El "cuento chino" de la exportación de cerezas

Si bien el país asiático firmó un acuerdo con Argentina que allana el camino, el sector está tan deprimido que no alcanza para repuntarlo.

El "cuento chino" de la exportación de cerezas

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

Si bien la exportación de cereza argentina ha venido creciendo en los últimos años, Mendoza quedó atrás en la producción y fue perdiendo frente a provincias como Neuquén y Río Negro. La firma de un acuerdo con China ahora reabre las expectativas del sector, pero los referentes aseguran que se necesita una reconversión de los cultivos, sumar superficie y agilizar temas laborales para volver a hacer rentable el negocio .

Hace unos diez años, Mendoza lideraba tanto en superficie cultivada con cereza como en participación en la exportación, pero ahora, dada la falta de rentabilidad por los altos costos, muchos de los productores fueron abandonando la actividad y otros las mantuvieron con cuidados mínimos, lo que bajó mucho la calidad.

Frente a esta realidad el gran ganador fue Chile, que hoy es el país que más vende este producto en el mundo. En la última temporada exportó 180 mil toneladas de cereza, mientras que Argentina alcanzó las cinco mil.

En cuanto a la producción, Chile planta unas 3000 hectáreas por año de cereza mientras que Argentina tiene 2300 hectáreas plantadas y un crecimiento que ronda el 10 por ciento anual. Sin embargo, en Mendoza este número decrece y de las 1200 hectáreas que había con cereza en 2010, ahora quedan alrededor de 700. Junto a firmas como Fragapane, Güizzo, Natufrut y Southern Crops, Carleti es uno de los pocos establecimientos que quedaron en pie.

"La cereza está inmersa dentro de la crisis de la fruticultura en general que atraviesa Mendoza porque los costos con tan altos que ya no es negocio", aceptó Alberto Carleti, quien además preside la Federación Económica de Mendoza.

Alberto Carleti

Además de ir perdiendo superficie cultivada, Carleti señaló que también se fue perdiendo participación en el mercado internacional lo que dejó a la fruta para el mercado interno.

Por eso, la firma de un protocolo fitosanitario entre Argentina y China, que se rubricó durante la Cumbre del G20, abre las expectativas de volver a levantar el sector.

Antes del acuerdo, delegados del país asiático estuvieron en Mendoza evaluando el sistema productivo y los procesos sanitarios que se emplean aquí para el control de plagas. Con esto, se avanzó en el reconocimiento de las áreas libres de mosca del mediterráneo del país por parte de China, lo que permitirá la exportación de cerezas sin la necesidad de tratamientos cuarentenarios que agregan un alto costo a la fruta.

Poca información y baja calidad

"Uno de los problemas que tenemos es que la última información con la que contamos está desactualizada. El último censo frutícola es del año 2010, en ese entonces el sector de cereza estaba distribuido en pequeños productores o en algunos que la tenían como complemento a otro cultivo, había un promedio de cinco hectáreas por productor. Eso ahora ha cambiado mucho, por eso nosotros, desde la FEM, venimos pidiendo que se actualice la información y que se haga un censo provincial", alertó Carleti

Si bien el empresario reconoció las posibilidades que abre el acuerdo con China, también puntualizó que "tiene que haber una reconversión e incentivos para recuperar superficie", e indicó que "Las 600 hectáreas que hay en Mendoza pueden tener un potencial de 4 a 5 millones de kilos", claro, si todo va bien en el sentido climático.

Respecto al precio, a la cereza le sucede lo mismo que al resto de la fruta: entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor hay un abismo.

El precio mercado interno oscila mucho dependiendo de la calidad y varía entre los 22 y los 27 pesos, mientras que el mercado internacional paga un promedio de 6 dólares el kilo.

"El problema más grande tiene que ver con el registro laboral del cosechador temporario, es un trámite que, aunque se han hecho políticas para simplificarlo, en la práctica no funciona. Además, es una fruta que hay que cosecharla con el cabito, porque es uno de los atributos de calidad, entonces el cosechador tiene que cortar el cabito sin dañar el dardo que es lo que después da más fruto, es una cosecha muy especializada", explicó Carleti.