Caputo y Cristóbal, los nombres que Macri quiere esconder

Uno se crió a su lado y el otro llegó con Kirchner. Los dos forman parte del esquema de poder que quiere llevar a la Nación. Por qué el líder del PRO no puede exhibirlos.

Caputo y Cristóbal, los nombres que Macri quiere esconder

Por:Diego Genoud
Periodista

 Mauricio Macri promete ser el presidente del cambio pero la continuidad, algunas veces, le sienta mejor que la ruptura. Durante sus años en la ciudad de Buenos Aires, el jefe de Gobierno porteño compartió una matriz de negocios que benefició a emblemas del poder permanente como el dueño de IRSA, Eduardo Elsztain, pero también a criaturas formadas en el kirchnerismo, como el empresario multipropósito Cristóbal López.

El alcalde Macri recibió el apoyo del Frente para la Victoria en paquetes de leyes inmobiliarias que se aprobaron de la noche a la mañana y que fueron bautizadas como "el pacto PRO-K" por una minoría de legisladores opositores.

En la campaña electoral, guiado por su equipo de asesores, Mauricio ensaya un discurso que le viene dando buenos resultados. Avanza con la zanahoria del antiperonismo para cosechar a un sector que ya se cansó del PJ en sus distintas variantes y se presenta como el candidato que le dará más garantías al establishment. Su trayectoria y su origen familiar le aportan todas las credenciales.

El propio

Mauricio dice que quiere dar vuelta la página de la historia, pero comparte con el kirchnerismo algunas características notorias, como la de premiar a sus empresarios amigos.

Una de las pocas fotos que existe de Nicolás Caputo.

Es sabido -para los que siguen la política con obsesión- que Nicolás “Nicky” Caputo es su otro yo desde que cursaron juntos en el colegio Cardenal Newman de San Isidro. Sin embargo, el constructor tiene un doble rol tan elocuente que sorprende por las escasas críticas que merece. 

"Es el ministro sin cartera que decide en temas clave" 

Por un lado, es el ministro sin cartera que decide en temas clave, y por el otro es beneficiado con obras que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires incluye dentro del envase de “la gestión”. 

Es el cerebro de una estrategia política para que una derecha moderna acceda por primera vez –desde el regreso de la democracia- al poder a nivel nacional y es además brazo ejecutor de la obra pública en la ciudad, aunque no sólo. El periodista de La Nación Hugo Alconada Mon lo señaló como el encargado de recaudar los fondos de la campaña del PRO. De ser así, Macri le debe la vida: no sólo por haber pagado el rescate de su secuestro en 1991, también por la cena del mes pasado en el predio de La Rural de Palermo en la que el PRO dice haber reunido 120 millones de pesos en una noche.

Caputo desembarcó en la ciudad junto a Macri en 2007 como “asesor ad honorem” de Macri, el mismo cargo que Sergio Massa le ofrendó al desarrollador inmobiliario Jorge O’Reilly durante su paso por la jefatura de Gabinete de la Nación. Al poco tiempo, renunció formalmente, pero siguió siendo hombre de íntima confianza y consulta para el hombre que una vez habló del círculo rojo.

El amigo de Macri es capaz de levantar una torre de 33 pisos al lado de la cancha de Ferro Carril Oeste, pese a las denuncias de la Defensoría del Pueblo. O de ganar la adjudicación de obras importantes, como la construcción de un nuevo hospital en Villa Lugano o la renovación de un pabellón en el Hospital Borda, la reparación de 14 escuelas por 30 millones de pesos o la construcción de un edificio para instalar un data center y oficinas en Parque Patricios como parte del “Distrito Tecnológico” que el jefe de gobierno creó. Caputo es el heredero de una empresa que tiene 75 años pero contribuye como ninguno de sus ancestros a tejer lazos con la política y los gobiernos.

Aunque por ahora se muerde la lengua para no denunciar ese vínculo sinuoso que agitó hasta que cayó rendida a los brazos de Macri, Elisa Carrió es capaz de recuperar la memoria en cuestión de segundos. Sobre todo si, en un futuro mediato, el ensayo de la nueva alianza fracasa y las diferencias comienzan a brotar.

El adoptado

 Caputo es la puerta que comunica a Macri con Cristóbal López.

Caputo es la puerta que comunica a Macri con otro pulpo empresario con el que encuentra similitudes, el patagónico Cristóbal López que accedió a las alturas del poder gracias a su amistad con Néstor Kirchner, pero que ya decidió que –pase lo que pase con el kirchnerismo- no piensa abandonar la posición que obtuvo en estos 12 años. 

El magnate nacido en Comodoro Rivadavia se lleva tan bien con Daniel Scioli que puede oficiar incluso como su fotógrafo personal. Pero también se entiende con Macri. Si alguna vez se juzgara al macrismo con la misma vara que al kirchnerismo, es posible que se pudieran observar unas cuantas coincidencias entre “Nicki” y Cristóbal. El dueño de casinos, accionista principal de la petrolera OIL M&S y capataz de Radio 10 y C5N suele ser evocado como el “Yabrán de los Kirchner”, por dos razones bien distintas: su histórica manera de acercarse al poder y de aborrecer las fotos. Caputo se le parece también en todo eso. 

Después de ocho años como mano derecha del líder del PRO, es casi imposible acceder a imágenes del empresario que se crió junto al ex presidente de Boca. Rara coincidencia. Así como Gabriela Michetti cuestiona a Cristóbal López y de esa forma expone al macrismo, su rival en la pelea interna se reconoce como alguien mucho más cercano. Michetti mostró su corazón herido la semana pasada cuando se manifestó en contra del juego, en sintonía con la Iglesia Católica y con Massa, el candidato proscripto de Francisco en el Vaticano. Pero no está dispuesta a ir a fondo con las críticas. Si lo hiciera Gaby tendría que apuntar contra el mismísimo “Nicky”, como lo hacía hasta hace unos meses su amiga Lilita.

Larreta con Tinelli, esta semana.

Desde el michettismo deslizan que Rodríguez Larreta es, en cambio, un candidato más amable para una convivencia con López. No sólo por la cobertura privilegiada que le otorga desde C5N. Tampoco por la foto que Horacio se sacó hace unas horas con el socio más popular que cosechó Cristóbal en toda su carrera empresaria, Marcelo Tinelli. Según público el portal Letra P, en marzo, el empresario patagónico selló un acuerdo en persona con Rodríguez Larreta en Miami.

La cercanía entre Macri y Cristóbal está asfaltada por el vínculo de Caputo con Federico De Achaval, socio de López en el negocio de los tragamonedas. A fines del 2013, el PRO y el kirchnerismo validaron en la legislatura un acuerdo que facilitó la condonación de más de $1.000 millones en impuestos adeudados por las salas de juego de Cristóbal López en el Hipódromo de Palermo y el casino flotante. Martin Lousteau cree que cabalgar sobre ese intercambio de favores puede ser la llave para golpear al macrismo en la elección porteña que se acerca. Pero a nivel nacional, Mauricio recibe pocas preguntas incómodas: le alcanza con no exhibir ni a uno ni a otro en la plataforma electoral que redactó para llegar a la Casa Rosada.