El dramático relato de un periodista mendocino que fue abusado

Contó que desde los 11 años y durante cinco sufrió abusos sexuales. Sacó a la luz las vejaciones que sufrió para que entiendan a las víctimas.

El dramático relato de un periodista mendocino que fue abusado

Por: Mendoza Post

Un locutor y periodista mendocino contó que fue violado cuando tenía 11 años en reiteradas ocasiones durante cinco años. Impulsado por el clima que hay en Argentina luego de la denuncia por violación contra Juan Darthés realizada por Thelma Fardín, Ale Álvarez decidió contar dolorosa historia.

Pero Álvarez, quien se encuentra  viviendo en Capital Federal después de una estadía por trabajo en Panamá, no sólo lo motivó contar lo que sufrió a partir de lo que ocurrió con Thelma y el apoyo de las actrices. El periodista se centró en las objeciones de quienes dudan de los denunciantes. 

Este es el duro testimonio de Ale Álvarez:

Estaba dudando entre escribir algo o no con respecto al tema Darthés (no pongo "Thelma" porque prefiero darle nombre al agresor antes que a la víctima). Opté por hacerlo, porque he leído algunas cosas que, además de traerme recuerdos desagradables, me hacen mucho ruido y me joden.

Yo fui también víctima de acoso y abuso. Yo también experimenté situaciones asquerosas por parte de un viejo degenerado. Yo también estuve en esa situación de vulnerabilidad, con apenas 11 años, y no una, sino muchísimas veces. Cinco años duró ese martirio. La bosta humana murió en 1992, pero el asco continúa. 


Y aquí viene el asunto: he visto posteos de mujeres (hombres también) que, además de tomarse el tema en joda, ponen el dedo en estas pelotudeces: "¿Cómo no hizo la denuncia antes?", "¿No era grandecita como para frenarlo?", "¿Dónde estaba la madre?". Y así, una interminable sarta de giladas.

Es muy difícil expresar lo que uno siente en esos momentos. Difícil y doloroso. Y se le suma el hecho de que, por ese dolor, muchas veces cuesta comunicarlo. Empieza a surgir desde abajo un muro de ladrillos que te impide articular palabras. Y mucha gente ignora, entonces, lo que nos pasa en esos instantes, que (les aseguro) se hacen eternos.

Por eso, un consejo. Antes de decir cualquier imbecilidad, pónganse en los zapatos de ese niño (o niña, o mujer, o persona acosada y/o abusada). Intenten POR UN SEGUNDO mirar con esos ojos, observando cómo alguien, sin pedir permiso, invade algo sagrado. Traten de poner en práctica la EMPATÍA, eso que nos diferencia de las lombrices y del Reino Mineral.

Tal vez ahí entiendan cómo nos ponemos las víctimas en esos momentos.

#MiraComoNosPonemos 

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