Un niño mendocino fue abusado pero no tiene justicia

El niño acusó a un sacerdote en 2014. La Iglesia asegura que el padre es inocente y la justicia archivó la causa. La pericia psicológica da cuenta de graves secuelas pero no se investigó.

Un niño mendocino fue abusado pero no tiene justicia

Por:Ana Montes de Oca
Periodista

Un niño mendocino que dijo haber sido abusado en una iglesia y que, según las pericias psicológicas, quedó con secuelas importantes, espera que alguien se encargue de pedir justicia en su nombre. 

Es que, para la Iglesia Católica, el cura acusado por el niño es inocente y, según la justicia, no hace falta averiguar quién cometió el acto contra el niño.

Según consta en la primera pericia que se le hizo al chico (pericia de parte de los padres), el niño de 4 años le contó a la madre que “le habían tocado el pitito”, algo que podría ser una interpretación errónea de un pequeño de esa edad. Pero el nene tuvo serios cambios de comportamiento entre los que se destacan: miedos, llantos continuos, negarse a concurrir al colegio y la parroquia, aislamiento, irritabilidad, nervios y dolor de estómago.

La madre llevó primero al niño al psicólogo para corroborar si el escaso relato que podía hacer a los 4 añitos tenía sustento. En la entrevista con los psicólogos el chiquito dijo que  que “el Padre Alejandro”, lo había tocado en sus partes íntimas y que “es un hombre malo”.

La Iglesia: "Acá no pasó nada"

La madre del niño recurrió al arzobispado de Mendoza y denunció al cura que oficiaba de párroco en ese entonces en la Parroquia Santa Bernardita de Guaymallén, Alejandro Squizziatto.  Allí se le comunicó que se haría la investigación correspondiente y se elevaría la denuncia a la Congregación para la Doctrina de la Fe (con sede en Vaticano), que es, según el derecho canónico, el único órgano competente para juzgar el supuesto delito.

Sin embargo, el cura Squizziatto apareció dos años después oficiando la misa en recuerdo de las víctimas del triple femicidio del barrio Trapiche. El culto se hizo en la Parroquia Nuestra Señora de Monserrat donde Squizziatto figura como párroco desde el año pasado. 

La denuncia hecha sobre el cura Squizziatto en 2014 volvió a la luz hace pocos días cuando el vocero del arzobispado, Marcelo de Benedectis, hizo declaraciones a un medio local y habló de “un caso que lamentablemente es un daño que se está haciendo de otro padre, Squizziatto que nunca fue investigado porque nunca fue acusado. Cuando la Iglesia pidió ante una presentación en el Arzobispado que los padres hicieran la denuncia, no la presentaron en la fiscalía y la fiscalía cerró el caso. Pero él nunca cometió ningún delito”.

Las palabras de De Benedectis son confusas: Si Squizziatto nunca fue investigado porque nunca fue acusado, ¿de qué se trató la “presentación (de los padres) ante el Arzobispado?. ¿Por qué la Iglesia les pidió a los padres del niño que hicieran la denuncia en fiscalía si según sus propias normas, y otras como la Ley de Protección Integral de los Niños, Niñas y Adolescentes, los casos de abuso sexual de menores deben ser denunciados por cualquiera que tenga conocimiento o sospecha?

Finalmente si los padres no hicieron la denuncia, ¿por qué dice de Benedectis que “la fiscalía cerró el caso”?

De Benedectis sacó el tema a la luz

La respuesta la dio al Post Edgardo Fretes, que oficia de comunicador del Arzobispado de Mendoza aunque no tiene nombramiento en la institución. Según Fretes, el Arzobispo Franzzini mismo radicó la denuncia en Fiscalía 9 de Guaymallén, pero, como los padres del menor no quisieron continuar con la denuncia, el fiscal cerró la causa.

También aseguró que Squizziatto fue separado de su cargo  durante más de un año mientras se hacía la investigación de la Iglesia y que una vez confirmada su inocencia, se lo reinstaló en la parroquia Monserrat. Fretes negó rotundamente que hubiera sido “un traslado en respuesta a la denuncia”.

Alejandro Squizziatto

La justicia: "acá no importa"

El Post confirmó que la iglesia dio aviso al fiscal y también que este cerró la investigación porque los padres no quisieron acompañar, a pesar de que una segunda pericia psicológica da cuenta de graves “secuelas” en el niño producto “de la situación traumática experimentada”.

En definitiva, el pequeño sufrió un abuso que le dejó secuelas graves. Y si como dice la iglesia, el cura Squizziatto no fue quien cometió el delito, ¿por qué la justicia no investiga quién lo hizo?

¿Instancia privada o peligro público?

Las leyes que protegen a los niños son claras al respecto y aseguran que, aunque sea un delito de instancia privada, tratándose de un menor se debe investigar aunque sea de oficio, es decir sin que los padres acompañen la denuncia. 

De hecho, el Código Penal establece como excepciones la actuación de oficio de un fiscal en un delito de instancia privada sin que la víctima la inste, cuando existan razones de seguridad o de interés público. 

La posibilidad de que haya un abusador de menores suelto y no identificado no pareció razón suficiente para el fiscal que archivó la denuncia.

Por otro lado, los feligreses de Monserrat comentan que el año pasado el mismo monseñor Franzzini fue personalmente a hablar con las personas que trabajan habitualmente en la parroquia para decirles que Squizziatto "había sido trasladado por un hecho en el que fue acusado injustamente".

Sin embargo a algunos miembros de la comunidad les hace ruido. Porque lo cierto es que ni la Iglesia ni la justicia aclararon el caso y el niño sigue teniendo que lidiar con la herida que no cierra. 

Squizziatto sigue dando misa