Argentina mira a Chile como modelo de riqueza y apunta al cobre y el salmón

El gobierno argentino busca replicar parte del modelo chileno para generar dólares: minería de cobre y acuicultura como ejes. La apuesta está en marcha, aunque no exenta de desafíos.

Argentina mira a Chile como modelo de riqueza y apunta al cobre y el salmón

Editó: Santiago Montiveros

En medio de la búsqueda urgente por generar divisas genuinas, el gobierno argentino pone los ojos en dos actividades en las que Chile es potencia mundial: la minería de cobre y la cría de salmones. Ambas podrían convertirse, según el Ejecutivo, en pilares del modelo exportador a mediano plazo.

El ministro de Economía, Luis Caputo, y el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, han comenzado a plantear públicamente esta estrategia. En el caso del cobre, la apuesta es clara: Argentina tiene uno de los mayores potenciales geológicos sin explotar de la región, pero enfrenta trabas ambientales, demoras burocráticas y falta de infraestructura.

Hoy, Chile lidera la producción mundial de cobre con más de 5 millones de toneladas al año, mientras que Argentina aún no produce a escala comercial, aunque hay varios proyectos en exploración avanzada, como Josemaría en San Juan o Taca Taca en Salta. El objetivo oficial es que en los próximos años puedan ingresar entre 8.000 y 12.000 millones de dólares por exportaciones cupríferas, un monto similar al que actualmente genera el complejo sojero.

En paralelo, el gobierno mira hacia el sur para otro negocio millonario: la acuicultura, especialmente la cría de salmones en Tierra del Fuego. Chile es el segundo exportador mundial de salmón después de Noruega, con ventas que superan los 6.000 millones de dólares anuales. Argentina, en cambio, no tiene producción industrial y solo cuenta con experiencias piloto.

El avance no será fácil: existen fuertes resistencias ambientales y cuestionamientos desde sectores científicos, especialmente por los efectos negativos del cultivo intensivo de salmones sobre los ecosistemas marinos. En Tierra del Fuego, de hecho, ya hay una ley que prohíbe la salmonicultura en aguas abiertas, lo que obligaría a impulsar modelos en tierra o presionar por una reforma legislativa.

Aun así, la referencia chilena se consolida como faro estratégico para el Gobierno nacional, que busca diversificar la matriz exportadora más allá del agro. La lógica detrás es simple: más minería y más proteína animal de exportación para garantizar dólares, reducir el déficit externo y estabilizar la macroeconomía.

Pero como toda copia, el riesgo es que se pierda de vista el contexto: Chile logró ese modelo con reglas estables, acuerdos políticos amplios y décadas de continuidad institucional. Algo que, por ahora, Argentina no tiene.

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