Mendoza ya no es Costa Pobre

Cornejo termina su mandato en 29 semanas.Habrá dejado hechos que se pueden ver, medir, y tocar. El contraste con 2015 es contundente. Los candidatos deben comprometerse a mantener el superávit corriente.

Mendoza ya no es Costa Pobre

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

El 10 de diciembre, dentro de 29 semanas y media docena de elecciones, Alfredo Cornejo habrá terminado su mandato como gobernador de Mendoza. Ayer empezó a despedirse en su discurso de Apertura de Sesiones Ordinarias ante la Asamblea Legislativa. Pero dejará al próximo gobernador de Mendoza la vara alta, y una provincia ordenada, que contrasta de manera brutal con aquel Estado mendicante, fundido y que no pagaba ni a sus empleados en diciembre de 2015.

El propio Cornejo lucía sorprendido ayer cada vez que decía "Escuchen esto..." y daba un dato de gestión demoledor. Especialmente en sus campos preferidos: Educación, Justicia, Seguridad, orden administrativo, y obra pública. La comparación con el estado de las cosas en 2015, cuando recibió la provincia de manos de la gestión justicialista, hizo remover incómodos a dirigentes, intendentes y legisladores de la oposición. Cada dato operó como un mazazo irrefutable.

El discurso de apertura de sesiones fue más un "Estado de la provincia", antes de las elecciones generales de este año. Cornejo avisó a sus posibles sucesores -los principales le estaban escuchando desde las bancas- que entregará un Estado provincial mucho mejor del que recibió. Y lo demostró con información concreta. Ello implica que en la campaña electoral de este año, no habrá lugar para el relato, la charlatanería y la fantasía. Quienes incurran en el "verso" para enamorar a los mendocinos, serán rápidamente contrastados con la realidad. O, mucho peor, les señalarán su participación en las gestiones justicialistas consecutivas, que terminaron sus mandaros en diciembre de 2015 dejando "un infierno", tal como dijo Cornejo ayer.

Los legisladores siguieron con atención el discurso.

Con menos funcionarios políticos y menos empleados que sus antecesores, Cornejo consiguió logros importantes: Afirmó los 180 días de clases. Bajó un 40 % la cantidad de días pedidos por docentes para faltar. Y por primera vez en 10 años, la matrícula pública (los alumnos) subió en detrimento de la privada. Se le debía el gas de las escuelas a YPF, y el Item Zona a 16.000 docentes. Todo se pagó en estos tres años y medio. Multiplicó casi por 30 la inversión en infraestructura educativa. En el último año de Pérez se destinaron 26 millones de pesos a estas tareas, contra más de 600 millones presupuestados este año.

Cuando el gobierno asumió en 2015, en el Hospital Central no funcionaban los ascensores; el Hospital Notti se colapsaba en invierno, el Carrillo "era una cáscara vacía y en el Schestakow no funcionaban las calderas y los líquidos cloacales inundaban algunas áreas". Ahora, el Central hace trasplantes hepáticos. 59.000 metros cuadrados de infraestructura sanitaria incluyendo centros nuevos y alta tecnología se habrán incorporado al fin de la gestión.

En cada área que se toque, hubo una mejora en el servicio a los mendocinos, en la administración, o en el ahorro, o en la inversión.

La Policía de Mendoza estaba en estado de abandono en 2015. Los funcionarios de Cornejo tuvieron que pedir una remesa de balas ni bien asumieron, porque las que había en existencia no alcanzaban a un disparo por policía. Tampoco había chalecos antibalas en buenas condiciones para todos. A los proveedores del sistema Tetra, clave en la comunicación para la prevención y represión del delito, les debían 500 millones de pesos. La deuda fue saldada. Y de 385 móviles policiales, pasaron a más de 1.100 con GPS. Hubo un dato sobre el gasto en combustible, que dio la pauta del despilfarro. Tres años y medio después de asumir, con una inflación galopante y casi tres veces más de móviles, el gasto en combustible fue el mismo que en 2015: 65 millones de pesos. Alguien debería dar explicaciones por esto.

Las reformas en seguridad, más de 30 leyes, permitieron que 900 delincuentes que estaban sueltos haciendo daño, estén presos, de acuerdo a las cifras que dio el gobernador. Impresiona ver el cambio en la cantidad de audiencias penales, con la instrumentación de la oralidad plena y los tribunales colegiados. Se pasaron de cuatro audiencias por semana por juez, a nueve por día por magistrado.

Ministra Paula Allasino, ayer en la Asamblea.

Los datos que dio Cornejo en la primera parte de su discurso fueron profusos. "Escuchen esto..." decía, antes de certificar que Mendoza cambió. "Se puede ver, contrastar, y tocar... son cosas que hemos hecho..." insistía el gobernador ante cada dato. "No es charlatanería, ni ideología".

Seis veces más casas entregadas que en 2015, deudas que se saldaron, empleados y proveedores que cobran, paritarias que funcionan.

Durante el discurso, Cornejo habló de la necesidad de "mantener el orden y la buena administración". Las metas conseguidas de superávit corriente luego de ocho años de déficit, y de tener recursos propios para la obra pública; deben ser un compromiso de hierro y fuego, que los mendocinos deberíamos exigir a todos los candidatos a gobernador. Firmado en un acto formal en el salón Patricias de la Casa de Gobierno, o en el Cerro de la Gloria, donde les guste más. Pero no debemos volver atrás, gobierne quien gobierne, a las épocas del despilfarro y la irresponsabilidad, que derivaron en un estado calamitoso que pauperizó los servicios para sus ciudadanos.

Los candidatos del oficialismo, sean Rodolfo Suarez u Omar De Marchi, tendrán asfaltada buena parte de la ruta para continuar la obra. Si el PJ que se ha vuelto competitivo por la debacle de la economía nacional, es el que debe gobernar Mendoza, sus postulantes deben antes comprometerse a respetar y salvaguardar lo hecho, que no es poco.

El discurso, bastante más largo de lo previsto, abundó en detalles con una conclusión común: se frenó la decadencia y la descomposición del Estado mendocino, sentando las bases para el crecimiento.

Cornejo siempre se asumió a sí mismo como un gobernador de transición. Que dejaría a futuros mandatarios la transformación de la matriz productiva, o la generación de una Mendoza para los próximos 50 años. Y la verdad es que ha cumplido. Todo paso futuro será posible, porque alguien hizo los deberes complicados en esta parte de nuestra historia.

Es cierto que -como dijeron algunos dirigentes de la oposición- el gobernador no habló de pobreza, ni de Macri, aunque hizo alusiones a la inflación y la situación económica. No es menos cierto que aquellos flagelos serían infinitamente peores en un Estado que no pagaba sueldos, servicios, ni proveedores, donde las tareas no se hacían, las escuelas eran un festival, o había una bala por policía. La pobreza sería infinitamente peor. También le criticaron por el nivel de deuda. Está a la vista que cada peso se usó en mejorar el Estado. Tanto, que los jóvenes profesionales prefieren acceder al Estado en alguno de los concursos, que embarcarse en la actividad privada.

La gestión Cornejo va llegando a su fin. Le quedan unas tareas por delante y media docena de elecciones. Para los candidatos que aspiran a sucederle, todos, queda un compromiso fundamental a ineludible: mantener el orden fiscal y administrativo, cuidar los recursos de todos, reinvertirlos en servicios para la gente, y no dedicar ni una palabra de relato, verso y charlatanería en la campaña. Sería incluso contraproducente para ellos mismo. Porque el punto de partida para el próximo paso de nuestra historia ha quedado alto.


(*) Costa Pobre: País Imaginario del genial programa de TV "No toca Botón", de Alberto Olmedo (1985). Donde ocurrían cosas que -alguna vez- pasaron también en Mendoza.

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