Crónicas del Subsuelo: Argelia

Crónicas del Subsuelo: Argelia

Por:Marcelo Padilla

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Descanso, respiración artificial.

La camioneta pasa, es una tortuga en las calles del laberinto de Dorrego. Son audios del subsuelo que descansa la mañana de domingo de abril. Uy…abril, me dijo el Gastón cuando le pregunté cómo andaba. Qué denso se hace abril, qué denso fueron estos meses. Qué denso será mayo junio julio agosto setiembre noviembre diciembre. Algo así: en tropicalia digital los ruidos aguaitan desde los árboles, los techos, las ventanas apenadas, en la modorra de esta mala siembra en el desierto. Y más lejos, en los hundidos barrios el lumpen y la lumpen terminan la birra de la gira. Uy…abril, me dijo el Gastón.

Los duraznos están maduros colgando del cordón umbilical de sus ramas. La uva seca, la hediondez del ajo en las plantaciones de Ugarteche, todo es ruta hedionda al sol. Luego del salitre de los ojos que estira su duración para los bichos. Matar a los bichos, en este abril. Uy… abril, como me dijo el Gastón. Esto chiquitito. No sé Siria fumigada. Es una aldeíta monagilla que no le puede garantizar lealtad ni sumisión al cobrante. El patrón dice que el precio de los duraznos cosechados los pone él y luego los envasa y los vende a diez dólares. No sé qué hará ahora ese hombre. Del que me contaron en Alvear, fue Javier creo, él fue quien me lo contó. Uy… abril.

No ve de lejos pero vende fierro viejo y alma vieja. Al menos ese audio que les reproduje al principio decía. Él decía eso. Vendo todo. Ni un tango revela el virus en la sangre de los pibes y las pibas. Nada, solo un pensamiento después de un trago de mate porque pasaron por la puerta con las cabezas rapadas y pelos de colores. Otros tenían gorrita. Me fajo la cintura y saco todo lo que puede llamarse vajilla. Unos trastos descompuestos que no corresponden entre sí. A baldazos tiro el veneno.

Ando por la provincia pero me tira Dorrego. Donde siempre vuelvo, cueva hecha de “tasis” y un arbolito frondoso por dentro y pelado por fuera. Es la cueva. Mi eco aldea contaminada. Con cuadros de Evita por las paredes. Es que en una de las piezas vivía antes Argelia Rosas, una viejita que ahora está en un geriátrico. La pieza de Argelia empapelada con cuadros y afiches de Sandro. Como un altar su cama. Y ella tirada como Evita. No sé, me la imagino a Argelia así una siesta antes de partir al despeñadero. Dejó una seña, algo que tiene que ver con su despedida. Una virgencita de plástico, la de la Carrodilla. Y nada de Sandro. Cuestiones aleatorias, ella postrada y Sandro muriendo en el Italiano, a 25 cuadras. Argelia sin saber de nada se levantaba y tomaba una medida de Fernet puro con una picada antes del almuerzo. Quién será Argelia? Yo ni la conozco, sé que vive en un geriátrico.

La gallega de las gotitas de mar me lo contó. Y desde que me lo contó no la vi más.

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