Espionaje, política y narcotráfico: por qué Carrió viajó a Paraguay

La diputada nacional, arquitecta de Cambiemos, denunció que la segunda de la AFI (ex Side) la espía. Le pidió a Macri su cabeza.

Espionaje, política y narcotráfico: por qué Carrió viajó a Paraguay

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

La sorpresa de Elisa Carrió fue mayúscula e indisimulable. De pronto, alguien la había fotografiado en Paraguay, en medio de un viaje reservado en el cual decidió encontrarse con un mayor retirado de Inteligencia del Ejército argentino que se llama Alejandro Camino.

Ello consta en un informe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que publicó esta semana diario Clarín y que deja a las claras que espías vernáculos caminan sobre los talones de la creadora de la Coalición Cívica.

El responsable de la filtración es un hombre llamado Luis Guinle, delegado de la AFI en Paraguay y más que cercano de la número dos de la exSIDE, Silvia Majdalani, a través de un hombre llamado Álvaro González.

Carrió junto a Camino, en Paraguay

El dato inquieta al propio macrismo, fuerza que decidió postular a la mujer al cargo que ostenta hoy, aún cuando se le conocían fuertes vínculos con Francisco “Paco” Larcher, otrora hombre fuerte del espionaje —fue subjefe de la AFI— y “sicario” del kirchnerismo en operaciones sucias de diversa índole.

¿Cómo explicar ahora que el gobierno le permitiera a Majdalani sumar poder y más poder? ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Amén de la necesidad de responder esas dos preguntas, hay un interrogante aún más acuciante: ¿Qué hacía Carrió en Paraguay? ¿Por qué su viaje molestó tanto a un sector de la AFI?

Por lo que pudo saber el Post, Lilita estaría tras los pasos de una organización vinculada al tráfico de drogas, principalmente efedrina, donde participarían excapitostes del espionaje vernáculo junto al narco Ibar Pérez Corradi.

Un dato no menor: está comprobado que este último, sindicado como autor del triple crimen de Gral. Rodríguez de 2008, pudo "profugarse" gracias a los servicios de los espías locales.

La exSIDE, preocupada por la investigación de Carrió

Ciertamente, la trama no es nada novedosa: en el año 2008, la DEA decidió abandonar el país argumentando que el tráfico de efedrina lo manejaba la entonces SIDE.  

Ese mismo año, el organismo norteamericano elevó un informe secreto al gobierno de Cristina Kirchner alertando por el crecimiento del narcotráfico en Argentina. Nadie jamás le dio importancia.

Lilita sospecha también de Cristian Ritondo y del otrora jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Todo centrado en una firma llamada C3, perteneciente a un hombre siempre sospechado llamado Leo Scatturice.

Años más tarde, el abogado de Pérez Corradi, Carlos Broitman —célebre por defender a narcotraficantes—, refrendó un acuerdo con el macrismo para facilitar la extradición de su cliente desde Paraguay.

En ese contexto, reveló detalles explosivos sobre cómo la maquinaria oficial del espionaje local se movió a la hora de traficar efedrina. Son los datos que impulsaron a Carrió a viajar a ese país.

En la trama aparecen complicados tres personajes que supieron tener gran poder dentro del oscuro mundo de los servicios de inteligencia: el extitular de la AFI, Héctor Icazuriaga; el exdirector de Operaciones Antonio “Jaime” Stiuso, el número 2 de la exSIDE durante la Alianza, Darío Richarte —con fuertes vínculos con Daniel Angelici, también implicado— y el mencionado Larcher.

Stiuso, parte de la trama de la efedrina

Son los que operaron en agosto de 2016 para que el entonces titular de Aduanas, Juan José Gómez Centurión, fuera eyectado de su cargo. Fue justo después de que este último descubriera gran cantidad de containers conteniendo… ¡efedrina!

Como sea, en estas horas hay quienes temen que Carrió abandone el espacio Cambiemos de la misma manera que lo hizo Carlos “Chacho” Álvarez en 2000, haciendo implosionar al propio gobierno.

La comparación no es descabellada: durante ese mismo año, el entonces vicepresidente fue víctima de una operación de prensa montada por los mismos protagonistas que aparecen ahora detrás de esta nueva trama.

Entonces, “Chacho” Álvarez apareció en la portada de una revista llamada La Primera, perteneciente a Daniel Hadad —en esos años vinculado a puntuales sectores del espionaje—, donde se ventilaban cuestiones de su vida privada.

La trama vuelve a reiterarse 17 años más tarde, aunque con la salvedad de aquella genialidad que dijo alguna vez Karl Marx: “La historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa”.