas que deberían pregonar con el ejemplo. “Si no lo expulsaban a Vangioni lo sacaba yo de una patada”, le confesó Chiqui Pérez a Pavón. ¿Suma o resta? Claramente la imagen es mala y colabora negativamente en un fútbol que ya tiene demasiada violencia.

Todavía quedan algunos partidos (River – Independiente, Godoy Cruz – San Lorenzo, Boca – River en Mendoza) y ojalá que para la recta final de la temporada estival los jugadores tomen mayor conciencia deportiva y las lesiones graves o las faltas agresivas de “mala leche” no opaquen los resultados deportivos.