Las frases más tóxicas que usan los padres con sus hijos pequeños

Especialistas en infancia apuntan 11 frases nocivas para relacionarnos con los pequeños y explican en detalle el motivo.

Las frases más tóxicas que usan los padres con sus hijos pequeños

Por: Mendoza Post

No nos damos cuenta, pero el lenguaje tiene mucha más importancia y más peso de lo que pensamos. La forma en que nos dirigimos a las otras personas, el tono y las palabras que usamos afectan la manera de relacionarnos y cómo nos percibe el resto. 

Y con los niños pasa lo mismo: a veces, por el hecho de ser adultos hablando con niños, pensamos que podemos utilizar cualquier tipo de expresión, aunque incluya una falta de respeto. Habría, sin embargo, según los expertos en educación, que hablar a los demás -y también a las criaturas- como nos gustaría que nos hablaran nosotros.

En nuestra comunicación con los niños conviene evitar las frases nocivas. "Siempre digo que hay palabras semilla, en positivo, que ayudan a crecer y florecer, a evolucionar; y hay palabras bala, que van a hacer daño", explica Óscar González, maestro y asesor en educación.

En nuestra comunicación con los niños conviene evitar las frases nocivas.

¿Cuáles son estas frases que debemos evitar?

Estas son algunas de las frases que no deberíamos decir a los niños y que, desgraciadamente, son habituales en algunos hogares.

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1- "Tu hermano lo hace mejor"

Las comparaciones nunca son buenas. "Cuando hacemos este tipo de afirmaciones estamos comparando, y suponemos que el otro niño lo hace mejor. Incidimos en las debilidades y no en las fortalezas, y eso afecta la autoestima", explica Óscar González.

2- "Sos muy desordenado/ muy despistado"

"Si ponemos etiquetas a los niños podemos tener consecuencias negativas, porque cuesta mucho sacarlas. Cuando ponemos una etiqueta a una persona (a un niño), tiende a comportarse de acuerdo al adjetivo, por eso acaba teniendo un desarrollo limitado", explica el psicólogo Alberto Soler a RAC1.cat.

Es imprescindible no ponerle etiquetas a los niños. 

"¡Sos muy desordenada!", "¡Sos muy dejado!", "¡Sos un despistado!" Son frases que padres y madres dicen habitualmente, pero que no hacen ningún bien. "En un adjetivo se resume la conducta del niño. Las etiquetas son muy fáciles de poner y muy difíciles de eliminar, se arrastran de por vida", según González.

3- "Sos una niña, no juegues tanto a fútbol"

Las etiquetas negativas, según Alberto Soler, "son las que hacen referencia al género, diferenciando niños y niñas, porque acaban condicionando mucho el desarrollo, y hace que los niños acaben teniendo tendencia a comportarse según el estereotipo de cómo debe ser un niño y cómo debe ser una niña. 

4- "¡Lo hacés porque lo digo yo!"

Padres y madres buscamos la obediencia porque sí, y nos sale a veces aquella frase que tanto oímos de nuestros propios progenitores. "¡Esto lo hacés porque lo digo yo!". Es la autoridad mal entendida. "En vez de buscar la obediencia, debemos buscar la cooperación", según Alberto Soler.

Hay que buscar la cooperación y no la obediencia. 

5- No llorés

"Se entristecen o caen por la calle, se ponen a llorar, y les decimos que no lloren. ¿Qué mensaje estamos dando? ¿No se pueden expresar las emociones? ¿Por qué no se puede llorar?"

Los niños y niñas tienen todo el derecho del mundo a llorar, a expresar que se sienten mal y a sacar todo eso que llevan dentro. Pretendemos que la emoción cambie solo para decir que no lloren y eso es imposible. Si reprimimos la emoción, el niño interpreta que llorar está mal

6- "'¡No te querré!"

La estima del progenitor se condiciona a un comportamiento. "Cuando se nos escapa el control, le hacemos a la criatura un chantaje emocional cuando decimos esta frase. Establecemos un amor condicional", dice González. Por el contrario, "deberíamos querer a nuestros hijos por lo que son y no por lo que hacen. Y aquí es donde debemos trabajar nosotros mismos".

El chantaje emocional es frecuente en la infancia. 

7-"¡Parecés tonto!"

"¿Estás sordo?", "Parecés tonto"... Son frases que salen cuando, con el piloto automático puesto, la criatura no nos está haciendo caso. "Quizás le hemos levantado la voz y el grito provoca que los niños no nos escuchen, y como no nos escuchan, les decimos si están sordos, y tenemos que gritar más. Nos perdemos y entramos en un círculo: digo algo, no me hacen caso, grito más ... ", explica González. "El niño, al final, se cree que es sordo, o que es tonto, si se lo repetimos. Es otra etiqueta".

8- "Si no hacés los deberes no salís a jugar"

"Si no hacés los deberes, no podés salir a jugar", "Si no estudiás no salís el sábado con los amigos", "Si no te portás bien, no te dejo mirar la tele". Son frases habituales de progenitores a hijos e hijas, castigos o amenazas para establecer unas normas y un modo y tiempo para hacer las cosas.

"La diferencia entre los castigos y las consecuencias es que los primeros son impuestos, mientras que las consecuencias no. Si decimos que "ponemos consecuencias" también castigamos, porque en realidad para que lo sean deben ser naturales, causa-efecto de lo que el niño ha hecho". Para González, "con el castigo, cuando es algo habitual -como los gritos- no es efectivo, porque cada vez tenés que subir más la gravedad o la proporción".

9- "¿Tienes novia/novio?"

"¿Qué? ¿Tenés novio?", pregunta la tía a la pequeña. ¿Qué significa en realidad? "Es un mensaje confuso, es enviar el mensaje al niño que se espera que tenga novio o novia, cuando la realidad es que los niños no tienen pareja, porque no forma parte de la infancia. Pueden jugar, pero no forma parte de esta etapa. Si preguntás "¿hiciste hecho los deberes?",  está claro que los tiene que hacer. Si preguntás "¿tenés novio?", estás dando a entender que debería tener. Y en realidad no esperamos que tengan", comentaba a RAC1.cat Román Pérez, psicoterapeuta infantil y miembro del Grupo de Trabajo de Psicoanálisis con Niños del Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya.

Los mensajes confusos también son perjudiciales. 

El adulto que hace la pregunta cree que le está haciendo un favor a la criatura, porque le está dando un trato privilegiado, como un igual. Pero "hacer esta pregunta es ignorar cuáles son las características de la infancia", explica Pérez.

10- "Da un beso / da un abrazo"

Obligar a una criatura pequeña a un abrazo o un beso a una persona adulta no es una buena idea. Les decimos que no deben hacer caso de lo que les pidan los desconocidos, pero por otro lado queremos que demuestren afecto a personas con las que tal vez no tienen vínculo estrecho, o no les apetece en ese momento. Estamos dando un mensaje confuso. 

"No debemos obligar a los niños a tener un contacto físico, cuando no hay un contacto o una proximidad emocional. Los niños pequeños dan besos y abrazos con quienes tienen un vínculo", comentaba a RAC1.cat María Luisa Ferrerós, psicóloga sistémica especialista en familias, niños y adolescentes. 

11- ¡"Dejale ese juguete"!

Estamos en casa o en el parque jugando con otras criaturas, algún otro niño pide un juguete, y nuestro hijo o hija no se lo quiere dejar. "¡Dejaselo!", le pedimos. Puede que no sea esta la reacción que debemos tener. "Una criatura no es más o menos egoísta porque no quiere dejar un juguete. Para la criatura el coche o la muñeca es su bien más preciado. ¡Los adultos tampoco lo compartimos todo! Hay niños que comparten y luego son egoístas, no tiene nada que ver", según González.

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