Qué piensa la mujer que más conocía los secretos de Nisman

Aunque Nisman y Sandra Arroyo Salgado estaban separados hace tres años, quienes conocen a la pareja afirman que en realidad funcionaban como una sociedad en el terreno judicial.

Qué piensa la mujer que más conocía los secretos de Nisman

Por:Diego Genoud
Periodista

Sandra Arroyo Salgado no es sólo la ex esposa de Alberto Nisman. La jueza federal de San Isidro es también la llave que abre a la mayor parte de los secretos del fiscal especial del caso AMIA que apareció muerto el domingo último en su departamento de Puerto Madero.

Es sabido que Nisman y Arroyo Salgado estaban separados hace tres años pero quienes conocen a la pareja afirman que en realidad funcionaban como una sociedad que actuaba en el terreno judicial. El vinculo fluido que se les atribuyó siempre con un sector de los servicios de inteligencia nunca fue desmentido. 

El jefe de esa sociedad era Nisman, que respondía al menos desde 1997 al ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio "Jaime" Stiusso. El fantasmal Stiusso habría tenido una influencia decisiva, hace 10 años, a la hora de designar a la reemplazante del juez Roberto Marquevich en San Isidro. 

Algunos sostienen que ya cuando era secretario de la Cámara Federal de San Martín, en 1994, Nisman tenía vínculos con la SIDE menemista.

Al lado de Arroyo Salgado, están quienes consideran que la jueza se separó "a tiempo" del fiscal que había denunciado a la Presidenta de la Nación por encubrir a iraníes vinculados con el atentado a la AMIA a cambio de retomar las relaciones comerciales.

Fuentes judiciales que lo conocieron bien afirman que Nisman era una "marioneta a la que le cortaron los hilos". Arroyo Salgado volvió al país el martes pasado desde Europa: se había encontrado en Madrid con una de las hijas del matrimonio que cumplía 15 años y que había viajado con Nisman.

Arroyo Salgado le dijo a la fiscal Fein que no creía en la teoría del suicidio

Antes de presentarse ante la fiscal Viviana Fein, Arroyo Salgado sólo declaró que no cree que su ex marido se haya suicidado -como afirmó en un primer momento Cristina Kirchner- y pidió ser querellante en la causa. 

Pero quienes la frecuentan no tienen dudas: la jueza sabe mucho más de lo que dijo. Sin embargo, no se escucharon muestras de pesar de su parte: en los tribunales federales aseguran que el detonante de la separación con Nisman fue un tema personal de extrema gravedad que tornó imposible el proyecto familiar.

Si como se dice que la jueza y el fiscal reportaban a la misma terminal, no es menos cierto que a simple vista parecían el agua y el aceite. Mientras estuvieron juntos, Nisman acostumbraba a mostrarse locuaz, divertido y extrovertido en sus charlas con periodistas: daba la impresión de ser un tiro al aire. 

Lograba enseguida empatía y filtraba siempre información que salía a la superficie en función de sus intereses. Arroyo Salgado en cambio prefería esquivar a la prensa y por lo general sólo atendía a quienes eran recomendados por su marido o habían superado su scanneado. Mientras él se mostraba lanzado y dispuesto a todo, ella lucía temerosa y hablaba como si se sintiera vigilada.

Nisman dedicó su vida a una única causa judicial -clave para la historia política de la Argentina de las últimas dos décadas- pero su ex mujer prefirió ocuparse de varias causas resonantes en las que por lo general el gobierno nacional tenía un especial interés. El expediente en el que se investigaba la identidad de los hijos adoptados por Ernestina Herrera de Noble durante la última dictadura fue el que más la expuso. No obstante y a pesar de las críticas que recibió de la oposición, la jueza siempre le transmitió a su entorno que buscó ser lo más rigurosa que pudo. A partir de 2013, la ex esposa de Nisman comenzó a avanzar en la investigación que apunta contra el fiscal general Julio Alberto Novo, el mandamás judicial de la zona norte que es amigo personal de Sergio Massa. 

Arroyo Salgado fue la que imputó a Sergio Massa

Novo estaba denunciado por supuestos vínculos con el narcotráfico y Arroyo Salgado lo imputó por "encubrimiento agravado" en casos conmocionantes como el del doble crimen de Unicenter y el triple crimen General Rodríguez. Esas y otras causas habrían llevado a la magistrada a cultivar una relación directa con los (muy) altos mandos del kirchnerismo.

Nisman y Stiusso acompañaron al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner durante 9 años en los que el matrimonio se alineó con Estados Unidos en la teoría sobre los responsables del ataque terrorista que causó 85 muertes en julio de 1994. Desde que la Presidenta decidió firman el memorando de entendimiento con Irán en 2012, rompieron lanzas en forma tajante. 

Nisman pasó del oficialismo a la oposición y Stiusso siguió actuando como el capataz de una obra en la que algunas planos favorecían al gobierno y otros lo complicaban.

Nisman era muy cercano al espía Stiusso

El memorando de entendimiento con Irán sucedió en el tiempo a la separación de Nisman y Arroyo Salgado. Las fuentes judiciales consultadas, que conocían al matrimonio, sostienen que el fiscal era un "esclavo" de un sector de los servicios de inteligencia y que había perdido la capacidad de decidir sobre sus movimientos: afirman que era incapaz de decir que "No" y lo definen como "una pieza que estaba destinada a explotar". La jueza intentó en cambio preservar algunas zonas de autonomía y fue capaz de decir que "No" o, al menos, de argumentar por qué había cosas que no podía hacer y prefería que no le pidieran.

La estrategia judicial que despliegue a partir de ahora la ex mujer de Nisman tal vez eche luz sobre la muerte del fiscal especial del caso AMIA. Pero además, el rol que asuma la magistrada de perfil bajo que durante la mayor parte de su carrera judicial reportó a su marido puede ser decisivo. Arroyo Salgado tiene la oportunidad de contar algunos de los secretos que su ex pareja se llevó a la tumba y de iluminar una trama de las más oscuras: la guerra de los servicios de inteligencia, el escorpión en el que el proyecto kirchnerista eligió confiar durante la mayor parte de sus años en el poder.