La nueva CGT, entre las urgencias y el protocolo

La nueva CGT, entre las urgencias y el protocolo

Por:Luis Tarullo (*)

Finalmente se dio lo que se preveía: la unificación de una parte del sindicalismo y la continuidad de una división que parece ser un karma insuperable para el gremialismo argentino.

Las tres CGT peronistas lograron armar una cúpula conformada por un triunvirato sin fecha de extinción que, de sobrevivir, algún día dará lugar a un secretariado general unipersonal.

Pero del otro lado quedaron el ruralista macrista Gerónimo Venegas, enredado en una maraña judicial mediante la cual impugnó el congreso normalizador; el bancario Sergio Palazzo y el taxista Omar Viviani, todos ellos con un pelotón diverso de seguidores. Y aparte, desde siempre, las dos CTA de tendencia centroizquierdista.

Con lo cual podría decirse que el sindicalismo vernáculo está hoy tan dividido como en la etapa kirchnerista, más allá de las declamaciones.

De todas maneras, el mayor poder de fuego lo tienen las centrales que hicieron la movida unificadora el lunes 22, aunque no dieron ningún paso hacia la protesta y se mantuvieron dentro de los límites de los discursos altisonantes con sus consabidas advertencias.

En forma casi simultánea se conocieron las cifras oficiales de desempleo, aunque ello no iba a mover el amperímetro, pues los sindicalistas saben desde hace rato que la desocupación es alta pero el kirchnerismo la tenía escondida debajo de la alfombra (al menos en las estadísticas) a partir de los desbarajustes que hizo en el INDEC.

La cosa es a futuro, en caso de empeorar el tema, así como la inflación y el poder adquisitivo de los salarios.

Por ahora hay dos puntos de la agenda sindical a los que el gobierno de Macri les ha prestado atención con intensidad diversa: las obras sociales y el Impuesto a las Ganancias.

Sobre el primero, ya les está devolviendo una gran cantidad de fondos que durante largos años les retuvo el kirchnerismo.

En cuanto a Ganancias, el impuesto que degüella los salarios, la administración ha prometido que en septiembre enviará al Congreso el proyecto para modificar las escalas para el cálculo del tributo, con el objetivo de que el nuevo esquema entre a regir el año que viene. No obstante, hasta entonces los sueldos seguirán siendo atacados por los afilados colmillos de las arcas fiscales.

Así, en lo inmediato, la flamante CGT, con su trío conductor, ganará tiempo con las tradicionales gestiones, como cada vez que renueva su dirigencia.

En principio, las clásicas audiencias con los ministros de las áreas que involucran al mundo laboral hasta llegar al Presidente de la Nación (como si no conocieran y no supieran todos las necesidades y los problemas). Semanas. Quizás meses. Siempre fue así. Urgencias sí. Pero también puro protocolo que quizás lo único que hace es demorar definiciones que podrían no ser simpáticas para unos y para otros.

(*) Especial para Mendoza Post