Hoy en Memo: No te quejes y haz como que nada pasa

Con un fuerte tono irónico, Emiliana Lilloy retoma este domingo una vez más la defensa de las mujeres y de la perspectiva de género.

Hoy en Memo: No te quejes y haz como que nada pasa

 No te quejes y serás aceptada.

No te quejes, no cuentes ni en la intimidad ni en grupos de personas cómo fuiste abusada por cuatro tipos a plena luz de la tarde en una plaza de Arequipa en Perú, mientras una mujer pasaba una escoba a 20 metros de donde sucedía. Nadie quiere escucharlo, por favor no traigas esas energías, es desagradable. Recupérate, sigue con tu vida y no quieras que los demás sepan, no seas víctima. Pero un poco sí, si no, nadie creerá que realmente te pasó algo, que lo estás inventando. Muéstrate un poco rota, pero no lo cuentes y no des detalles.

Es que a las personas les ofenden estas historias, les parece que los acusamos de algo y comienzan a decir que no son todos así o a buscar evidencias de que la culpa era tuya: por donde andabas, cómo vestías o quizás fue porque lo provocaste. De cualquier manera no lo cuentes, es claro que lo único que logras es que se sientan ofendidos.

Es curioso, que sin perjuicio de que a nosotras nos han agredido, tengamos esa insistente necesidad de contarlo y así ofender a la corporatividad masculina. Somos complicadas, yo diría incluso malas.

No cuentes tampoco, cuando tu pareja te arrastró en un descampado sacándote del auto de los pelos y te dio patadas por todo el cuerpo porque no creía oportuno que cantaras canciones de Charly en un bar con otros argentinos que encontraste en un viaje por Italia. No lo digas, porque está claro que no sos muy buena para elegir pareja. ¿Qué hacías con él? Pareciera que andas buscando que te peguen.

Ni menciones, esa vez que caminando por la calle Mitre en dirección a un boliche de la zona con cuatro amigas, un tipo vestido de enfermero (o algo por el estilo) las interceptó, tomo a una de ellas por la espalda arrastrándola desde sus genitales hacia atrás, la manoseo y la soltó cuando gritaron y corrieron a pedir ayuda. No digas eso "de los hombres", porque de nuevo te dirán "no somos todos así". Incluso preguntarán ¿qué hacían cuatro chicas "solas" caminando a esa hora por la calle? ¿Y de fiesta? Bueno, también qué quieren.

No cuentes que cuando tomaste tu primer trabajo fuiste al director del gremio y le ofreciste tus servicios. Él te citó en un café, te hizo preguntas intimas, te dijo que sabía de otros hombres que eras una "mujer libre" y luego de mostrarte la foto en el celular de su mujer y dos hijos, te dijo que si querías empezar a trabajar el primer encargo era acompañarlo esa noche a tomar unos tragos con una delegación de Buenos Aires. No menciones, que ante tu negativa inventando una excusa (y bien que hiciste en no exponerlo y decirle de frente que eso que hacía no era correcto) te abrazó acercándote a él desde la cintura, te beso el cuello y te dijo: no te borres, puede ser interesante. No lo menciones, dirán que querías algo de él y no te lo dio, que estás resentida, que sos complicada o algo por el estilo. También vos, siempre te los estás buscando.

No comentes, ni siquiera de manera casual, que el mito de que las mujeres accedemos a cargos en el gobierno por acostarnos con tal o cual, a veces es cierto. No digas, que la violencia política y corporatividad masculina son tan fuertes e impenetrables que la única forma transaccional de poder que nos queda a las mujeres es el sexo. No lo digas, se ofenderán. Dirán que ellos no son así, sin perjuicio de que siguen armando equipos de varones y transando el poder entre ellos sin sentar ni a una mujer en la mesa chica.

Es que tenemos que tener claro que somos culpables de sus conductas y que visibilizarlo o nombrarlo los pone muy incómodos y no les gusta. Les cae mal, porque por alguna razón desconocida se sienten aludidos, aunque ellos "no son así". ¿Cómo nos atrevemos a decir que hay varones que violan, golpean, abusan de su poder o matan? Vaya descaro el nuestro.

Están hartos de las feministas fanáticas que inundan las redes con fotos de chicas desaparecidas, que encima después algunas aparecen vivas haciéndonos gastar la plata que pagamos con los impuestos. ¿Saben cuántos hombres mueren y nadie dice nada? Qué injusticia.

Calla, simplemente calla, no cuentes tus experiencias, no intentes ser comprendida por quienes supuestamente te quieren, porque si son hombres, ellos también se ofenderán y se sentirán insultados. No hables de tu propia opresión, eso cansa, y lo único que logras es que se defiendan, se resientan y odien al feminismo. Calla, y que nuestro movimiento sean sólo posteos en las redes y marchas, sin poder llevarlo y expresarlo en tu propia vida.

Pero es que tienen razón, no todos los hombres son así, no todos abusan de sus privilegios, agreden sexualmente a quien se cruzan por la calle ni son femicidas. La prueba está en que muchas de nosotras aún seguimos vivas y aún podemos salir a la calle sin ser violadas. ¿No es obvio?

Claro que sí. Si todos fueran así, las mujeres ya nos hubiéramos extinto, agredidas sexualmente golpeadas, extorsionadas, interceptadas en las calles por "todos" los hombres que se nos cruzan.

También hay que tener en cuenta que una se los busca, los elige entre miles con un radar de última generación para que le pasen estas cosas. Otros incluso le encuentran razones místicas a estos episodios: "vos tenés que ir a hacerte ver por alguien que sepa, lo tuyo parece algo karmático, los estás atrayendo". Quién sabe, quizás en otra vida hiciste algo mal, o fuiste Cleopatra y esta es la venganza de los hombres.

Y si, pareciera que algunas mujeres somos grandes buscadoras o exploradoras de cínicos, maltratadores, abusadores que coexisten en una aldea feliz en donde excepcionalmente aparecen estos personajes. De todos modos, hay quienes dicen que esto no es así, dicen que en realidad vivimos en sociedades machistas, patriarcales, en donde desde todas las disciplinas y mensajes nos educan para que los varones ejerzan su superioridad y masculinidad agresiva sobre las mujeres. Pero estas son sólo fanáticas, quejosas, y se empeñan en arruinar cualquier momento feliz con estas ideas exageradas.

Callemos, hagamos como que no pasa, no rompamos la armonía y orden de esta hermosa sociedad para no molestar a los varones "que no son así", porque "no son todos" y porque si nos callamos, todo seguirá igual. Aprendamos a no ser complicadas, a vivir como si nada pasara, solo así, seremos aceptadas.