Las mujeres de Borges

Un paso por la vida amorosa del gran escritor argentino.

Las mujeres de Borges

Por: Mendoza Post

 Más amigo que amante, Jorge Luis Borges tejió una cartografía de amores profundos, proyectos compartidos y tertulias literarias con muchas mujeres: desde su madre y su hermana, la presencia femenina en sus obras y los amores truncos, hasta sus distintas e intensas amistades con escritoras, artistas y admiradoras con quienes veía, discutía y daba vida al universo literario.

Borges, más amigo que amante.

Borges escribe sobre el abandono o la ausencia del amor, como el personaje de Beatriz Viterbo, la musa de "El Aleph, que según dicen los que saben, remite a un amor imposible. Y entre aversiones, el poeta narró también sobre mujeres potentes y tenaces como la joven arremangada de venganza "Emma Zunz", inspirado en una historia que le contó su amiga Cecilia Ingenieros.

Sus páginas también hablan de su vida: entre mujeres obcecadas -su madre Leonor- o cuidadoras -Fanny, su empleada doméstica por 35 años-, y jóvenes relámpagos que entraban y salían de su corazón, algunas dejando huellas imborrables como su primera novia Concepción Guerrero, y otras capítulos más desconocidos (por caso su matrimonio de apenas tres años con Elsa Astete Millán). Con todas ellas Borges armó una geografía ficcional y pasional.

Borges y María Kodama, su mujer. 


Hubo muchas, aunque tal vez la más resonante es su última y segunda esposa, María Kodama, con quien se casó pocos meses antes de morir en 1986. 

Fue su escriba, su lazarillo, su narradora; la persona con la que Borges veía el mundo. Ella, la mujer de rasgos japoneses, también fue destinataria de poemas del escritor y obras obras en colaboración. Y hoy, es la "viuda", heredera y guardiana recelosa de su obra.

Pero además de Kodama, Borges quiso a otras y muchas mujeres. Su cuento más emblemático "El Aleph" lo dedicó a Estela Canto, uno de sus grandes amores. Incluso, le regaló el manuscrito, que ella subastó en los 80' por poco más de 25 mil dólares. Sobre esa relación, que se eclipsó en una primera noche en un banco de una plaza, Canto recordó en un libro la complicidad literaria y las caminatas por el sur porteño, la zona que Borges reverenciaba.

Sin embargo, uno de los vínculos femeninos más intensos fue con su madre Leonor Acevedo Suárez, con quien vivió prácticamente toda su vida, exceptuando los años con Astete. "Georgie", como le decía ella, dijo una vez en diálogo con Osvaldo Ferrari: "Mi madre me ayudó muchísimo, me leía largos textos en voz alta, ya cuando casi no tenía voz. Estaba fallándole la vista y seguía leyéndome, yo no siempre fui debidamente paciente con ella. Inventó el final de uno de mis cuentos más conocidos: `La intrusa`". 

Silvina Ocampo.

Amigas y admiradoras

Más allá de la presencia de mujeres literarias y sentimentales, el autor de "Ficciones" se rodeó de amigas y admiradoras del ambiente cultural de su tiempo. Mujeres con quienes acompañó proyectos creativos, como Revista Sur comandada por Victoria Ocampo; ligó amistades entrañables como Silvina Ocampo; desplegó iniciativas de trabajo conjunto, como Alicia Jurado, María Esther Vázquez o Mercedes Levinson; o entabló relaciones de admiración como Viviana Aguilar.


Su primer proyecto declaratorio fue en colaboración con Silvina Ocampo, la mujer de su amigo Adolfo Bioy Casares y su amiga también, con la que durante 40 años compartió cenas como una familia.

Borges y Bioy Casares.

Con el matrimonio publicó "Antología de la Literatura Fantástica" (1940) en el que fijaban posición sobre el género. Ese fue el primero de los dos trabajos que realizaron juntos -año después lanzaron "Antología poética argentina", también por los tres-.

No está claro cuándo se conocieron Borges y Silvina, tal vez por sus hermanas: Norah Borges era muy amiga de ella o por Victoria, a través de Revista Sur. Lo cierto es que más allá de Bioy Casares, tuvieron "una vida compartida, de una gran complicidad literaria", dice a Télam Ernesto Montequin, traductor y curador del archivo de la cuentista. "Eran personas para las cuales la literatura era la pasión dominante de sus vidas y eso provocaba una unión natural muy fuerte".


Del mismo linaje, otra incondicional con encuentros y desencuentros fue Victoria Ocampo la artífice de revista Sur.

El laboratorio estético que reunió a los más destacados autores de la escena local. A la muerte de la fundadora que expandió los horizontes de la obra borgeana y candidateó secretamente al cuentista para la dirección de la Biblioteca Nacional, Borges confió: "Yo sólo le debo favores. Favores hechos de la manera más delicada posible".