Caro Pérez Mora: "Creamos la inteligencia artificial de la cooperación humana"

El algoritmo de capacitación sin docentes creado por dos mendocinos para formar programadores.

Caro Pérez Mora: "Creamos la inteligencia artificial de la cooperación humana"

Mientras la realidad nos acecha a diario con problemas de los años 80, en las profundidades pasan cosas. Cosas que tienen que ver con el nuevo mundo que está emergiendo, el de la inteligencia artificial, los algoritmos y las rarezas robóticas que parecen de países lejanos, pero que al contrario de lo que se cree, también se incuban y se crean en Mendoza.

Como la plataforma de educación digital sin docentes que se vale de un algoritmo y de la cooperación para capacitar a miles de programadores de informática, a partir de una inteligencia artificial y un método desarrollado por el matrimonio mendocino compuesto por Ignacio Gómez Portillo, Doctor en Física, y Carolina Pérez Mora, experta en Marketing Digital y Comunicación.

Una plataforma digital que no opera ni en New York, ni en Hong Kong, ni en London, sino en la lejanísima Mendoza, en el fin del mundo, donde aún viven sus fundadores. Con Carolina Pérez Mora hablamos de la plataforma Egg y su "algoritmo educativo de la cooperación humana".

¿De qué se trata este desarrollo?

Egg es una metodología educativa de base científica que desarrolla los principios que llevan a cualquier ser humano a cooperar y a formar equipos de alto rendimiento, que no es lo mismo que grupos, porque van a tener ciertos matices que van a compartir, como una oficina en común y muchos beneficios en el aprendizaje.

Caro Pérez Mora e Ignacio Gómez Portillo,

Lo que hacemos con este método es que miles de personas de distintas partes del mundo puedan estar estudiando a la vez el mismo contenido, porque todos estos principios de la cooperación los pusimos en una inteligencia artificial, en un algoritmo de la cooperación humana, que creamos en Mendoza hace más de 8 años.

A este algoritmo le agregamos todas las reglas científicas de todo lo que investigamos durante los primeros tres años para hacer experimentos sociales. En el cuarto año nos involucramos en tecnología y desde entonces llevamos cuatro años más de haber creado este algoritmo, que es totalmente escalable.

¿Qué trabajo hace esta inteligencia artificial, este algoritmo de la cooperación humana?

Lo que básicamente hace, es tener en cuenta los intereses de las personas para armar estos equipos que tienen un objetivo en común. A partir de que uno empieza a estudiar, la inteligencia artificial va tomando el nivel de avance de contenidos más la cooperación, es decir, cuales son los compañeros que la persona que participa pudo reconocer, valorar y con los que se sintió más a gusto.

Este proceso, a través de la tecnología, permite después ir armando equipos más efectivos porque opera con gran profundidad, porque se basa en principios matemáticos y tiene en cuenta como todo está relacionado, si tal persona se comportó de una manera e hizo determinadas valoraciones sobre el trabajo en equipo y si eso puede coincidir o llegarle a gustar a otras personas.

El desarrollo de Inteligencia Artificial en Mendoza.

Es parecido al algoritmo de las redes sociales, nada más que aquí, en vez de estar optimizando likes o cosas que te pueden gustar, la inteligencia artificial está optimizando personas que todo el tiempo pueden cooperar entre sí, de acuerdo al nivel de avance que se tenga.

¿O sea que el algoritmo funciona como un organizador de equipos?

Si, el algoritmo es un organizador de equipos, que en realidad terminan siendo equipos de alto rendimiento, porque tiene en cuenta las características de cada participante y las arma siempre en base a la cooperación.

¿Qué se estudia en la plataforma Egg?

Estamos enfocados en el vertical de las nuevas tecnologías, en desarrollar el vertical de la programación informática, por la cantidad de puestos vacantes que va a haber en esta actividad para el 2025, que se calcula en 85 millones de puestos.

Por eso tenemos un curso gratuito de doce encuentros haciendo una página web, porque no puede ser que alguien que escucha que hoy en día es importante la programación tenga que hacerlo de forma paga para saber si es lo suyo o si le interesa.

Entonces, a partir de este curso gratuito, la persona puede descubrir dos cosas: primero, si le gusta o no el mundo de la programación, y segundo, si le gusta o no esta forma de aprendizaje. Lo que tiene de particular este método es que, mientras la persona está aprendiendo su curso, a la par suya tienen otras 20 mil personas aprendiendo.

¿Y cómo trabajan?

Lo que sucede, es que el estudiante lo vive de un modo totalmente personalizado. Entra a un encuentro vía online, tiene sus cosas, una mesa de trabajo, estudiar con un equipo de personas, que son entre 6 y 8 personas, a las que luego tiene que valorar y reconocer porque todos los días va rotando de equipo, va cambiando en función del avance, la valorización y reconocimiento que hizo de sus compañeros.

¿Y cuando tienen dudas como las resuelven?

Cuando se tiene una duda, aparece el facilitador de la mesa de trabajo, que va desbloqueando ciertos niveles de avance y de reconocimiento, y está habilitado para intentar conducir en ese equipo a la búsqueda de la respuesta en conjunto.

Pero si el facilitador de la mesa no lo detecta en una primera instancia, entonces el pedido de ayuda del estudiante o de la mesa recae en un estudiante más avanzado.

Por eso se aprende en red, porque siempre el estudiante está en su equipo y cuando se tiene una duda se puede consultar a un estudiante más avanzado que ya pasó por ese tema.

¿Cómo es eso de que la plataforma no tiene docentes?

Bueno, si no se puede resolver ese aprendizaje en la mesa, que es algo que ya está estudiado, no hay problema porque todo, todo lo que se aprende en Egg, se aprende aplicado.

Por eso no hay profesor, porque hay videos introductorios muy cortos de los temas y luego se va a resolver con la práctica y en equipo. Es decir, se aprende haciendo, es todo práctico. Con el siguiente tema que sigue igual, un minivideo y a la práctica aplicada, se aprende haciendo.

Cuando la mesa en su conjunto o el facilitador de la mesa no pueden resolver el problema, aparece el estudiante avanzado asignado por la propia inteligencia artificial, que tiene la información suficiente sobre sus habilidades y capacidades de colaboración para saber que podrá ayudarlos a resolver el aprendizaje.

Entonces, no hay profesores, pero siempre hay un estudiante que ya pasó por ese contenido, que lo puso en práctica y que está más avanzado.

Es como una cascada de conocimiento. Hay mucha gente que está terminando y colabora, y otros que ya terminaron, que están estudiando a full en otros cursos pero que quieren seguir cooperando con las personas que están iniciando.

La clave es que siempre hay personas empezando y personas finalizando y el algoritmo, la inteligencia artificial, ordena quien tiene que venir a cooperar y por qué en cada situación y de esa forma, el estudiante siempre tiene alguien a quien preguntar.

¿Este método está habilitado por el Ministerio de Educación? ¿La persona sale con un certificado de estudios aprobado?

Somos una institución educativa privada, por lo cual, si es curso propio de Egg, la certificación es de Egg. Pero también tenemos programas que llevamos en conjunto con el gobierno nacional, y en ese caso la certificación es de ambos. Tenemos certificaciones con Globant (gigante argentino multinacional de la programación informática).

¿Qué programas han hecho con el gobierno nacional?

Somos una de todas las instituciones público-privadas que están dentro del programa ARGENTINA PROGRAMA. Después, junto con el Gobierno de Mendoza y la DGE (Dirección General de Escuelas) llevamos una capacitación en programación informática en todos los colegios públicos, para los estudiantes de tercer año del secundario en adelante, que estén interesados y quieran hacerlo.

¿Sólo es programación hoy hay otras capacitaciones?

Nosotros cuando iniciamos esto, comenzamos con el preuniversitario de medicina, pero luego entramos fuertemente en esta brecha de la tecnología, para demostrar que como institución podemos cubrir esa brecha.

Porque con los 85 millones de vacantes que se calculan que van a haber dentro de dos años, en 2025, no se pueden cubrir a gran escala porque para los programadores de la educación tradicional se necesitan programadores que enseñen a programar y por lo general los cursos más masivos que hay son de entre 50 y 100 personas.

Lo que pasa entonces, es que, al mirar Latinoamérica, no alcanza la cantidad de profesionales o de instituciones educativas para cubrir las necesidades que se van a demandar en 2025 y en 2030. Por eso entramos en este vertical para resolver este problema de escasez de talento porque el GAP (proceso que se usa para comparar el desempeño real con el desempeño deseado) de conocimiento del programador está entre 6 y 8 meses.

Para tener una idea, el formato que usamos es bootcamp (programa de capacitación intensiva diseñado para proporcionar habilidades y conocimientos prácticos en un campo específico en un corto período de tiempo), que es diferente a la educación tradicional, porque es más corto y en un año y medio a más tardar el estudiante ya está formado como programador.

La diferencia es que el estudiante va a aprender en respuesta a las necesidades del mercado. Acá, en doce encuentros se les enseña y salen haciendo una página web y al final, también se les enseña cómo la podría haber hecho con un chat gpt.

¿Qué fue lo que disparó esta idea de Egg?

Con Nacho, mi marido, nos conocimos mientras él hacía el doctorado en Barcelona. El doctorado era sobre cómo mejorar la sociedad humana a partir de la cooperación y cuando volvimos a la Argentina, él se planteó que no podía ser que la temática que había desarrollado en su doctorado quedara solo en documentos internacionales.

Entonces, siendo profesor de Física en la UNCuyo, comenzó a experimentar y ahí se dio cuenta de que cuando a los estudiantes les ponía las reglas de la cooperación había luz absoluta en el aprendizaje.

A partir de eso creamos este algoritmo que va de Mendoza al mundo y que va a cambiar la humanidad porque es el único algoritmo que hace esto, que permite esta cooperación a escala, que es la clave de todo.

Lo más importante que hemos logrado, que vino con la pandemia cuando dimos el salto tecnológico, es que ya no importa donde estés porque ya se puede aprender con gente de cualquier lado. Para tener una idea, hoy en nuestros cursos tenemos estudiantes de más de 13 países, de Latinoamérica y latinos de Estados Unidos.

¿Y en Mendoza?

Cuando empezamos teníamos un porcentaje altísimo de mendocinos que dentro de los argentinos siempre rankean igual que los porteños, pero ya nos hemos posicionado muy fuerte en Colombia, Venezuela, Perú y México.

Y lo más importante que logramos, es que como mendocinos, viviendo en Mendoza, tenemos una empresa totalmente internacional, con estudiantes internacionales.

¿Cómo juzgas que está Mendoza en esta ola tecnológica que es muy grande?

Cada vez mejor, cada vez más abierta y más predispuesta, pero ha sido una transición de muchos años, en el caso nuestro han sido ocho años contando que teníamos un producto y ahora ha sido un despertar de todo, en cambio hace ocho años no nos entendían.

Claro, cambió mucho todo últimamente

Ya hay conciencia de esto, hay una apertura y sobre todo una apertura en la parte pública y la parte privada. Hay que reconocer todo el ámbito emprendedor de Mendoza porque se mueve rápido y se conecta con lo internacional y por lo tanto, cada vez es más fácil salir de Mendoza al mundo.

¿Por qué le pusieron Egg, o sea, huevo?

Porque básicamente lo comparamos con incubar. Nosotros incubamos a los estudiantes y cuando están listos, rompen el cascarón y salen al mundo. Pero también tiene que ver con que incubamos preguntas que cuando están listas para salir al mundo, rompen el cascarón y salen, porque nosotros trabajamos con un método científico y estamos desarrollando preguntas de la humanidad.