Crónicas del Subsuelo: Microclima de PASO

Crónicas del Subsuelo: Microclima de PASO

Por:Marcelo Padilla

En fin, ahora el camino se hace más corto, es un trecho, el último trecho de la campaña que desembocará irremediablemente en el domingo 9 de junio. Queda nada, los dedos de las dos manos sobran. En el microclima no se habla de otra cosa -aunque se meche por ahí, de vez en cuando, con unas efemérides-. La cosa es que todo se encamina para el gran domingo nueve: la Paso. El microclima es intenso, tan intenso que hasta se despega como un pliegue o una costra de las capas de vida cotidiana. En las redes parecen miles, o muchos, no sé. La intensidad en las redes parece haber reemplazado la discusión. En realidad la discusión se da, es inevitable, pero solo a puertas cerradas o en un café. Hasta en los grupos de guasap. Los diseños, los mapas del territorio, las cuentas, la calculadora y la guita. Los marineros obedientes, agradecidos porque no serán arrojados en la hipótesis de choque. El tema siempre son los salvavidas. No hay muchos. No importa, la promesa está hecha. Y si el agua no llega al cuello no se chilla ni se pide el suyo. Se sabe, son dos espacios: uno dice que le lleva ocho puntos al otro y el otro dice que no son ocho sino que son dos nomás, que están ahí palo y palo. Ahí nomás. En los medios se divierten con la interna porque encima reciben guita y pueden decir lo que se les da la gana. En las redes se pone guita donde el posteo reza: publicidad. La guita para las facturas y las tortitas más el café no está garantizada, sin embargo no hay tarea más noble que llevársela uno. Es que el efecto dominó y la onda expansiva luego de nueve derrotas consecutivas del oficialismo en el país ha entusiasmado a las tropas, por ahora enfrentadas en una disputa con ciertos códigos higiénicos. La idea es que no se muestre sangre, sin embargo cuando te pones a conversar con cualquiera de un lado y del otro siempre sangran por la encía. La sangre se ve pero no se muestra. Tampoco es un sangrado preocupante, esa es la idea. Mucho videíto. Selfie y videíto. La idea de pulcritud se ha instalado. La tecnología no mancha y las pintadas setentistas sí, pertenecen al pasado. Con un tuit cuidas el medioambiente. Con un flayer no gastas papel. Con un guasap resolves un tedioso cara a cara. El hedor queda para el pobrerío. Las multinacionales de la comunicación no te dan opción al aislamiento. Podes no tener domicilio pero sino tenes guasap no existís. Por tradición el que pierde acompaña, hoy puede que sea solo una consigna, parte de las disciplinas y las obediencias que apuntan a neutralizar cuerpos anarkos. Reitero, la sangre se ve pero no se muestra. Los jingles, la cámara lenta que hace de un conjunto de ademanes una gestualidad épica. El sabor amargo de la resaca neoliberal que reverbera. Los discursos en ambientes circulares. Los conversatorios y los conservatorios. Los instrumentos de cirugía en la sala contigua a la morgue para ahorrar el viaje. Los caprichos de los diseñadores de escenarios de guerra. La previa a un acuerdo inevitable para al menos no pasar vergüenza. La esperanza en el efecto dominó y la onda expansiva. Eso y la población que espera silenciosa dar su veredicto.