En busca de la víctima perdida

El flagelo del abuso sexual, abordado por un juez especialista en la materia, que persigue la Imprescriptibilidad de estos hechos.

En busca de la víctima perdida

Por:Carlos Parma
Camarista Penal

El horror ya no nos sorprende. El abuso sexual infantil y de adolescentes es el rostro de una sociedad que vive ocultando y discriminando. Se mata en vida.

La relación es asimétrica: hombre contra mujer y adulto contra el niño.

En miles de casas "amuralladas" por el espanto, los abusadores son impunes. Allí el brazo de la justicia no los alcanza. Idéntica situación viven los menores que son "guiados" por mayores en relaciones de trabajo. ¿Debemos seguir soportando esta tragedia?

Los violentos sexuales suelen evacuar la agresión acumulada en otros ámbitos, en sus actuales parejas. Los peores lo hacen con los niños y adolescentes.

Inseguros, cobardes, pérfidos, posesivos, chantajistas afectivos, viven sembrando el miedo a sus vulnerables víctimas. En la "escuela del terror" a estos profesores del mal se los suele denominar "Pitbull o Cobra" (Gottman y Jakobson). El "Pitbull" es celoso; con temor al abandono; posesivo; ora, vigila y ataca a su propia pareja. Impulsivo, suele tener violentas reacciones. El "Cobra" es agresivo con todo el mundo, propenso a usar armas en los ataques y abusar de alcohol y drogas De difícil tratamiento psicológico.

Actrices argentinas, la denuncia.

Exaltando su prevalencia acorralan sexualmente a sus víctimas hasta dejarlas sin libertad... sin elección... sin esperanza. Es lo que hoy con tristeza nos escandaliza, y un colectivo de mujeres actrices han visibilizado en todos los medios de comunicación.

El reclamo social: la imprescriptibilidad

La sociedad implora que la Justicia sea un bálsamo entre tanta indiferencia.

He bregado doctrinariamente para que estos delitos sean considerados imprescriptibles. Sé que el camino es largo y encuentro pocos doctrinarios que se sumen a esta entelequia. A menudo se hace uso y abuso del instituto de la prescripción, para lograr la impunidad. En palabras sencillas es cerrar las puertas a la persecución penal por el transcurso del tiempo y la inactividad estatal. Esto sucede en innumerables situaciones, también en Mendoza. A veces siento que estoy "predicando en el desierto".

Es que una violación humana perversa, flagrante y palmaria, cuyas consecuencias son permanentes y negativas para el niño o adolescente víctima, no puede -ni debe- ser respaldada y ocultada tras la máscara de ningún "derecho positivo interno".

Las víctimas sufrientes reaccionan "cuando pueden", superviven gracias a la resiliencia y la amnesia defensiva. Golpean las puertas de la Justicia para que ésta no cree y ampare la "casta de abusadores sexuales privilegiados", con un simple vericueto normativo, sino que sean escuchadas y contenidas.

No hay respeto y por ende no hay empatía

El agresor sexual ocupa un espacio mórbido, nefando. Es la versión más nefasta y artera de una masculinidad en decadencia. Desde tiempos pretéritos estos sujetos han perdido centralmente el respeto. Esta palabra, tan simple y tan humana a la vez, encierra todos los misterios y las bondades de los hombres. Respeto es una palabra capaz de floración que puede corregir, subsanar o enmendar los males endémicos de una sociedad que espera ser mejor.

Véase que estos sujetos, depredadores humanos, suelen portar algunas características: locuaces, con facilidad de palabra y encanto superficial, un sentido grandioso del valor del yo, mentirosos patológicamente, con necesidad de estimulación y propensión al aburrimiento. Tienen como característica central dirigir y manipular conductas. En mis libros suelo abonar estos datos con: bajo nivel de remordimiento o culpa; falto de emociones sinceras; un individuo cuyas relaciones sexuales con otra persona son impersonales, casuales o triviales; de pobre reflexión. Éstos "desalmados" suelen ser psicópatas sexuales (ver DSM5 y Hare).

La prueba

No hace falta ser un erudito en leyes para advertir a simple vista que este delito se produce en la intimidad. Es esa una de sus más marcadas características.

Además, el agresor que domina la escena, insisto en una relación de superioridad ostensible, tiene una estrategia para violar.

El testimonio único en el caso es vital, máxime cuando no existen indicios ni pruebas objetivas (ADN, desgarros). Es lógico tener precauciones al respecto y saber previamente que la víctima no fabula (pericias). Es importante considerar los indicadores de tipo físico, psíquicos, sexuales y sociales (Ídem: Moles - 2005).

Denuncia tardía

Las niñas suelen sufrir el llamado síndrome de acomodación sexual (Summit - 1983), lo que de suyo lleva a "aceptar ser violada en reiteradas oportunidades y sometida a esclavitud sexual a niñas o niños por sus padres o convivientes" a) existe ocultamiento familiar sembrado en el pánico; b) la niña se siente desamparada, sola; c) hay retractación; d) se siente acorralada y luego se acomoda a la nueva situación; e) siente complejo de culpa por haber sido la causa misma de generar ese "agresor maligno"; f) la denuncia es siempre tardía (Anna Coluccia).

Freedman relata perfectamente el deterioro que sufren éstas víctimas. Menciona la depresión, la ansiedad, la conducta autodestructiva hasta las ideas de suicidio (Moles, 2005). Al menos debe entenderse que el proceso de "denunciar" a alguien a quien se le había depositado la confianza plena es de una complejidad extrema. Y la víctima arriesga mucho sobre todo sentirse desamparada.

No es entonces una hipérbole pensar que cuando una mujer denuncia, no se debe llorar, nadie ha muerto, "ha nacido una mujer libre".

Conclusión

Ha llegado la hora en que estas conductas nocivas, violadoras de derechos humanos inalienables, permanentes e intransferibles sean tomadas en serio y con el rigor debido.

No habrá un mundo mejor ni más justo, en tanto permitamos que los saqueadores de cuerpos y de almas, les roben la infancia a los niños.

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N de la R: El autor es Doctor en derecho múltiple. Doctor Honoris causa Múltiple. Autor de 28 libros de derecho penal. Profesor universitario y Juez de cámara penal.