China y las "tierras raras": un arma comercial letal para Estados Unidos

Más allá de los aranceles, Trump mantuvo una conversación con Xi Jinping que se centró en las licencias de exportación de imanes de tierras raras, fundamentales para la industria tecnológica.

China y las "tierras raras": un arma comercial letal para Estados Unidos

Editó: Ana Montes de Oca

La guerra comercial entre Estados Unidos y China entró en una fase más sofisticada y estratégica. La reciente conversación telefónica entre Donald Trump y Xi Jinping dejó en claro que las tierras raras -esos minerales clave para industrias como la automotriz, la aeroespacial y la de defensa- han dejado de ser un tema técnico para convertirse en una pieza central del ajedrez geopolítico global.

Detrás de ese llamado, que giró en torno a las licencias de exportación de imanes de tierras raras, se esconde un mensaje claro: China ha desarrollado un arma comercial más precisa, eficaz y difícil de rastrear. Según analistas y ejecutivos de la industria, el nuevo sistema de licencias de exportación adoptado por Pekín, lejos de ser transitorio, llegó para quedarse.

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El bisturí de Pekín

"China ha estado construyendo este sistema durante más de 15 años, tomando nota del régimen de sanciones de EE.UU.", explicó Zhu Junwei, académico del think tank chino Grandview Institution. El objetivo: tener una herramienta propia de control que, llegado el caso, pueda operar con precisión quirúrgica sobre los puntos vulnerables de sus adversarios económicos.

En abril, China incorporó versiones avanzadas de imanes de tierras raras a su lista de exportaciones controladas. El movimiento coincidió con un paquete de represalias comerciales más amplio, pero las consecuencias fueron inmediatas: fábricas automotrices europeas cerraron líneas de producción por falta de insumos, mientras cientos de proveedores japoneses se apuraban a tramitar sus licencias ante un ministerio chino cuya injerencia, hasta ahora, era prácticamente desconocida.

El nuevo sistema, en manos de un departamento del Ministerio de Comercio con apenas 60 empleados, ha convertido a Pekín en el supervisor silencioso de segmentos enteros de la industria tecnológica global.

Mientras que Trump expresó tras el llamado que estaban "arreglando algunos puntos, especialmente sobre los imanes de tierras raras", la realidad es más compleja. Pekín no se compromete explícitamente, y el ritmo de aprobación de licencias sigue siendo lento.

Desde la industria, la lectura es clara. "Esto no es un simple sistema de licencias. Es una forma de obtener inteligencia industrial global y ejercer presión sin disparar un solo tiro", afirmó un ejecutivo estadounidense del sector de materiales estratégicos.

China extrae cerca del 70% de las tierras raras del mundo, pero controla casi la totalidad de su refinado y procesamiento. Este dominio no es nuevo: ya en 1992, Deng Xiaoping anticipaba el papel estratégico de estos minerales al afirmar que "el Medio Oriente tiene petróleo, China tiene tierras raras".

Trump con el presidente chino Xi Jinping

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