Crónicas del subsuelo: La sangre es el otro

Crónicas del subsuelo: La sangre es el otro

Por:Marcelo Padilla

"La red es Sergio y la clave 1968", me dice el cafetero del barsucho de la esquina de Brasil y Zabalza. Son las diez y pico de la mañana del sábado, afuera corre un viento fresco que, según los pronosticadores, durará poco, luego viene el infierno en la ciudad, la sofocación en las casas apiladas, el tedio estival en las habitaciones donde se amuchan en una pieza dos o tres con un solo ventilador. Es el padecer de la gente de la ciudad que agotada de sí misma libera una fobia ancestralmente intervenida por los algoritmos que persiguen en la era del control total de la información, de las fakes news y de los cuerpos. Un cuerpo agotado es una mente dominada.

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Chile y su patriada incansable, los vientos cordilleranos no cesan pero aquí alcanza el comunicado institucional sin nombrar a quienes se atreven a instalar el fascismo discursivo habilitante para la acción del odio, la vehemencia del racismo y la ignorancia como pandemia. La vez que se salió a apoyar al pueblo chileno en la puerta del consulado todo terminó mal. Represión indiscriminada en la Plaza Chile y frente al Teatro Independencia. Luego las detenciones de los pibes y las pibas, las imputaciones. El viento cordillerano no cesa, en todas las ciudades de Chile la vida se juega en las calles. Mendoza mira a lo lejos en una privilegiada posición de vecina, cordillera de por medio. Aquí lo que se espera es la nada. La domesticación produce conductas propias del miedo infringido. Se va al almacén, a la verdulería o al supermercado a buscar lo que alcanza en el monedero. La clase media no cae. No registra la dimensión de su suicidio colectivo, ex aspiracional, la movilidad social ascendente quedó en un slogan del peronismo.

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Me ubico en el café y pido un cortado, un vaso grande de soda, una medialuna para meterle algo a la panza y justificar el instale aquí, situado en el café de la soledad para poder escribir en paz. Las motos pasan por Brasil hacia costanera, el año se diluye en celebraciones sin alma, pasa una carretela llena de cartones conducida por unos niños que no llegan a los 14 años. El café es una pecera y los que estamos adentro...en fin, ahogados por la desconfianza del flaco que entra a vender bolsas de residuos. No hay política para ellos, la calle es su escuela, su trabajo, y también el espacio de su persecución. El odio es un dispositivo productivo, por eso se lo arenga, hace que la gente de por acá quiera que maten a todos esos que andan por las veredas golpeando puertas, no se soporta al pueblo con hambre, no se ha educado a la población para la solidaridad con el otro que padece. Lo único que se festeja es la sangre del otro. Pasamos del slogan "La patria es el otro" a "la sangre es el otro". Son slogans claro, no parecieran muy preocupantes a menos que escuches una conversación en cualquier lugar urbano: bondi, almacén, esquinas. "Matar a los negros de mierda" es la consigna producida por el entramado de medios de comunicación, redes sociales y discursos políticos oficiales, hasta en el peronismo se ha filtrado esa posición en algunos dirigentes que por ser más duranbarbistas que el propio Jaime, se visten de "vigilantes del orden" para conectar con la ola. Toda fotocopia es de segunda mano por eso la gente prefiere a los auténticos, y no vota al camaleón, vota al fascista y al liberal reaccionario de primera mano. Ay, ya me metí en el peronismo, lo venía esquivando porque se dice por lo bajo que mejor no decir para no complicar porque no suma y biribiribiribi. Lo cierto es que el silencio del peronismo mendocino da pena, los dirigentes que militamos hace nada andan por ahí, vaya a saber dónde que no se los ve, atando cabos, armando y tejiendo telas de araña para colgarse del "Frente de Todos los que consiguen cargos". Así podría llamarse en Mendoza: Frente de todos los que consiguen cargos. Municipales y provinciales pero también nacionales, en eso parece que están les compañeres, porque se vienen las designaciones, entonces silencio, solo las redes en sí mismas pagadas, ya es obvio, aparece en el muro "publicidad pagada", así funciona, por lo que se puede observar, en el peronismo menduco que integra el Frente de Todos los que consiguen cargos. La militancia cansada ya de tanta elección, sin un peso y agonizante. La juventud peronista quedó en un meme. Tiempo de espera, se entiende, pero no seduce, el zigzagueo de ellos es la abulia del que acompañó en su momento pero aquí todo es descartable, hasta la gente que estuvo en las buenas y en las malas. Pero en las malas...nadie aparece.

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El viernes por la tarde nos juntamos a cerrar el año con el grupo de comunicación social de la facu. Se invitó a dos profesores que fueron clave en la formación filosófica y en el pensar de la política, la comunicación y el tejido cuasi todopoderoso de las redes sociales. Norma Fóscolo y Omar Gais, con estatura de maestros, con la cadencia de los grandes pensadores que introdujeron en la facultad a Foucault, a Bourdieu, a Hannah Arendt, a la escuela francesa de la "cuestión social". Fitoussi y Rosanvallón, Castells, entre otros. Sucedió en un curso de clases, un curso común, nada de sillones a lo conversatorio Mirta Legrand, nada de eso, vasitos de plástico y botellitas de agua, varios libros en el escritorio, atmósfera de austeridad solo para pensar, hipnotismo de quienes han cultivado el placer del texto y la seducción de la escritura y el habla, dos maestros para muchos de quienes nos hemos formado y deformado ahí, en el edificio brutalista de ciencias políticas donde los libros de la biblioteca y la ediciones de la institución se encuentran en las catacumbas del subsuelo. Todo un símbolo, una señal de escondite de las obras que nadie ya lee porque no están al alcance ni a la mano. Hoy es pdf el mundo de lectura, contratos de escritura que circulan en medio de flayers y publicidades pagadas de candidatos políticos. La memoria escondida en anaqueles bajo tierra, de frente la institución con su monumental cemento erguido inamovible sin vida más que en los carteles desteñidos por el sol de las agrupaciones estudiantiles que, por lo menos, le dan un color, una señal de vitalidad al edificio muerto.
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Por último Bolivia. El alto que baja y se rebela, la elocuencia de la xenofobia que desgobierna, el pueblo sin paz en horas de lucha y sangre. Parte del ajedrez continental del imperio americano que ensaya en la región plancitos cóndores adaptados a las barberías. Se puede ser fascista, está permitido, se ha habilitado el horizonte de posibilidad. Algunos dirigentes y referentes de la cultura mediática lo promueven, ¿Por qué no ser fascista? ¿Acaso no estamos en democracia?