Majo, Marina, la burundanga y la idiotez de los medios

Majo, Marina, la burundanga y la idiotez de los medios

Por:Christian Sanz
Secretario Gral. de Redacción (click en autor)

En las últimas horas, la madre de María José Coni, una de las jóvenes mendocinas asesinadas en Montañita, rechazó los trascendidos que indicaban que a su hija y a Marina —su amiga— les habían drogado con burundanga.

Todo se trató de una versión, solo eso, que alguien lanzó desde Ecuador y los medios “compraron” sin contrastar mínimamente.

Cuando empezó a mencionarse esa posibilidad, comencé a refutarlo desde mi cuenta de Twitter, contradiciendo incluso lo publicado por este mismo diario.

Lo hice sobre la base de una investigación anterior —hecha por mí, claro— donde expliqué los mitos detrás de la existencia de la burundanga.

“La familia de las mendocinas cree que las drogaron con burundanga... que alguien les explique que es una leyenda urbana”, dije el 17 de marzo, pensando que el propio clan había tirado esa versión.

Luego insistí: “Es terrible que insistan con la mentira del burundanga”. Lo hice siete días después, el feriado del 24 de marzo. Acto seguido, invité a leer mi nota sobre esa droga, llamada científicamente escopolamina.

Era obvio que finalmente la noticia sería desmentida, por mero sentido común. Ciertamente, la ciencia refuta ese tipo de cuestiones, no se trata solo de una discusión periodística.

La lección que debe quedar para la prensa es clara: la información debe contrastarse, aún cuando se pierda la primicia. En todo caso, debe publicarse en condicional, con las advertencias del caso.

En mi nota —la de la burundanga, insisto— culmino diciendo algo que vivo reiterando hasta el hartazgo sobre el trabajo periodístico: “La mejor vacuna siempre es la misma: una justa dosis de escepticismo, sazonada con algo de sentido común y el agregado de certera información”.