Parto respetado un derecho que defender

El parto respetado es fundamental para un desarrollo saludable de madres e hijos. ¿En qué consiste? ¿Qué dice la ley? ¿Se respeta en Mendoza?

Parto respetado un derecho que defender

Por:Empoderalas
Salud femenina

 El parto respetado es una forma de asistir el proceso del nacimiento que prioriza los deseos y derechos de las familias, tomándolas como protagonistas. Del 13 al 19 de Mayo se celebra en todo el mundo la semana de este derecho adquirido.

En nuestro país hace cuatro años se reglamentó la Ley nº 25.929 de Parto Humanizado. El objetivo de esta ley es el de dar respuesta a un reclamo social claro: evitar intervenciones innecesarias que interfieran en los tiempos y procesos fisiológicos. A partir de la reglamentación, se empieza a tomar conciencia de la violencia escondida detrás de cada intervención y de la falta de protagonismo de la familia en sus partos.

Un nacimiento por cesárea.

La ley contempla instituciones públicas como privadas, para regularizar la atención de parte de los profesionales de la salud. Sin embargo, la mayoría de ellas no la respetan ni hacen cumplir.

En un contexto feminista y con la evidencia científica que lo avala, cada vez más personas que se hacen responsables de sus procesos de salud, enfermedad y partos. Respetar los tiempos fisiológicos es indispensable y está previsto en la normativa, pero los protocolos y tiempos del sistema parecen no coincidir.

Un parto en casa.

La violencia más silenciosa

La violencia obstétrica es un tipo de violencia de género, la más silenciosa y por ello peligrosa al esconderse tras "una forma de cuidado". Es sorpresiva, pues la ejerce un profesional que debería cuidar la salud de la comunidad y no perjudicarla. Como es el médico el que posee los conocimientos científicos técnicos y la confianza de los pacientes, se genera una relación de poder profesional-paciente. Los doctores tienen la información y el arma de manipulación.

Otros aspectos de la violencia obstétrica son patologizar los procesos reproductivos naturales y biológicos, el trato deshumanizado, la cascada de intervenciones innecesarias y la medicalización del embarazo, parto y puerperio. 

Por su parte, también se considera violencia obstétrica el olvido de la mujer luego de parir, la intervención en la lactancia materna, no respetar la hora sagrada principal para el apego y bienestar del bebe. La lista sigue y se puede resumir como el desconocimiento de lo que necesita una mujer mamífera para parir y un bebe mamífero para nacer.


Las instituciones

La formación académica de los profesionales tiene un papel importantísimo. En la academia se entiende al embarazo, parto y puerperio como procesos imperfectos en los que hay que intervenir. Esto tiene un trasfondo mucho más profundo vinculado a un sistema patriarcal que subestima la sabiduría de los cuerpos femeninos para crear, parir y lactar.

El Estado no ha tomado conciencia sobre la importancia de la salud perinatal en la salud pública. Además, el sistema hospitalario se ve constantemente colapsado y responde a un sistema donde el tiempo es dinero

Por su parte, los profesionales de la salud pasan 24 o mas horas en guardia, con poco descanso y alimento y mucha presiones. La visión de la medicina occidental divide cuerpo, mente y espíritu, y el momento del nacimiento es digno de apreciar como un suceso integral.

La mujer, herida, en un momento tan vulnerable tendrá consecuencias en todos los ámbitos. Existe evidencia del sufrimiento de estrés post traumático que se expresa en depresión posparto, fracaso en la lactancia, sensación de un cuerpo imperfecto, dificultad en las relaciones sexuales, culpas, ansiedad y miedo a un futuro embarazo.

Una mujer rota que debe estar disponible 24 horas para su hijo/a recién nacido y que si expresa su emocionalidad está mal vista socialmente. El nacimiento con baja carga de hormonas naturales y donde el recién nacido es separado de su madre inmediatamente para ser intervenido es un evento estresante. Cada vez son más los ámbitos de la salud que lo encuentran como la base de enfermedades metabólicas y psicológicas.

Las consecuencias de la violencia obstétrica nos atraviesan a todos: Según la Organización Mundial de la Salud, el 15% de los embarazos son de alto riesgo y sólo en ese porcentaje se justificarían las intervenciones médicas como la cesárea. El otro 85% corresponde a embarazos de bajo riesgo.

Mendoza: cifras alarmantes

La realidad en nuestra provincia son porcentajes muchos más elevados que lo recomendado. En algunas instituciones los nacimientos por cesárea ascienden al 60%.


Sin embargo, existen grupos de mujeres que luchan contra esta realidad. Hay licenciadas en obstetricia dentro de los hospitales que ejercen de una forma diferente con un trato horizontal, parteras que trabajan de manera independiente respetando los procesos individuales de cada mujer y de cada bebe, doulas que acompañan las emociones durante el embarazo, parto y puerperio. Y que informan y militan los derechos reproductivos.

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