De acuerdo a tu forma de dormir te podés estar lesionando

El típico colchón heredado que va de casa en casa y ya uno ni se acuerda cuándo ni quién lo compró, puede que no sea la opción más saludable.

De acuerdo a tu forma de dormir te podés estar lesionando

Por: Mendoza Post

Nuestro cuerpo necesita descansar y, en la medida de lo posible, acercarnos a esas ocho horas que se estiman como mínimas para recuperarnos debidamente. ¿Qué ocurre cuando al levantarnos parece que nos han dado una paliza? No es raro.

Antes de hacer un repaso de dónde y cómo puedes estar haciéndote daño mientras duermes, recuerda que los colchones, aunque sean buenos y en apariencia estén intactos, a partir de los diez años aproximadamente deben sustituirse por uno nuevo. 

El típico colchón heredado que va de casa en casa y ya uno ni se acuerda cuándo ni quién lo compró, puede que no sea la opción más saludable. Hay un colchón óptimo para cada persona. Ya no digamos en el caso de las almohadas. Incluso con posturas correctas, un colchón viejo y una almohada que no va contigo, pueden hacer de una noche y del día siguiente un infierno.

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¿Puedo lesionarme durmiendo incluso con un buen colchón?

Incluso con el mejor colchón del mundo se puede dar la circunstancia de que te hagas daño durmiendo en él. No es que la calidad del mismo no valga para nada, quizás es tu postura durmiendo la que te hace daño, pudiendo llegar a ocasionarte una lesión a largo plazo. Eso que denominamos "crujidos" de tu cuello o espalda, para referirnos a un dolor o entumecimiento que aparece al levantarnos, puede acabar siendo algo más serio.

¿Cuáles son las lesiones más comunes?

Lesión de hombro. Este caso es muy habitual ya que ocurre al poner el brazo por debajo de tu cabeza o tu almohada mientras duermes. Esa posición mantiene una presión fija durante horas en la articulación bloqueando la zona, lo cual hace que por la mañana sea muy doloroso cualquier movimiento del hombro. Este dolor mantenido en el tiempo puede acabar en una tendinitis más o menos crónica.

Lesiones de codo. Ocurren cuando duermes con el codo apoyado justo en el borde de la cama, dejando el antebrazo extendido en el aire. Es muy típico si duermes boca arriba y abres tus brazos hacia los lados. Aunque no se produce una hiperextensión porque no hay ningún peso que tire de tu brazo, una vez más son las horas en dicha posición las que suponen mucha tensión acumulada para tu codo.

Dolores de espalda. Junto al dolor de cuello, puede que sea el más extendido. En casi todos los casos se deben a dormir en una posición en la que tu espina dorsal no está alineada, normalmente en posturas retorcidas o curvadas. En este caso concreto el colchón juega un papel muy importante, porque incluso con una buena postura, si el colchón se hunde o su superficie es irregular, tu espalda no se mantendrá alineada al dormir.

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Dolores de cadera. Quienes acostumbran a dormir de lado puede que no tengan este problema, pero no es raro que aparezcan ciertas molestias de cadera entre personas que están intentando cambiar su postura -boca arriba o boca abajo- a dormir de lado.

Dolor de cuello. En este caso interactúan tanto tu postura como tu almohada. Posiblemente dormir boca abajo es lo menos recomendable para tu cuello ya que acabará torcido en un ángulo raro. Si duermes sobre tu espalda, una almohada demasiado alta provocará una curvatura forzada de tus cervicales y los músculos de tu cuello. Si duermes de lado, una almohada demasiado fina hará que tu cabeza esté colgando en una posición nada recomendable.

¿Qué puedo hacer?

El mayor inconveniente de este tipo de dolores es que nos los causamos al acabar dormidos en una posición a la que estamos acostumbrados y que se produce de manera inconsciente. Intentamos quedarnos dormidos correctamente, pero nos levantamos en la postura de siempre. Es complicado.

Por empezar por algo que tiene relativamente fácil solución, revisa el estado de tu colchón y si esa almohada con la que llevas mucho tiempo es realmente la mejor opción para ti. Hay literalmente cientos de modelos, durezas y materiales no necesariamente caros.

Hay muchas personas a las que añadir alguna almohada a la que abrazarse por la noche, les ha cambiado la vida. Puede que te parezca una regresión a la infancia, pero hacerlo evitará que pongas tu brazo por debajo de la cabeza o que lo descuelgues por un lado, digamos que les das algo que hacer. También colocar una almohada fina entre tus rodillas puede ayudarte a alinear tu cadera y evitar molestias en ambas articulaciones.

Ante el dolor, lo mejor es que estires todos los días para intentar evitar que esos nudos que te haces por la noche se hagan crónicos. El calor en la zona también puede venir bien. Por supuesto, las visitas al fisio periódicas son siempre una buena idea. Fuente: https://abcblogs.abc.es/

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