El valor de la palabra

Cambiar de opinión en un contexto de aprendizaje y de crecimiento es lícito, pero ¿qué ocurre cuando la palabra deja de tener valor?

El valor de la palabra

Por:Diego Costarelli

Coherencia, honestidad, transparencia. Que lo que se hace guarde relación con lo que se dice. Respeto por la palabra dada. Es lo mínimo que espera a cambio alguien que deposita su confianza en un candidato a través de su voto. Pero no solo la moneda se devalúa en la Argentina, el peso de las palabras, contrario a lo que se expresa en campaña, parece ser muy relativo para algunos.

Ayer presentamos las alianzas que conformarán los distintos frentes para las próximas elecciones. Estas no son elecciones comunes y corrientes, el clima social en el que estamos inmersos hace que nuestra responsabilidad como dirigentes y candidatos sea sustantivamente mayor.

Los debates y las discrepancias son necesarias y saludables, pero ¿qué pasa cuando vemos que se dan en un marco de falta absoluta de respeto, de carencia de principios y de valores, al margen de lo que realmente necesita la gente? Cambiar de opinión en un contexto de aprendizaje y de crecimiento es lícito, pero ¿qué ocurre cuando la palabra deja de tener valor?

Para muestra, sobra un botón, dice el refrán. Pero voy a poner tres ejemplos:

"Fue abusada y violada por los radicales", "tiene el síndrome de Estocolmo, tendrá que solucionarlo con profesionales médicos" dijo Gustavo Gutiérrez refiriéndose a Daniela Stella, su ex compañera del Ari, quien tomó la decisión de quedarse en Cambia Mendoza. Estos dichos son gravísimos por donde se los mire y deben ser repudiados enérgicamente, no solo por la falta de respeto que implican hacia Daniela sino porque usar un tema tan sensible para manifestar un desacuerdo político es de la más baja calaña. ¿Qué podemos esperar de alguien que ataca de esta manera a una mujer solo por no seguir sus pasos?

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Por otro lado, tenemos a Ramón, que fue votado por los mendocinos por presentarse como un opositor que defendía de los derechos de los consumidores, pero que terminó dando su voto a la reforma del Ministerio Público y al impuesto a las grandes fortunas. Fue votado para defender a los mendocinos de las injusticias y terminó haciendo absolutamente todo lo contrario. Sus votantes están decepcionados y con razón. Hizo oídos sordos no solo a los reclamos de los ciudadanos a quienes representa, sino también a sus socios políticos, con el único objetivo de acumular más y más poder de un gobierno que está destruyendo sistemáticamente todo cuanto se le pone en el camino. Por eso, obviamente, a nadie sorprendió su alianza con el Frente de Todos. Sus propios allegados lo llamaron "traidor de la Patria". ¿Qué se puede esperar de alguien que ni siquiera cumple con su palabra frente a quienes lo acompañaron durante tantos años y lo ayudaron a llegar al poder?

"Prefiero 10% más de pobres y no 100.000 muertos", dijo Alberto Fernández en abril de 2020, cuando apenas veíamos los efectos de la pandemia y se lo comenzaba a cuestionar por las medidas de aislamiento y cierres indiscriminados. Hoy nuestro país se encuentra 13° a nivel mundial y 11° en cantidad absoluta de muertes y se calcula que "Prefiero 10% más de pobres y no 100.000 muertos", dijo Alberto Fernández en abril de 2020, cuando apenas veíamos los efectos de la pandemia y se lo comenzaba a cuestionar por las medidas de aislamiento y cierres indiscriminados. Hoy nuestro país se encuentra 13° a nivel mundial y 11° en cantidad absoluta de muertes y se calcula que tiene cuatro veces más muertos de los que debería por su población. "Los que plantean el dilema entre la economía y la salud, están diciendo algo falso. Sé que tengo que preservar a la pequeña y mediana empresa y a las grandes también". Hoy vemos cerrar a cientos de comercios y emigrar a numerosas empresas que eran motor económico y generadoras de empleo. La pobreza es acuciante y la economía está agonizando.

Estamos viviendo una situación tan crítica que ya no hay términos medios: o se está del lado del kirchnerismo o se está del lado de la república, de la libertad, de la salud, de la educación y del sector productivo. O se es funcional al relato o se es partícipe de una Mendoza y de una Argentina que quiere progresar y salir de esta terrible crisis.

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La palabra, en estos momentos, como garante de normalidad, de previsibilidad y de confianza, se vuelve más necesaria que nunca. Cuando la palabra se desvaloriza y se trastoca a conveniencia, los significados son fácilmente manipulables. Y es así como se sostiene el relato.