Cómo y por qué las mendocinas deciden recurrir a una mastectomía

Un relato en primera persona y los detalles clínicos para aquellas que tienen riesgo de cáncer.

Cómo y por qué las mendocinas deciden recurrir a una mastectomía

Por:Ana Paula Negri
Periodista

Leti tiene 50 años, a los 36 se sometió a la primera cirugía y a los 43 le hicieron una adenomastectomía bilateral en la que le quitaron las dos mamas: “No volvés a ser la misma mujer”, dijo ella. (Pidió que el Post no publique su apellido).

"Esto me dio un certificado de que no iba a tener cáncer al menos por dos años"

En 2004 le diagnosticaron un “nódulo sospechoso”, y en la ecografía resultaron ser tres, por lo que le realizaron una hemimastectomía. Se trata de un procedimiento en el que remueven la mitad de la mama. Luego, en 2011, los médicos detectaron una hiperplasia atípica en la mama contraria, y decidieron quitar las dos mamas.

Vale decir que Leti tuvo que abonar completamente la intervención, que por esos años le costó 27 mil pesos, razón por la que tuvo que pedir un préstamo junto a su marido.

La cirugía también incluyó una reconstrucción mamaria con una prótesis que pudieron hacer en el mismo acto quirúrgico porque sus condiciones físicas eran saludables y no se encontraron rastros de cáncer en el material extraído. Esa situación no es muy común para mujeres que ya tienen un diagnóstico de cáncer.

La reconstrucción nunca logra dejar las mamas como estaban.

Su motivación

Leti tiene dos hijos, un varón que de 27 años y una chica de 18, que padece atrofia cerebral. Cuando la operaron, en 2011, su hija menor solo tenía 11 años, por lo que su operación fue para poder acompañarla.

“Yo tengo una nena con discapacidad, entonces la decisión era que tenía que hacérmelo porque yo necesitaba una extensión de vida. Esto me estaba dando un certificadito de que no iba a tener cáncer al menos por dos años, para cuidarla, ayudarla y estar con ella”.

“Nunca volves a ser la misma mujer con la misma sensibilidad mamaria”.

La decisión de operarse tuvo un costo físico muy alto: “En el pezón yo siento la alteración, porque hay momentos en que me punza, por ejemplo; cuando tenés relaciones eso te duele un montón porque tenés una hipersensibilidad”.

El post operatorio no fue nada fácil, es una intervención “muy dolorosa, psicológicamente y físicamente. Una cirugía con cinco intervenciones en una es muchísimo, me rompieron la axila, me sacaron las mamas, me volvieron a poner las mamas y es muy doloroso”.

“Estuve un mes y medio con muchísimo dolor, tomando calmantes muy fuertes como el Tramadol, y una mezcla de Diclofenac con Paracetamol para aumentar más el poder del analgésico. Y después la rehabilitación, hay que rehabilitar los brazos”. Incluso ella comentó que el reposo postoperatorio recomendado era de seis meses “pero yo volví a trabajar a los tres meses, porque necesitaba salir”.

Esto no fue todo para Leti, “después cuando te sacan la venda empieza tu proceso psicológico”.

“Lloraba cuando me bañaba”

Los médicos de Leti le explicaron cómo iba a ser la intervención, pero nunca tomaron en cuenta las consecuencias psicológicas que implica someterse a una amputación: “Yo fui al psicólogo porque vi que no me sentía bien, pero nunca me lo recomendaron los médicos”.

“En la cirugía te hablan y te dicen cómo vas a quedar y pagas un cirujano estético para que te dejen las mamas como las tenías, pero psicológicamente no te preparan para eso, el médico solo te explica el procedimiento. Una psicológicamente no está preparada para una amputación de dos mamas”, explicó ella.

“Me llevó muchísimo tiempo aceptarme. Cada vez que me metía en el baño lloraba y ya no quería bañarme por el solo hecho de tener el contacto con mi cuerpo. El bañarme era llorar y verme y preguntarme por qué nunca me explicaron lo que me iba a pasar”.

La pareja

Leti está en pareja con el padre de sus hijos desde hace muchos años y su apoyo fue fundamental para sentirse mejor: “La pareja es uno de los pilares fundamentales para poder sobrellevar una cirugía así. Porque en la parte sexual, las mamas cumple un papel fundamental y cuando tocan algo que no es la mama, que no es una mama normal, que es una mama de plástico, ellos notan la diferencia y también tienen que acostumbrarse a la sensación”.

“Vos no querés desnudarte por tus cicatrices, por tus cosas y él me decía: ‘No te tapes, las cicatrices que tenés son de una batalla de la cual saliste ganando. Un soldado que tiene cicatrices es porque está vivo de una batalla’. Que te lo diga él te envalentona, te mostrás distinto”.

Detalles médicos

El doctor Santos Maimone, profesor de la Universidad de Mendoza y la de Cuyo y médico de planta del hospital Central, comentó al Post los detalles de esta delicada intervención.

En principio, Maimone detalló que hay tres tipos de riesgo de cáncer para las mujeres: aquellas que tienen una mutación identificada de alto riesgo y las que tienen antecedentes familiares de cáncer de mama. “Existe un estudio llamado BRCA 1 y 2 para detectar si existe riesgo genético pero si el antecedente es fuerte, las acciones preventivas pueden indicarse igual”.

Entre estas intervenciones preventivas, la cirugía profiláctica, es decir la mastectomía, es la última opción. Primero se realizará una vigilancia continua a través del autoexamen mamario, las mamografías, ecografías, la biopsia de áreas sospechosas e incluso resonancia magnética.

Un segundo paso es la quimioprevención para aquellas pacientes que el examen BRCA 1 o 2 dio positivo. En este caso lo que se ataca es la producción de estrógenos que alimenta las células cancerosas con el tamoxifeno. Este tratamiento también puede acompañarse con una ooforectomía profiláctica, es decir, la amputación de los ovarios para frenar la producción de estrógeno.

El último procedimiento que se puede realizar es la mastectomía que puede ser total, conservación de piel, eliminando areola y pezón o con conservación de areola y pezón. Maimone especificó que “no es una prevención perfecta, que implica pérdida de sensibilidad irreversible pero que disminuye el riesgo notablemente y la ansiedad”.

La mastectomía siempre implica una reconstrucción mamaria con un implante, aunque no siempre puede implicar mantener el pezón y la areola. Según explicaron al Post desde el sector de oncología de OSEP, en el caso de una mastectomía preventiva el caso debe ser evaluado por un comité para determinar el tipo de cobertura. Pero si el diagnóstico de cáncer es certero, la mastectomía y la reconstrucción con cirugía plástica serán cubiertos totalmente por la Obra Social.