El virus y los "geriatruchos", por qué archivamos a los ancianos como trastos

La pandemia azota a los sectores más vulnerables de la sociedad. Es la población de "riesgo viral" que sobrevive en los espacios clandestinos. Un panorama de la indiferencia y abandono.

El virus y los "geriatruchos", por qué archivamos a los ancianos como trastos

Por:Jorge Fernández Rojas
Periodista/Analista

Lo ingrato de estos días es tener que admitir nuestros demonios. Y tener que describirlos, más todavía, como si fueran una novedad. Por eso da bronca contar lo que pasa en los llamados geriátricos clandestinos. Son esos depósitos de personas ancianas y enfermas que son un lastre para sus familiares y terminan amontonadas en lugares que son desapercibidos en los barrios o mejor dicho, donde hacemos la "vista gorda", porque sabemos que existen.

La pandemia nos saca la basura de bajo la alfombra y nos muestra estos espacios precarios desde lo edilicio y la atención humana. El intendente de Guaymallén Marcelino Iglesias dice: "esto se produce porque el anciano o la anciana cobra una pensión y los familiares destinan esa plata para pagar estos lugares y ellos le ocupan la casa".

El último caso de un brote de coronavirus ocurrió en ese distrito donde ya se detectaron 20 personas contagiadas. Esa casa en San José no denotaba ningún servicio de alojamiento de personas mayores y por supuesto no tenía habilitación del Ministerio de Salud y de la municipalidad.

La casa donde funcionaba el geríatrico clandestino.

Abusos, desidia y abandono

"Es el abuso económico y se dan situaciones que están al borde del abandono. Quizá la persona sufre demencia y no tiene dicernimiento entonces la llevan para sacarse el problema de encima. Una persona termina siendo una carga para sus familiares. Le llegan a dar hasta las tarjetas de cobro a los dueños de esos lugares para no tener que ir ni siquiera a pagar". Esta es una de las conclusiones nefastas que se desprenden desde las reparticiones oficiales como la Dirección de Ancianidad del Ministerio de Desarrollo Social y Salud.

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¿Recuerdan el caso del geriátrico trucho de Rivadavia? Ahora se supo que hubo trece personas enfermas, una de ellas falleció, pero el resto fueron internadas y todas superaron la enfermedad.

La casa en Rivadavia donde se detectaron 13 infectados y pretendían "refuncionalizar".

El lugar estaba clausurado por la municipalidad y el ministerio. De todos modos la dueña quería hacer regresar a las personas para eso ya se había comunicado por el grupo de Whatsapp con todos los familiares para que  volvieran a los ancianos al lugar donde se enfermaron. La mujer les había dicho que ya había regularizado la situación. El gobierno intervino y los familiares se vieron obligados a buscar otras alternativas para alojar a las personas en riesgo de salud.

Números críticos

Por cuestiones obvias el gobierno no tiene certeza de cuántos geriátricos clandestinos hay Mendoza. Pero sí tiene registrado a 230 espacios que tienen habilitación o en vías de estar autorizados para hospedar personas del sector de riesgo en tiempos virales.

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Reconocen que muchos de estos lugares "son muy endebles en infraestructura y en personal preparado para la atención de ancianos" por lo que aseguran que están trabajando en la capacitación general y en los protocolos de bioseguridad en particular. A favor, aducen que hasta ahora son 12 geriátricos donde se han detectado focos infecciosos por lo que la situación todavía es controlable.

El hogar de ancianos Santa Inés donde se registra uno de los focos virales.

Puntualizan que se nota que hay falta de gestión geriátrica y dan como ejemplo que en hospedaje para personas mayores Santa Inés ya hay 37 infectados.

La Provincia tiene a su cargo a 273 personas mayores en situaciones de desamparo material y familiar, distribuidos en 7 geriátricos dentro del territorio mendocino. Son unos 300 agentes públicos destinados a atender a los ancianos.

Imagen de archivo del geriátrico estatal Santa Marta.

Sostienen que el personal estatal está bien pertrechado para sostener la tarea diaria pero estos empleados ya sienten un agotamiento por la exigencia propia de la atención básica que demandan las personas, además de la aplicación de las medidas de seguridad sanitaria. Lo notable es que no ha habido contagios en estos lugares producto del esforzado trabajo de los agentes públicos en esos lugares silenciosos.

El rescate posible

La legisladora oficialista Marcela Fernández tiene un proyecto de ley que en el primer artículo ubica como responsables sociosanitarios a los familiares de las personas que se alojan en los geriátricos.

La diputada Marcela Fernández apunta a la responsabilidad familiar sobre las personas mayores.

"¿Cuál sería la importancia si la residencia se encuentra habilitada o no? Como familia tenemos que apelar a la co-responsabiliadad del cuidado. Estoy apelando al afecto, al amor, al cariño, a los recuerdos hacia esa persona. Quizás a lo único que vale la pena", señala la diputada radical.

Este escenario es prepandémico, pero se ha agravado y a la vez todos ponemos las esperanzas en la producción de una vacuna anunciada por el presidente ayer miércoles 12. Quizá a las personas que hoy negamos y que son "población de riesgo" serán las primeras beneficiadas con la vacuna y todos nos inoculemos con el antídoto contra la indiferencia y la hipocresía. 

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