Hace unos días se inauguró el Parque El Mirador donde antes había una mina. Quisimos saber qué pensaban los malargüinos de esta novedosa obra.
¿Llevarías a tus hijos a este parque mendocino, donde antes había uranio?
Hace unos días la inauguración de una obra en Malargüe tuvo repercusión provincial y nacional. Un predio de siete hectáreas, otrora una planta procesadora de uranio, fue convertido en un parque a través de un proceso llamado "remediación ambiental". El procedimiento, llevado adelante por Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) es novedoso y la obra es la primera en su tipo en Latinoamérica.
Sin embargo, tras el beneplácito que causa la noticia, emerge una pregunta inevitable: ¿vos llevarías a tus hijos a jugar en una plaza donde antes había uranio?
Para conocer la opinión de la comunidad a la que beneficia esta obra recientemente inaugurada hablamos con cuatro malargüinos: Joana, Miriam, Melisa y Emmanuel.
¿Qué pensás de la obra del Parque El Mirador?
Al ser consultados por su concepto sobre el nuevo espacio verde estos ciudadanos del departamento sureño mostraron unánimamente su reticencia a confiar en el proceso de remediación encarado por el CNEA.
Joana: No está en condiciones de estar habilitada. No hay baños, no hay cestos de basura, no hay sombra, no hay posta sanitaria. Me parece una irresponsabilidad habilitar un parque así. Me parece que quieren que entre todo por los ojos; diciendo “aca hay un parque bonito” y tapar algo que está mal.
Según una de las entrevistadas, el parque no está en condiciones de estar habilitado.
Melisa: Está muy buena la obra. Tiene cancha de básquet, vóley, padel, pista para correr. Pero es muy cuestionada por el tema del uranio.
Miriam: Me parece que estamos equivocados en invertir en lugares donde hay exposición a la contaminación del uranio. Considero que se tendría que haber utilizado todo el dinero utilizado en juegos, en materiales, en infraestructura y en pintura, en otros lugares de Malargüe. Hay niños en parajes alejados que no conocen una cancha de básquet o de fútbol.
Emmanuel: No me parece bien, abajo está lleno de uranio.
La inaguración de una obra novedosa, pero...
¿Vos llevarías a tus hijos al parque el mirador?
En esta consigna, que era clave para saber la aceptación de la comunidad malargüina del emprendimiento, la respuesta de los consultados resultó contundente.
Joana: No, no los llevaría. Porque el parque no está en condiciones correspondientes para que haya niños ahí.
Melisa: Casi con seguridad que no. No sin antes informarme sobre el tema.
Miriam: No, no llevaría a mis hijas. Porque no las expondría a un lugar que les puede generar consecuencias en su salud.
Emmanuel: No, no llevaría a mi hija a ese parque.
El parque instalado en el lugar de la planta concentradora de uranio.
¿Supiste de algún programa para informar a la comunidad en qué consiste la remediación?
Para entender tal rechazo ante una obra que, a priori, acaba con el peligro del uranio en el predio, indagamos sobre la información de la cual la gente dispuso ante la inauguración de El Mirador.
Joana: No, no me enteré de nada. No sabía que se estaba haciendo ese parque. Me enteré el día que fui, no sabía ni que se había inaugurado. No se informó a la gente. Yo creo que quienes sepan lo que hubo ahí, no van a ir con sus hijos al Parque.
Melisa: No que yo me haya enterado. Sigo a los diarios locales y no hubo información.
Miriam: se dio a conocer muy por arriba. No se dio a conocer lo profundo del programa, cómo iba a ser o cómo lo iban a llevar a cabo.
Emmanuel: No, no sé. Creo que no se informó al respecto.
El parque tiene canchas de fútbol y de básquet.
La respuesta oficial
Miriam Skalany, Directora de Protección Ambiental de la provincia, brindó precisiones sobre el proceso de remediación que dio lugar al Parque El Mirador.
La funcionaria se ocupó de aclarar un punto de clave. El parque no está construido sobre una mina, sino sobre el lugar donde funcionaba la planta concentradora de uranio Complejo Fabril Malargüe. Allí se concentraba el mineral extraído de la mina Huemul, que está ubicada aproximadamente a 80 kilómetros.
Miriam Skalany asegura que los niveles de radiación son inofensivos.
El proceso de remediación llevó 21 años. Se extrajo todo el material depositado. Se hizo un macroencapsulado: se aisló de los acuíferos la parte inferior con arcillas y otros elementos naturales, se depositaron allí las colas de uranio y se tapó con materiales que evitan la radiación hacia la atmósfera.
“Yo estuve haciendo mediciones de uranio y hay menor de radiación allí que lo que tiene el suelo natural de Malargüe”, enfatizó Skalany.
“Tienen que quedarse tranquilos, se ha hecho un trabajo muy grande”, concluyó la funcionaria.
