Hiperinflación y desabastecimiento: el día a día de Venezuela

Detalles de la vida cotidiana en el país dividido entre los seguidores y detractores de Maduro, pero con una crisis que engloba a todos.

Hiperinflación y desabastecimiento: el día a día de Venezuela

Por: Mendoza Post

Avenidas y autopistas con tránsito inusualmente fluido en horas pico, esperas de una hora o más para poder tomar el subterráneo, un mercado secundario de compraventa de aceite usado para automóviles y el salario mínimo mensual insuficiente para pagar una consumición sencilla en un restaurante, son algunas de las postales que ofrece hoy la Venezuela del desabastecimiento y la hiperinflación.

Lo primero que sorprende al cronista que llevaba algunos años sin visitar Caracas es comprobar que ya no hay avenidas ni autopistas "trancadas" a ninguna hora.

Los embotellamientos eran una de las principales características de la capital venezolana, donde el sistema de transporte público está muy poco desarrollado y el precio del combustible siempre fue por lejos el más barato del mundo.

Una postal de la falta de productos en Venezuela.

Empero, aunque actualmente el litro de nafta cuesta un centavo de dólar contra 1,09 dólar de promedio universal, según el sitio especializado Global Petrol Prices, hay cada vez menos vehículos en las calles como consecuencia de la escasez de divisas, el desabastecimiento de toda clase de productos y la hiperinflación.

"Si se te rompe el carro (automóvil), puedes tenerlo parado por mucho tiempo hasta que consigas el repuesto necesario, y eso, siempre y cuando puedas pagarlo; ni hablar si tienes que reponer un neumático o una batería", afirmó Mario Andrade, un comerciante de 55 años.

Andrade tiene un local de venta de joyas y accesorios en un centro comercial ubicado en Chacao, una de las zonas más acomodadas de Caracas, y aseguró que no abrió la caja en 16 de los 22 días hábiles del mes pasado.

Ayuda humanitaria que irá para el pueblo venezolanos. 

Juan Gabriel Rojas, chofer del presidente de un banco, de 46 años, dijo que se ha hecho habitual que al cambiar el aceite de un vehículo, el líquido viejo no sea descartado porque siempre aparece un interesado en comprarlo para renovar el suyo.

La salida de las calles de miles de autos particulares y colectivos multiplicó el uso del Metro (subterráneo), pero también este medio -lo mismo que el Metrobús, una línea de colectivos asociada al subte, de la cual fue chofer y dirigente sindical el presidente Nicolás Maduro- sufre las consecuencias del desabastecimiento.

Nicolás Maduro.

Así, se ha vuelto normal esperar una hora o más para poder tomar el subte, o incluso desistir de hacerlo ante la cantidad de personas que se aglomeran en los andenes y hasta en las escaleras de accesos, lo cual favoreció la proliferación de robos, según narró Yosimar Benítez, empleada doméstica de 32 años.

Además, la escasez de vehículos naturalizó el uso de "perreras" (camiones de transporte de ganado u otras cargas), que trasladan a decenas de pasajeros con escasa seguridad, a tal punto que el Comité de Usuarios de Transporte Público contabilizó 32 muertos y más de 100 heridos graves en 2018.

Algunos de los productos que enviarán.

Por otra parte, un salario mínimo (18.000 bolívares) no alcanza para pagar un almuerzo rápido. El cronista Alejandro J. Lomuto, para Télam, pagó 19.000 bolívares por una cachapa: una especie de panqueque hecho con choclo fresco picado y un jugo de frutas en una arepera sin pretensión de lujo.

La escasez y la hiperinflación también generan incomodidades menos cotidianas, a juzgar por el relato de Edwin Tamayo, taxista de 62 años, sobre su sobrina Aimara, fallecida en diciembre pasado.

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