Jujuy: un aborto legal que se convirtió en maternidad forzada

Jujuy: un aborto legal que se convirtió en maternidad forzada

Por:Ana Paula Negri
Periodista

Hace alrededor de 24 semanas, unos 6 meses, un hombre de 60 años violó a una nena de 12 años luego de engañarla para que entrara a su taller de motocicletas en Jujuy.

Producto de ese vejámen, la niña quedó embarazada y ayer por la mañana se le practicó una cesárea con la intención de cumplir con el Artículo 86 del Código Penal que prevé la Interrupción Legal del Embarazo.

Queremos niñas, no madres.

Esa legislación permite que la gestación no continúe si la vida del feto es inviable fuera del útero, si corre peligro la vida de la mujer o si la mujer fue violada. Estas últimas dos causales se corresponden con este caso.

Pero no solo se trata de una cuestión física o biológica, según los especialistas de la Fundación Huésped: "Obligar a parir a una niña violada es torturarla y revictimizarla".

Hospital Materno Infantil de Jujuy.

La Fundación consideró que la práctica fue "a fuerza de 'profesionales de la salud' que no detectaron el embarazo cuando la niña asistió primeramente al centro de salud y, luego, con el embarazo avanzado, obstaculizaron y demoraron intencionalmente la práctica contemplada dentro del Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo" lo que produjo una "maternidad forzada".

Por su parte, la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá) repudió "el accionar del Ministerio de Salud y del gobierno de la Provincia de Jujuy" y dijo que "la niña no accedió a su derecho de una interrupción legal" del embarazo, como prevé la legislación argentina.

A pesar del deseo de la nena y su mamá de terminar con el embarazo, dilataron los tiempos "esperando órdenes del fiscal", según afirmó el ministro de Salud de la provincia, Gustavo Bouhid. Los grupos denominados "Provida" se apostaron fuera del hospital e incluso presentaron un recurso ilegal para pedir que no se interrumpiera el embarazo.

Gustavo Bouhid, ministro de salud de Jujuy

El deseo mayor de la nena, del que nadie habla, era no sentir dolor, algo que claramente no puede evitarse ante una cesárea. Sin embargo la hicieron y le llamaron "microcesárea". Los medios se encargaron de comunicar que la bebé de 700 gramos había nacido viva, pero nadie se ocupó de velar por el estado de esa niña que el Estado convirtió en madre. Por las horas, días y meses de agonía para que finalmente cumplieran con su voluntad.