Crónicas del subsuelo: Feriado

Crónicas del subsuelo: Feriado

Por:Marcelo Padilla

Es el dolor de todos o el individual, la ira de todos o la individual, el patio de los objetos amontonados bajo el polvo, si la canción lo dijera, o la tragedia inacabada de los asuntos de Estado. No se digiere pero ya se entiende lo de Brasil, entre otras cosas van por la Amazonia, último pulmón por donde respira la vega del sur. La perla del proyecto continental de extinción por desposesión. Disparar a matar es el mensaje. El ARA San Juan aparece extrañamente (no habrá cuerpos casi, ni restos) y pega en el mentón de la terca soberanía. 

El pueblo no quiere, ya no los quieren, tiene bronca en los supermercados y no va. Acostumbramiento "de y en" la derrota, así se olfatea en el pozo de la ciudad ahogada y situada en el agobio de un ademán triste de domingo, la abulia de durar. Honrar un lunes el día de la soberanía sin 44 bajo un duelo nacional apático y hepático.

Todas las pestes juntas. Malaria y enfermedad, y la parca como tímido espectáculo para todos y todas, gratis, es más, invitan a la muerte a los vivos que les cuestan para gusto de la dama y el caballero, el que voseaba en los bondi de antes, cuando no era una falta. Las propagandas dicen que sus productos funcionan muy bien, los periodistas también, los beneficiados por el odio también, el cura de la esquina es el peluquero del barrio donde dicen que sus productos funcionan muy bien. Los farmacéuticos la venden. 

Los domingos no, los lunes tampoco, es más cara. A quién le importa la soberanía de algo, emanciparse, sucederá un domingo o lunes cuando las farmacias estén cerradas, también. Tal vez, en defensa propia.

En la misma posición el sol de esta hora quema la cara lejos del dique que no tiene agua y la palabra dique le es grande, por estos días un desierto con una costa de piedras, o la nieve que se acumula y no baja, no se sabe entonces por dónde es que baja el agua de la nieve porque simplemente no baja ni se esparce, no irriga. El Gobernador del Agua no tiene agua en el desierto. Casi una "posición poéticamente correcta". Nexflix. Locación Mendoza. Sangre Malbec sobre el pavimento, varietal de paladar propio, antes era la inseguridad irrespirable y el cepo a la divisa que nos supo conquistar, en la economía del cuerpo que vende propiedades en esa divisa, la divisa esa que condena el salario.

La gente hace cosas los domingos. Intenta. Se saca fotos efímeras. Junta días efímeros. Los acumula. Con el tiempo van a la nube a licuarse en la sub-eternidad que es vivir condenado al descenso permanente. Como dice el indio: "leen el evangelio según Hitler a la hora de almorzar". El 95% de la gente, la cifra justa, se interpela a la cifra justa con el abominable casi 100% que, por otra parte, sería dudoso. El 95, ahí estamos casi todos y todas mirando fotos mientras el 5% es poco, ni se notan, ni se sabe existen. Son drones, bitcoins, los que manejan el algoritmo, Ajedrez de Jorge Luis. No hay dios detrás de ellos pero sí nueva dimensión del espacio, del campo de batalla, desordenado para la mayoría. La calle está en otra dimensión. Una tríada: la fantasía, la técnica virtual y la calle. Sin combustible, así vamos para navidad.