Santa Rosa, la corrupción y la importancia del periodismo de investigación

Santa Rosa, la corrupción y la importancia del periodismo de investigación

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Esta semana ocurrió un hecho de enorme trascendencia política para Mendoza: un grupo de concejales de Santa Rosa pidió la renuncia del secretario de gobierno Marcos Nuarte por sospechas de corrupción.

No se trata de ediles de la oposición, que ya venían cuestionando al funcionario santarrosino, sino de referentes del propio radicalismo. Es decir, el mismo color político que viste el Ejecutivo de esa comuna.

Quien se puso a la cabeza del pedido fue la concejal radical Débora Quiroga, a través de la elaboración de un comunicado en el cual respaldó a la intendenta Norma Trigo y destacó puntuales logros de su gestión.

“Sin embargo, todos estos hechos que hablan tan bien de la gestión de Cambia Mendoza, los cuales se han logrado gracias al esfuerzo y el trato preferencial del gobernador Alfredo Cornejo, quien priorizó al pueblo de Santa Rosa, se han visto opacados por un constante desprestigio, derivado de conductas sumamente dudosas por parte de quien, en un primer momento, se hizo cargo de la Hacienda del municipio, para luego manejar la Secretaria de Gobierno del mismo, manipulando absolutamente todo lo que sucedía en la comuna”, sostiene Quiroga en su mensaje.

Para que no queden dudas de la persona a la que van dirigidas esas palabras, la edil puntualiza: “Que esa persona, que no reside en el departamento y cuyo nombre es Marcos Nuarte, ha sido protagonista de los mayores escándalos que ha tenido que soportar esta gestión, convirtiéndose en la persona que más daño le ha provocado a la imagen de nuestro gobierno”.

Marcos Nuarte junto a Norma Trigo y Susana Balbo

Destaco las palabras de la concejal, porque de alguna manera refrendan las jugadas investigaciones que venimos llevando adelante desde Mendoza Post sobre la figura de Nuarte, en completa soledad.

Arrancamos en noviembre de 2016 y ya nunca nos detuvimos: logramos destapar hechos de corrupción gravísimos, muchos de los cuales aparecían vinculados a sobreprecios en compras y contrataciones de la Municipalidad de Santa Rosa.

Nos costó, no solo el ataque frontal del gobierno de Santa Rosa, sino también la injuria más cruel e incluso una querella por parte del propio Nuarte, que hoy mismo se sustancia en la justicia Civil.

Es el precio del periodismo independiente, como digo siempre. De ir contra la corriente, en soledad, destapando ollas de corrupción. Mientras los demás persisten en seguir la agenda setting.

El Post ha sido el único medio que ha investigado los desaguisados de Nuarte

Sé que suena a “autobombo”, y en parte lo es. Pero más que nada es un reconocimiento al Post, que respalda todo lo que hago. No podría haber hecho todo lo que hice, ni seguir trabajando como trabajo, sino fuera por el respaldo que tengo por parte de dos personas esenciales: su principal accionista, Carlos Ponce, y su director, el inquieto y valiente Ricardo Montacuto.

Este último debió tolerar las puteadas de Nuarte cuando publiqué mi primera nota sobre su persona. Fue un momento emotivo, porque Montacuto me respaldó en todo momento, sin dudar un ápice acerca de mi investigación.

Con el tiempo, terminó siendo uno de los querellados por Nuarte, solo por ser el director del Post y, por carácter transitivo, “responsable solidario” de mis artículos periodísticos.

Como digo siempre, no es sencillo trabajar conmigo, porque mis notas siempre versan sobre cuestiones espinosas, delicadas y peligrosas. Y ello trae inevitables consecuencias, ya sean legales o de las otras: amenazas, aprietes, etc.

Por eso, en momentos en los que el periodismo de investigación parece flaquear, no solo en Argentina sino también en otras partes del mundo, celebro la existencia del Post, único medio que apuesta a ese género periodístico en Mendoza y me permite ejercerlo con total libertad.

Porque, dicho sea de paso, este es el único diario independiente que hay en la provincia, le pese a quien le pese y le moleste a quien le moleste.