¿Quién trabaja más en casa? Un informe sobre teletrabajo en Mendoza

La consultora mendocina Suma Equidad relevó los tipos de trabajo y quiénes lo realizan en contexto de cuarentena.

¿Quién trabaja más en casa? Un informe sobre teletrabajo en Mendoza

Por:Ana Paula Negri
Periodista

Una consultora mendocina, Suma Equidad, integrada por Celeste Bollati, Leticia Femenía, Verónica Piñol Nahim y Virginia Femenía,  realizó un relevamiento sobre la nueva modalidad de teletrabajo en la provincia desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio y cómo se desarrolla.

Una de las autoras del informe, Leticia Femenía, resaltó en diálogo con el Post, que "esta es una población pequeña de personas con un nivel de instrucción alto en general" pero es representativa de las modalidades de trabajo que se replican en muchos hogares en la provincia.

Las profesionales encuestaron a 340 personas de las cuales el 81,5% son mujeres y el 17,6% varones, un 0,6% prefiere no responder sobre su género y el 0,3% de la población se definió como no binaria. A su vez, un 18,5% de personas de entre 18 a 30 años, un 59,7% de entre 31 a 45 años y un 21,8% de entre 45 a 60 años.

El cuanto al nivel educativo de la población participante en el estudio,  un 64,1% con nivel educativo universitario completo e incompleto, un 16,8% que poseen posgrado (maestrías o doctorados), un 15% terciario completo e incompleto y, finalmente, un 4,1% que poseen secundaria completa e incompleta.

Femenía destacó que en su trabajo se reflejan resultados interesantes en relación a la división del trabajo por género: "Las mujeres trabajan menos horas en trabajo remunerado con los varones y a su vez las mujeres dedican más tiempo al apoyo escolar y al cuidado de adultos mayores y personas con discapacidad que los varones en general".

El 39,4% de las mujeres encuestadas, sostuvo que trabaja entre 5 y 8 horas diarias; un 32,1% de 1 a 4 horas; y el 15,9% restante le dedica a su trabajo remunerado 9 horas o más. Entre los varones que participaron de la encuesta, el 41,7% afirmó trabajar entre 5 y 8 horas diarias; un 30% de 1 a 4 horas; y el 23,3% restante 9 horas o más.

Siguiendo el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) publicado en 2014, sobre el trabajo no remunerado y el uso del tiempo, el trabajo no remunerado es definido como: "... el trabajo doméstico comprende los quehaceres domésticos (limpieza de casa, aseo y arreglo de ropa; preparación y cocción de alimentos, compras para el hogar; reparación y mantenimiento de bienes de uso doméstico) y las actividades de cuidado de niños/as, enfermos/as o adultos/as mayores miembros del hogar. Asimismo, incluye las actividades dedicadas apoyo escolar y/o de aprendizaje a miembros/as del hogar".

En la desagregación de las actividades por sexos que se hace del trabajo no remunerado, no hay diferencias significativas en lo referido a los quehaceres domésticos (tareas de limpieza, compra y preparación de alimentos). Pero cabe mencionar que en el relato de muchas encuestadas se evidencia, que a raíz de la Pandemia del Covid 19, los quehaceres domésticos, las tareas de limpieza, compra y preparación de alimentos requieren otros tiempos y cuidados que necesitan la dedicación de más horas. Este "cuidado especial" sigue siendo monitoreado por las mujeres.

Las mujeres dedican más tiempo al apoyo escolar que los varones que participaron del relevamiento. La mayoría de las encuestadas realizan esta tarea en soledad y sin pedir ayuda. Los varones lo hacen pero necesitan de la intervención de un tercero/a que oriente el proceso educativo.

En relación al cuidado de niños/as no se observan diferencias significativas entre varones y mujeres respecto de la carga horaria destinada al cuidado de los/as mismos/as, pero sí se observa una diferencia en la forma en que distribuyen el cuidado: el 15% de las encuestadas cuida de sus hijos/as sola, mientras que en lo varones encontramos un 5%. 

En lo concerniente al cuidado de adultos/as mayores y/o personas con discapacidad, un 18% de las encuestadas afirma dedicarse a éstas tareas de cuidado, mientras que entre los varones encuestados, sólo un 12% refiere dedicarse a esta actividad, por lo que también podemos inferir que las mujeres dedican más tiempo al cuidado de adultos/as mayores y/o personas con discapacidad.  

También se relevaron datos cualitativos que describen cómo la pandemia del Covid 19 afectó de diferentes maneras en la subjetividad y en la vida material de las personas. "Desde el impacto emocional, económico y cultural que ha implosionado las estructuras del sistema social, interpelando los roles de género asignados al interior de los hogares y suscitando la generación de nuevos lenguajes y prácticas que nos obliguen a pensar, una nueva manera de estar en nuestros hogares y de vincular-nos con los/as nuestros/as desde otro lugar a descubrir. Afectividades y efectividades que a continuación ilustraremos con algunas de las respuestas de nuestros/as encuestados/as", sostiene la investigación.

Específicamente

Desarrollo de nuevas capacidades: El actual contexto también ha dado lugar al surgimiento de distintas habilidades y aprendizajes entre los que se mencionan: administrar tiempos, reformular recursos, fortalecer la creatividad; el descubrimiento y la utilización de herramientas tecnológicas; espacio para la reflexión; mejora en la convivencia, tolerancia, paciencia, diálogo, más tranquilidad y dedicación a los afectos, resignificar los diálogos telefónicos y utilización de nuevos dispositivos para la comunicación en familia como las videollamadas.

Impacto emocional: La pandemia y el aislamiento obligatorio han revelado, en algunos de los relatos de los/as encuestados/as, distintas percepciones, sentimientos y sensaciones como: la dificultad que entraña la ausencia de abrazos y encuentros personales; el miedo al contagio; el temor al acercamiento con otras personas, dejar de saludar por el uso del barbijo, ya que este objeto que nos cubre el rostro y protege del virus a su vez nos aleja de las miradas y las sonrisas de quienes nos rodean, de "vernos las caras".

Otros cambios que señalan, refieren a las modificaciones en la cotidianidad en las interrelaciones familiares y cambios en la subjetividad; mayores niveles de frustración, angustia, miedo e incertidumbre; no poder salir a la calle todos los días. Salir implica que el otro se transforma potencialmente en "peligroso". Se evidencian sentimientos de impotencia, ansiedad, angustia y sensación de pérdida de libertad producto del aislamiento obligatorio.

 Dificultades: Entre los obstáculos y dificultades relatados por los/as participantes podemos señalar: la dificultad de tener a cargo a los/as niños/as todo el día; la pérdida de redes de contención y de ayuda de otras personas en los quehaceres y tareas de cuidado por el distanciamiento social; pérdida de intimidad dentro del ámbito familiar; dificultad para sobrellevar el aislamiento; encierro; dificultad para poder poner límites claros entre las tareas de trabajo remunerado y no remunerado, no tener wifi ("te desconecta del mundo") o contar con pocos dispositivos electrónicos, como computadoras o tablets, para la cantidad de personas del hogar que necesitan realizar tareas simultáneamente; soledad; pérdida de trabajos e ingresos; sedentarismo; mayor incertidumbre respecto a la continuidad laboral y obtención de ingresos; falta de energía y lentitud para realizar tareas manuales e intelectuales 

Para ver el informe completo y sus recomendaciones podes entrar en este link

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