El hombre que luchó contra la corrupción y fue vencido por el sistema

El hombre que luchó contra la corrupción y fue vencido por el sistema

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

Darío Donoso es un tipo valiente, impulsivo, honesto hasta los huesos.

Lo conocí a poco de llegar a Mendoza, cuando se convirtió en una de mis principales fuentes de información dentro de la Policía de Mendoza. En algunos casos lo hizo en “off”, pero en tópicos puntuales lo hizo a grabador abierto, con su nombre y apellido.

“Yo amo el uniforme, por eso quiero sacar a todos los corruptos de las filas de la Policía”, me dijo en esos días, con la pasión que lo caracteriza.

Gracias a los datos que me aportó, logré desovillar graves desaguisados, uno de los cuales tuvo un rebote excepcional: tuvo que ver con la comercialización de licencias de conducir por parte de escuelas de manejo con la connivencia de funcionarios públicos y puntuales policías.

Su trabajo a lo largo de los años fue tal, que mereció que la Fiscalía de Estado de Mendoza sacara una resolución para que le den una condecoración, documento al que jamás el Ministerio de Seguridad le dio curso.

Peor aún, lejos de ser felicitado por avanzar contra la corrupción, fue castigado una y otra vez, degradado al punto de ser enviado a “cuidar” el cementerio de la Capital.

“A nadie le interesa lo que hago, mi lucha contra los malos”, me dijo en esos días, cuando lo visité en el lúgubre lugar de Las Heras. Estaba derrumbado en una desvencijada silla de madera, en un pequeño cuarto.

“Ya no tengo nada que hacer, mis compañeros corruptos me odian y mis jefes me detestan”, disparó con sus enormes ojos llenos de lágrimas. ¿Qué decir ante semejante comentario? ¿Cómo aliviar su situación?

“Las cosas no pueden empeorar”, le dije entonces, casi sin pensar. Y me equivoqué… porque hace apenas unas horas me llamó para contarme que lo habían echado de la policía, en el marco de una suspicaz causa judicial por amenazas que le fue iniciada el año pasado y que lo arrojó tras las rejas.

“Llamá a cualquier de los 11 penales del país y verás soy la única persona que está presa por amenazas”, me dijo.

Otra vez: ¿Qué decirle a este hombre que ha sido puesto de rodillas por el sistema? ¿Cuáles son las palabras más adecuadas en estas horas?

Yo no las tengo, si alguien más las posee que me las preste, por favor.