Insólito retroceso: la Universidad Nacional de Cuyo vive en 1918

Insólito retroceso: la Universidad Nacional de Cuyo vive en 1918

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Este mismo año, se cumplen 100 años de la gloriosa Reforma Universitaria que cambió sustancialmente el paradigma de la enseñanza en la República Argentina, enarbolando principios de libertad de cátedra y cátedra libre. En Mendoza, la Universidad Nacional de Cuyo y en especial su Facultad de Derecho, festejan ese centenario con una involución y retroceso alarmantes.

Los grupos fundamentalistas del feminismo han tomado la Facultad de Derecho cercenando todo tipo de libertad de expresión. Los centros de estudiantes han dejado de lado su misión fundamental que es la defensa de los intereses de los alumnos, para convertirse en verdaderos comités pseudoestalinistas que imponen el terror intelectual y el pensamiento único.

El cogobierno de alumnos ha mutado a un gobierno tiránico por parte de agrupaciones que bajo el ropaje de uniones estudiantiles monopolizan la policía del pensamiento con la aquiescencia de las autoridades, que se nutren de ellos para acceder a los cargos y mantenerse en los mismos. Estos grupos sectarios son utilizados por los jerarcas universitarios para hacer proselitismo, desplazar a los opositores, controlar el aparato universitario, desdeñando la finalidad primordial que es la búsqueda de la excelencia educativa bajo el estricto respeto por la legalidad y la justicia. Algo sumamente curioso: en la Facultad de Derecho hay desprecio por el derecho, es decir, por lo legal y lo justo.

El feminismo fundamentalista que siente aversión por su propio género, -ya que no solamente aborrece a los hombres, a los que tilda de “machos opresores”- ha conseguido acallar las voces de muchas mujeres que no comparten esta visión bélica del mundo, donde se efectúa un absurdo reduccionismo de la humanidad, entre hombres victimarios y mujeres víctimas. Las mujeres les tienen miedo a estas células intolerantes, verdaderas patotas universitarias, y no se animan a participar de marchas pacíficas, a emitir opiniones o juicios de cualquier índole (incluso, y sobre todo, en el ámbito extrauniversitario) por temor al escarnio. Asimismo, los educandos no pueden participar de ciertas agrupaciones estudiantiles si no adhieren en un todo a la ideología impuesta bajo el estatuto de la obediencia debida. Algo similar y aun peor, sucede con los varones que tienen la “osadía” de manifestarse respecto a temas que son considerados de propiedad exclusiva de las facciones extremistas, so pena de sufrir castigos a través de métodos violentos y lacerantes, como el escrache por redes sociales y en el mismísimo hall universitario; aggiornamiento de los tristemente célebres "escraches" que patentó la Alemania Nazi y que prosiguieron los regímenes raciales segregacionistas en Estados Unidos y Sudáfrica. 

Esta caterva radicalizada desconoce por completo la libertad de prensa y además confunde de manera maliciosa el ejercicio del periodismo con la labor catedrática. Se produce un cercenamiento de la expresión en todas sus variantes, en cualquier entorno, aun fuera de la Casa de Estudios.

Lo más grave de todo esto- que de por sí es sumamente grave- es que las autoridades de la Facultad de Derecho están permitiendo y fomentando la censura, las difamaciones, la persecución y el menoscabo a los derechos de alumnos y docentes que van a aprender y a enseñar respectivamente, y no a recibir instrucción para alistarse como guerrilleros de esta “ideologitis” perversa. Los dirigentes de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo, están gestando un monstruo académico que fagocita la dignidad de todos aquellos que no dejan someter su intelecto al terror, por medio de praxis ilegales, injustas y por ende, antidemocráticas.

Ellos son funcionarios públicos encargados de velar por el cumplimiento de la constitución, las leyes y los reglamentos, y están transgrediendo manera palmaria sus más elementales deberes. La Facultad de Derecho de la UNCuyo está tomada por el fundamentalismo, esperemos que salga del año 1918 y vuelva pronto a estar con nosotros en el 2018.