Denuncian discriminación en el colegio Compañía de María en primera persona

"En mi escuela se les drogan en la cara pero van contra la chica que tiene una enfermedad".

Denuncian discriminación en el colegio Compañía de María en primera persona

Por: Mendoza Post

Eva es una adolescente que concurre al colegio Compañía de María ubicado en San Martín 2494 de Ciudad. La alumna se dirigió al Post para contar cómo es presuntamente discriminada por parte de los directivos de la escuela a causa de una enfermedad extraña que tiene.

"Hace un año y medio me diagnosticaron una enfermedad de la cual nunca había escuchado en mi vida llamada disautonomía, todo comenzó cuando hace unos años me desmayaba en cualquier lugar, se me borraba todo y cuando abría los ojos estaba en el piso, cuando fui al médico nadie podía darme una respuesta certera, me habré hecho unos 5 análisis de sangre, hasta que me hicieron un estudio llamado til test, que consistía en quedarme atada a una cama de pie por 1 hora y ver cómo me bajaba la presión, yo en vez de durar una hora duré 10 minutos, se me bajó a 6", dijo.

Y aclaró: "La disautonomía a veces se confunde con el síndrome de fatiga crónica o la fibromialgia, hay días en los que siento que no puedo más, como si me hubiera bajado de una calesita después de haber sido girada por media hora a toda velocidad, también sufro dolores en las articulaciones, sobre todo cuando hace frío, también tengo problemas estomacales, dolores de cabeza crónicos entre otras cosas, pero lo que más me molesta de esta enfermedad es lo que hace con mi temperatura corporal, cuando hacen 36 grados yo estoy de pantalón de polar y un tapado de corderito, a veces transpiro y a veces no, pero cuando transpiro y decido sacarme el tapado siento algo muy parecido a los síntomas de hipotermia, siento que muero, todo el cuerpo me tiembla y estoy helada, pero hay casos en los que me pasa todo lo contrario, hace -1 grados y siento un calor impresionante y empiezo a transpirar, aunque esto suele ocurrir con menor frecuencia, es algo muy difícil de llevar".

Luego de la introducción, Eva explica que "por eso es que a la escuela tengo que concurrir con un pantalón largo de polar, remera manga larga, buzo y tapado de corderito".

Y allí viene el tema de la discriminación: "Un día estoy caminando por las galerías del colegio y me para la vicedirectora de una manera no muy amigable y me dice que no puedo venir más con el tapado porque lo llevo desprendido, cuando escuché eso se me heló el cuerpo, ya que si yo no estoy abrigada no podría llevar un día normal, le preguntó que por qué no puedo, mi tapado es verde oscuro y en el reglamento dice que de abrigo podemos llevar cualquier color, a lo que me respondió que yo lo tenía desprendido y que evidentemente era porque no tenía tanto frío. Decidí dejar pasar esto porque capaz que se había olvidado de mi situación, cosa que sería raro, ya que todos los años, me piden que renueve el certificado de mi enfermedad, ya que es considerado como «discapacidad invisible» y hace ya 3 años que no hago educación física, he traído unos 4 certificados en total pero bueno, es una escuela grande y a cualquiera se le puede pasar".

No fue lo peor que debió tolerar Eva: "Algo que ya no pude aguantar fue cuando el viernes me para la directora del colegio cuando estaba yendo a sacar fotocopias y me dice: «el lunes no te quiero ver más con esa campera, ya te han dicho varias veces que no la podes traer», a lo que reafirmo mi decisión comentándole sobre el código de vestimenta de la escuela: «de abrigo se puede traer un color opaco» y me dice: Sí, se puede traer cualquier color de hecho. Cosa que ni yo sabía, me fui a compra un tapado oscuro porque no conseguía azul marino pero saber que se podría traer cualquier color me tranqulizó. «Desprendete la campera» - me dijo la directora, creo que nunca me había sentido tan humillada, le digo que abajo tengo un buzo de lana y una remera manga larga (hacían unos 32 grados), le comento que la vez pasada me retaron porque la tenía desprendida y no tenía un buzo abajo, y le digo que a veces me tengo que sacar el buzo porque cuando estoy muy abrigada a veces no siento el calor pero transpiro igual y me deshidrato, «y sacate la campera y quedate con el buzo», le vuelvo a decir que no puedo porque el cuerpo se me empieza a poner frío y siento que me congelo".

Y culmina el relato: "Decidí recordarle que yo tengo una discapacidad que he traído varios certificados, uno de ellos fue una carta de mi médico explicando toda la situación. - «Cuando siento mucho frío me desmayo, tengo una especie de adrenalina en gotas que tomo cuando siento que me está por suceder» - Yo no te he visto nunca desmayarte, mi hijo también tiene adrenalina en su mochila ¿Y? - Cuando me dijo eso estaba al borde de las lágrimas, no podía creer lo que estaba pasando, y para agregar la cereza al postre me dijo: «yo no es que esté diciendo que mentís, pero..» Creo que fue lo más horrible que me dijeron, sobretodo porque es un colegio católico y siempre están hablando de ayudar al prójimo, y la inclusión. La razón por la que fui al médico en primera instancia es porque siempre «me iba» y me desmayaba, a lo que tenían que venirme a buscar, «si te hubieras desmayado alguien me habría avisado», le recuerdo que la última vez que pasó eso fue hace un año, que no me lo podría estar inventando porque he traído certificados de diferentes médicos, el diagnóstico de mi enfermedad entre otras cosas, tengo una caja de estudios en mi casa. Me molesta esto muchísimo porque en mi escuela se les drogan en la cara pero van contra la chica que tiene una enfermedad, es una escuela de payasos".