Esta es la confesión del asesino de Concepción Arregui

El Post accedió a la declaración que hizo Roberto Audano a la Justicia, contando los detalles de como planificó, ejecutó y se deshizo del cuerpo de la mujer chilena. El audio del hombre a la familia de Concepción.

Esta es la confesión del asesino de Concepción Arregui

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

Parece el guión de una película de terror, estremecedora, pero no lo es. Es el relato del triste final de una mujer cuyo único error fue dejar todo por amor. Y el hombre que ella eligió para pasar su vida, la mató por la espalda, como hacen los cobardes.

Una división de bienes en ciernes, tras un divorcio inminente, fue el motivo por el cual Roberto Audano  decidió ejecutar a su esposa, Concepción Arregui. El hombre no estaba dispuesto a perder sus posesiones y por tal motivo planificó, con una frialdad que paraliza, el crimen de su esposa, de nacionalidad chilena. 

El Post tuvo acceso a la declaración que brindó Audano ante el fiscal Gustavo Pirrelo, donde relata, con lujo de detalles, como planificó y ejecutó el crimen que conmocionó a Mendoza y a Chile.

Algunos detalles llaman la atención y evidencian la mente psicópata de este sujeto. En todo momento, cuando da detalles de cómo manipuló el cuerpo, se refiere a Concepción como "mi señora" y "mi esposa". Además, da cuenta de que el plan se labró con muchos días de antelación, incluyendo la compra de elementos que iba a necesitar para deshacerse del cuerpo, tales como un chaleco salvavidas, sogas, etc. 

Por otro lado, cuando se refiere a las sogas usadas para llevar el cuerpo hacia el agua, destaca que una soga se ensució, que la metió al lavarropas pero que no logró sacarle las manchas. En cambio, las otras sogas quedaron limpias. Eso da cuenta de un perfil obsesionado con la pulcritud.

Los errores de sintaxis, son propios del original, tal como Audano contó los hechos.

La confesión

Yo quiero ratificar (...)cómo se produjo el hecho en el cual yo maté a mi esposa. Yo la llevé en mi camioneta, a una consulta de oculista para ella y al salir de la consulta le pedí que me acompañara a ver un terrero, era para que no sospechara que estábamos saliendo del camino de vuelta a casa, de porque íbamos a otro lado. Me dirijo por el camino que va hacia la destilería de Lujan con ella, después de salir del oculista. Cruzando el dique Cipolletti se encuentra un lugar que es utilizado como camping para que las personas puedan acampar pero tiene entrada libre, entonces conociendo el lugar por haber ido a pescar en otras ocasiones, busco adentro de esa propiedad un lugar aislado para cometer el hecho. 

Roberto Audano junto a Concepción. 

Inmediatamente dentro de mi vehículo cometo el hecho. Le pido a ella que se asome a ver si venia alguien para que no me viera lo que yo iba a hacer, entonces ella gira hacia su derecha para mirar si había alguien cerca, ella intenta bajarse y cuando me doy cuenta de que me había bajado diciéndole que necesitaba ir al baño para que ella se distrajera y mirara hacia afuera, cuando me doy cuenta de que ella está de espaldas hacia mi pero todavía sentada en la camioneta, sacando el cuerpo de la camioneta como para bajarse, no alcanza a sacar la pierna. En ese momento ejecuto los disparos adentro del mismo vehículo. Recuesto el asiento para recostarla a ella y como no le quería ver a la cara la tapo con una bolsa de dormir.

Ahí me retiro inmediatamente del lugar hacia la destilería, pero para hacer tiempo me quedo en una rotonda que hay una máquina de perforación antigua creo que para extraer petróleo y bajo las inmediaciones para el lado de Tres Esquinas. Me metí debajo de un pimiento para que nadie me viera colocarle la bolsa de dormir para que ella quedara tapada, bien protegida y la envuelto en un PVC que es una tipo carpa plástica de color azul flúor. 

Ella está en el asiento pero yo atrás tengo un asiento que después yo lo saco, la afirmo sobre ese asiento para poder ponerle la lona, por el peso de ella, de a poco, la iba corriendo sobre el plástico hasta que logré que quedara arriba. Después utilicé unos agujeritos para pasar sogas, con eso la ato bien y yo me bajo y como mi camioneta tiene un portón lateral y ella estaba sobre el asiento trasero la puedo manejar y correr el cuerpo hacia el asiento trasero que es largo, pero como no daba el largo del cuerpo le doblo un poquito las rodillas, la ato y con una cortaplumas corto un poquito el plástico.

El operativo para encontrar el cuerpo de la mujer se desarrolló durante semanas.

Yo llevaba tres sogas largas, dos para bajar en el lugar el cuerpo y otra para bajarla en el agua. Una soga quedó en la casa contaminada con color rojo de la tierra del lugar, después la metí en el lavarropas pero no salió la mancha. Luego de eso, yo tenía dos cámaras de camioneta que había comprado para inflarlas y para que me sirvieran de apoyo para desplazar en el agua y llevaba dos bidones de 20 litros vacios para usarlos de flotador. Ahí hay un incidente que yo de ahí tengo que ir hasta al lado de los bomberos a una gomería que está pegada al canal, a inflar los neumáticos, ahí mismo había comprado hacia un día o dos, ahí le pedí al flaco que me inflara las gomas para usarlas de salvavidas porque iba a llevar a unos niños a nadar y tenia miedo de que se me ahogaran. Luego regreso y escucho que había un corte de ruta por un accidente o un problema en el paso a Chile, que habían muchos controles policiales y no dejaban subir.

Entonces me quedo haciendo tiempo antes de llegar a destilería debajo de un pimiento, en ese lugar perforo con una cortapluma la bolsa de dormir, el plástico azul, le paso la cadena por debajo del cuerpo, meto la mano por la cintura de ella que estaba boca arriba en el asiento, tomo la punta de la cadena, la saco y la junto con la otra parte de la cadena y le pongo un candado, le hago como un cinturón, yo creo que estuve unas dos horas hasta cuando vi que pasaban camiones y había movimiento. Emprendí camino a Potrerillos. Paso los controles, que estaban pero no controlaban, porque había muchos vehículos, paso el barrio Potrerillos que está abajo, sigo por el camino a Chile hasta un puente del ferrocarril que cruza el río y llega a un camino que va paralelo a la ruta 7 pero del otro lado del río, como si uno estuviera volviendo a Mendoza. Es un camino de tierra y hay muchas casas, han vendido muchos terrenos. Me dirijo por ese camino hacia el Este, como regresando a Mendoza, buscando un lugar donde hubiera altura en relación al lago y que hubiera agua, porque los primeros kilómetros hay barro. Llego al lugar donde veo la posibilidad de que hubiera profundidad en el lago y ahí estaba a una altura de treinta metros del camino, hay un barranco. 

El cuerpo de Concepción finalmente fue encontrado en el dique Potrerillos el domingo 25 de marzo.

Ahí espero un poco que se haga oscuro porque había claridad y pasaban pocos vehículos, pescadores la mayoría, pero como vive gente hay más movimiento que años atrás cuando yo pescaba en la zona. Busco un lugar lo más pendiente posible hacia el lago, me bajo de la camioneta, busco las sogas, las ato a la butaca, a la base de la butaca de la camioneta, las puntas de la soga, me dirijo a la parte de atrás de la camioneta y del portón trasero saco el balde contrapeso, que tiene una cadena de cuarenta centímetros hacia afuera del  cemento. La doy vuelta por delante de la camioneta con el peso en la mano, lo afirmo en el piso al lado de la puerta derecha y le ato una de las puntas de una de las sogas a la cadena para sostenerla firme porque no quería que el peso se me fuera y lo perdiera en el agua, porque lo necesitaba.

El asesino, Roberto Audano.

Empujo el balde hacia el barranco y con las manos le voy dejando que se vaya hasta el lado del agua casi. Después de eso, saco a mi esposa con las envolturas, perdón primero le ato la punta de la soga a la soga que estaba en el plástico azul, que es la que está contaminada con tierra. La voy bajando despacito para que no se golpeara, acompaño con las manos sosteniendo la soga para que ella fuera descendiendo, como no la solté igual que al balde no llegó hasta la orilla del agua, entonces ahí preparé las dos cámaras que estaban atrás de la camioneta con los bidones, una cortapluma en el bolsillo y use otros pedazos de soga que llevaba para amarrar las dos cámaras con los dos bidones para hacer una especie de flotador.

Entonces preparo todo eso para no hacer muchos viajes porque es muy difícil para mi edad subir y bajar, entonces trato de llevar todo, entonces meto en una mochilita dos candados, alambre por las dudas, algunos pedazos de soga y la cortapluma para cortar la soga y un chaleco salvavidas que había comprado hacia dos días. La compré en una casa de camping de calle San Martín Sur al lado de la heladería Soppelsa, no se el nombre del negocio.

Como estaba oscureciendo busco donde afirmar el peso para que no se me fuera a ir, ahí me saco las zapatillas de color gris que quedaron en el lugar porque me vine manejando descalzo y estoy descalzo con un short y me pongo una polera roja de manga porque hace frío y un pantalón azul largo de una tela impermeable. Las dos cadenas las uno con un candado bastante grande, perdón primero traigo a mi señora arrastrándola con la soga hasta la lado del balde para unir las dos cadenas, la cadena del balde con la cadena que le puse al cinturón. Busco un lugar, ya casi veía poco donde yo pudiera hacer pie, me pongo el salvavidas y la traigo primero a ella antes que el peso para que el peso no se me fuera, porque yo eso lo ato con una soga a las dos cámaras. Había tres partes, el flotador armado con los dos bidones y las cámaras de la camioneta atadas con soga. Eso lo ato al envoltorio que le había hecho a mi esposa con sogas también, y con el salvavidas empiezo a ingresar al agua con el flotador primero y después con ella y después saco el peso que estaba en un bordecito y se hundió un poquito porque había como escalones. Trato de ingresar al lago para después llevar a mi señora, el flotador, el peso, me meto unos diez metros en el agua más o menos y tenía a mano el flotador y ahí me suelto y el chaleco se me va y trague un poco de agua.

La búsqueda del cuerpo mantuvo en vilo a la familia de la mujer chilena.

Me afirmo al flotador, me voy a la orilla y con un pedazo de soga me até el salvavidas porque sino se me salía y me iba a hundir. Ahí intento nadar empujando las tres cosas y no puedo porque el peso estaba tocando en el fondo, el balde, de a poco voy haciendo fuerza para llevar el peso, pero como se hizo de noche, tenia dos linternas, una de minero y una chiquita que dejo en la costa para poder volver porque se hizo la noche. Es bien potente, entonces cuando veo que está flotando ya y que el balde está despegado, nado un poco afirmándome en la cámara y en el chaleco y con eso ayudo un poco para llegar un poquito más profundo para poder cortar la soga. Cuando veo que no se calcular si son treinta o cuarenta metros de la costa, dije hasta acá nomas porque no sabia si iba a poder volver nadando y vestido porque la ropa hace contrapeso. Entonces corté la soga que unía el flotador con el cuerpo de mi esposa que se fue inmediatamente al fondo.

Concepción desapareció el 5 de febrero. Familiares y amigos la buscaron hasta que Audano confesó el crimen, el 7 de marzo.

Yo calculo que el contrapeso pesaría treinta kilos con cemento y dos o tres piedras. Regreso a la costa ayudado por el flotador y el salvavidas que tenia puesto, estando descalzo es más fácil nadar, por eso me saque las zapatillas. En el agua pierdo la linterna de la cabeza cuando nado hacia la costa empujando las cámaras y los bidones, eso cerca de la costa. Llego a la costa, desarmo el paquete que había hecho con los dos bidones y las cámaras, corto la soga con la cortaplumas, rompo las dos cámaras con la cortaplumas, una se hunde y la otra quedo arriba. Me saco toda la ropa y la tiro al agua. El pantalón azul estaba limpio y la polera la tire también. Busco con la linternita todos los pedazos de sogas y trato de juntar todo en la mochilita y con un poco de dificultad subo el barranco hasta llegar cerca de la camioneta.

La soga con la que baje a mi esposa la había atado a la camioneta, la desaté de la camioneta y la soga si la tiré hacia abajo, que es la que se mancha en la costa con tierra colorada. Después la recupero y es la que lavo, pero la soga del balde la había atado a una jarilla, esa la recupero y está limpia, también está en mi casa. Guardo en la camioneta las cosas que había subido y me pongo un short y doy la vuelta y voy volviendo para salir del lugar. Me paro antes de cruzar el puente, reviso todas las cosas que estaba sucias, restos de las cosas que había quedado y ahí pasa el río con mucha fuerza por debajo del puente. Ahí tiro el pantalón que estaba sucio con las demás cosas, los pedazos de sogas y algunos trapos con los que había querido limpiar la sangre, eso lo tiro en la corriente, solamente veía las luces de los camiones que pasaban cada cinco minutos. Después me subo a la camioneta, arranco, cruzo el puente y vuelvo hacia la destilería y por esa entrada de la destilería llego hasta la rotonda de los bomberos y subo por la calle Saenz Peña hacia la cordillera y me dirijo a las compuertas que es donde vivía. Guardo la camioneta, me saco la ropa y me ducho y me tomo la medicación, un poco más de lo que debería tomar para ver si podía lograr dormir y hasta ahí terminaría mi relato. Lo que quisiera agregar es que estoy dispuesto a acompañar a personal idóneo o agente a su servicio al lugar para colaborar en la búsqueda.

Así mantenía su coartada 

La familia de Concepción, en Chile, advirtió rápidamente que algo andaba mal con ella. Por tal motivo, para mantenerse alejado de las sospechas, Audano interpretó ante los familiares el rol de esposo "preocupado y triste" por la desaparición de su pareja, simulando su participación en la búsqueda.